Por Rafaela M. Molina Vargas *-.
Este 22 de enero de 2022 se celebraron los 13 años desde que Bolivia marcó el paso inicial y determinante para dejar atrás la configuración colonial de República y constituirse en un Estado Plurinacional. Cinco días después, el 27 de enero, se aprobó declarar a Chile como un Estado Plurinacional e Intercultural, como parte del trabajo que se desarrolla en la Convención Constitucional de ese país. Esta transformación, lejos de ser nominal, representa avances fundamentales, no solo por el reconocimiento necesario a cada nación y pueblo indígena, sino porque también tiene repercusiones sobre la manera de considerar la naturaleza y la conservación.
La conservación de la biodiversidad implica esfuerzos necesarios y urgentes que son parte de la lucha contra la crisis ecológica. Sin embargo, la conservación de la biodiversidad no está desvinculada de objetivos políticos y económicos [1] regionales e internacionales. Varias estrategias de conservación surgieron, y en muchos casos se mantienen, bajo una lógica de control y dominación del territorio. Es así como, desde la primera área protegida de Estados Unidos hasta áreas protegidas en Argentina [1], Chile [2] y otros países de nuestro continente, estuvieron vinculadas con desplazamientos o incluso matanzas de poblaciones indígenas.
Estas formas de conservación permitieron el despojo del territorio de las comunidades y contribuyeron a la invisibilización y eliminación de culturas, cosmovisiones y modos de vida. Según Robbins [3], muchos de los esfuerzos por conservar la naturaleza han logrado “desactivar los sistemas locales de vida, de producción y de organización socio-política”. Es por ello que el reconocimiento de la plurinacionalidad representa un gran avance, no solo como parte de un proceso de descolonización y restauración de derechos, sino porque abre las posibilidades de construir una conservación que no niegue a las comunidades indígenas y, en cambio, las reconozca como fundamentales para la sustentabilidad y para la construcción de país.
Reconocer la plurinacionalidad significa recuperar y retomar las visiones y epistemologías de los pueblos indígenas que fueron tanto tiempo invisibilizadas y que constituyen tanto una resistencia contrahegemónica como un horizonte alternativo a la ecología-mundo capitalista. Tal es el caso del concepto de Madre Tierra que, a diferencia de la visión colonial que desacopla sociedad y naturaleza, integra y reconoce la interdependencia de nuestras sociedades con los ecosistemas y por tanto no concibe una conservación de los ecosistemas sin humanos, ni humanos sin ecosistemas. Esta visión como base debería permitirnos pensar nuevas formas de conservación que no impliquen el aislamiento de ecosistemas y desplazamiento de comunidades, sino que refuercen la interrelación entre nuestros sistemas socio-ecológicos.
Si bien existen corrientes de conservación con intenciones genuinas, negar o no considerar el contexto socio-económico y político puede generar una percepción incompleta de la realidad. Es por ello que numerosas veces la conservación lejos de reconocer la importancia y construir desde el Estado Plurinacional, lo ataca y asume como amenaza.
La conectividad de los ecosistemas es un factor importante para la efectividad de las estrategias de conservación. Reconocer y ejercer la plurinacionalidad constituye una oportunidad para crear estrategias a mayor escala espacial y a largo plazo al amplificar las voces y promover el diálogo y coordinación entre los territorios de las naciones y pueblos indígena-originarios. En este sentido, existen muchas cuestiones pendientes que necesitan profundizarse para construir una conservación desde el Estado Plurinacional.
Bolivia es uno de los pocos países megadiversos del planeta. Con todo, la gran biodiversidad de la Región corresponde igualmente a una gran diversidad cultural. Es decir, las regiones más biodiversas son a la vez territorios indígenas. Esto hace fundamental no solo reconocerlos, sino plantear una nueva forma de conservación que no reproduzca opresiones, que respete y priorice los derechos indígenas, que recupere sus visiones y que, en definitiva, sea nuestra resistencia contra la crisis ecológica y sistémica desde el Sur Global. Para lograr la sustentabilidad y un nuevo horizonte necesitamos, hoy más que nunca, debatir y construir una conservación plurinacional.
- Bióloga, con una maestría en Ecología, Biodiversidad y Evolución de la Universidad La Sorbona, ecosocialista, feminista, miembro del Comando Madre Tierra.
1 Trentini, Florencia 2012. “Ecología política y conservación: el caso del ‘co-manejo’ del Parque Nacional Nahuel Huapi y el pueblo Mapuche”. Revista Pilquen – Sección Ciencias Sociales 15: 1-11 Universidad Nacional del Comahue Viedma, Argentina.
2 Aylwin Jose, Yáñez Nancy, Sanchez, Rubén (2014). Pueblo Mapuche y recursos forestales en chile: devastación y conservación en un contexto de globalización económica. Observatorio ciudadano, Iwgia.
3 Robbins, Paul (2004). Political ecology: a critical introduction. Blackwell Publishing.
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