Por Julio A. Muriente Pérez-.
Un objetivo del imperialismo internacional liderado por Estados Unidos consiste en la invisibilización de las luchas que libran nuestros pueblos por su libertad. Las borran de los libros de historia, las manipulan y adulteran, difaman a sus dirigentes, montan campañas mediáticas llenas de mentiras y prejuicios, en fin, nos quieren proyectar como incapaces, cobardes y hasta felices o satisfechos con nuestra condición de subordinados.
La situación es peor cuando se trata de una nación sometida a la dominación colonial, como es el caso de Puerto Rico. Para muchos el colonialismo es cosa del pasado. Tanto así, que algunos estudiosos afirman que desde hace tiempo vivimos en el postcolonialismo.
Los pueblos sometidos al colonialismo sufren un proceso de cosificación, dirigido a que vayan dejando de ser sujetos históricos para reducirse a simples piezas manejables por los dominadores. La descolonización es por principio de cuentas un proceso de afirmación existencial. Por eso es tan importante para nosotros definir a Puerto Rico, en ese orden, como una nación caribeña y latinoamericana sometida al colonialismo desde hace más de 500 años. Una nación con una historia de lucha anticolonial.
Es en ese contexto que quiero referirme a Rafael Cancel Miranda, patriota puertorriqueño fallecido en marzo pasado y que el pasado 18 de julio hubiera cumplido 90 años.
Cancel Miranda y otros tres patriotas puertorriqueños –Lolita Lebrón, Andrés Figueroa Cordero e Irving Flores– protagonizaron una de las acciones revolucionarias más audaces e impactantes de la historia moderna. El primero de marzo de 1954 escenificaron un ataque armado al Congreso de Estados Unidos, en reclamo de la independencia de Puerto Rico. Varios años antes –el primero de noviembre de 1950 y mientras se luchaba en las calles de Puerto Rico– otros dos patriotas boricuas, Oscar Collazo y Griselio Torresola, atacaron a tiros la casa Blair, residencia del entonces presidente Harry Truman. Esos estremecedores actos fueron la respuesta del Partido Nacionalista a la imposición del Estado Libre Asociado en 1952, con la intención de perpetuar la condición colonial iniciada tras la invasión militar del 25 de julio de 1898.
Llevar la lucha armada a las entrañas de la metrópoli fue una táctica utilizada también por los independentistas argelinos, cuya revolución armada inicio ese mismo año 1954. Un año antes –el 26 de julio de 1953– se había dado el ataque al cuartel Moncada, en Cuba; el mismo año en que cesó la guerra en la península de Corea.
Antes de los sucesos del Congreso, a los 18 años, Rafael fue condenado a dos años de cárcel en prisiones estadounidenses, por negarse a servir en el Ejército yanqui en su agresión a Corea.
Griselio Torresola murió en combate en 1950. Oscar Collazo pasó 29 años en cárceles estadounidenses. Rafaelito, Lolita, Andrés e Irving estuvieron un cuarto de siglo en las prisiones de aquel país. A su regreso, en 1979, los cinco se incorporaron a la lucha que había sido su vida, por la liberación de nuestra nación.
Entre estos, Rafael Cancel Miranda descolló como un extraordinario dirigente político nacional. Tuvo el gran privilegio de compartir con los suyos por más de cuatro décadas, luego del destierro al que fueron sometidos. Se distinguió por su espíritu unitario, por su firmeza ideológica y por su capacidad política.
Rafael fue un gran caribeño y latinoamericano, activo internacionalista y militante de causa de Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Palestina y de otros pueblos en lucha.
Le recordamos con profundo respeto y admiración en su 90 aniversario, como un gran modelo a seguir por quienes hoy continuamos luchando por la libertad de Nuestra América.
* Catedrático Universidad de Puerto Rico y dirigente del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano (MINH) de Puerto Rico
Leave a Reply