abril 16, 2024

Elecciones en Puerto Rico: un voto de inconformidad


Julio A. Muriente Pérez .


Tras el resultado de las elecciones coloniales celebradas el pasado 3 de noviembre en Puerto Rico, todavía nos sorprenden algunos resultados inesperados, sobre todo en la legislatura.

En Puerto Rico están empadronadas 2.355.894 personas. Votaron alrededor de 1.2 millones, o más o menos el 52% del total de inscritos. Casi la mitad –1.164.999 personas o cerca del 48% de los electores– no fue a votar.

Se confirma la tendencia abstencionista de los pasados años. El desprestigio de las elecciones en la colonia es creciente.

El candidato del anexionista Partido Nuevo Progresista (PNP), Pedro Pierluisi, ganó con aproximadamente el 33% de quienes fueron a votar. Esa cifra equivale a 16.5% si se considera el 100% de las personas inscritas. Charlie Delgado, candidato del colonialista Partido Popular Democrático (PPD), obtuvo el 31.5%, o el 15.9% del total de inscritos.

Pierluisi será un gobernador minoritario. Además, su partido perdió el control de Cámara y Senado, así como de importantes ciudades.

La suma de los votos de Movimiento Victoria Ciudadana (MVP, progresista, 14.35%), el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP, 13.81%) y el conservador Proyecto Dignidad (7%) supera los obtenidos por Pierluisi/PNP.
Para los anexionistas los 622.000 votos que obtuvo el Sí en el plebiscito “estadidad sí o no” (no vinculante y descalificado por el gobierno estadounidense), que se celebró simultáneamente, constituyen una victoria. Esa cifra equivale al 52% de los votos emitidos, pero en realidad corresponde al 25% del total de electores inscritos. El 3.1% de las papeletas fueron dañadas o depositadas en blanco, como un evidente voto de rechazo a dicha consulta, desacreditada desde su origen.

En el afán de presentarse como mayoría indiscutida, en otra consulta “plebiscitaria” efectuada en junio de 2017, los anexionistas dijeron que la anexión obtuvo más del 98% de los votos. Pero hubo casi un 80% de abstención en aquella farsa. En realidad la anexión no superó el 23% de los sufragios.

Si diéramos por buena su demagogia estadística, en 2020 redujeron del 98% al 52%; 46% en tres años y medio. Lo cierto es que constituyen un sector que, aunque fuerte, sigue siendo minoritario.

Es evidente la inconformidad mostrada por el pueblo puertorriqueño; desde la abstención masiva, hasta los impactantes avances de los llamados partidos emergentes y el descalabro de los partidos “oficiales”.

En cuanto al gobierno de Estados Unidos, que es el poder real, la colonia sigue siendo pertinente. Por eso ha impuesto una Junta de Control Fiscal (JCF), no para transformar al ELA, sino para insuflarle vida precaria a ese sistema en quiebra y fungir como agencia de cobros para asegurar a Wall Street y los fondos buitre el pago de una deuda de más de 70 mil millones de dólares.

Recientemente, la Directora Ejecutiva de la JCF, Natalie Jaresko, le advirtió a la gobernadora colonial Wanda Vázquez que redujera las pensiones de retiro o habría que despedir a miles de empleados públicos. Fue una orden seca.
Justo después de las elecciones, el FBI –policía política de Estados Unidos– arrestó a un legislador del PNP que acababa de ser reelecto, acusándolo de corrupción.

Son ellos, los federales, los que mandan.

Tras las elecciones coloniales, podría haber algunos cambios en el país. El gobierno entrante incluye personas muy comprometidas con el pueblo, particularmente en la legislatura.

Más allá de las urnas, hemos descubierto el valor decisivo de la calle. Tenemos la oportunidad de dar pasos adelante en la transformación efectiva de nuestra sociedad.


* Catedrático Universidad de Puerto Rico y dirigente del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano (MINH) de Puerto Rico

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