abril 16, 2024

Brasil espió a Argentina durante la guerra de Malvinas, revelan documentos oficiales

La última dictadura brasileña espió a Argentina durante la guerra de Malvinas y también se apoderó de un misil británico que analizó antes de devolverlo a los ingleses, aseguró el diario Estadão en una nota que anticipa una nueva polémica en la relación bilateral de los países sudamericanos.

El medio tuvo acceso a documentos del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Brasil que están guardados en el Archivo Nacional y que serán revelados formalmente el próximo mes.

De acuerdo con los informes, en 1982 el Gobierno encabezado por João Baptista de Oliveira Figueiredo instaló una «red de búsqueda de información» en Argentina que involucró a personal diplomático y militar y cuyo principal objetivo era evadir la censura sobre los pormenores del conflicto armado.

«Para sortear este obstáculo, además de los contactos habituales con los sectores de Inteligencia del Estado Mayor de cada una de las Fuerzas Argentinas, generalmente evasivas y reticentes, se procuró una relación más estrecha con otros agregados militares de confianza, que fueron más activos y dinámicos en el seguimiento del conflicto», señaló el citado medio.

El 2 de abril de 1982, el dictador Leopoldo Galtieri anunció la recuperación de las Islas Malvinas, un territorio ocupado por Reino Unido desde el siglo XIX, lo que dio inicio a una guerra que duró dos meses y medio, que ganaron los británicos, y que dejó un saldo de 904 soldados muertos, 649 de ellos argentinos.

Desde entonces, la reivindicación de la soberanía argentina en las Malvinas es una política de Estado que incluye el llamado a un diálogo, que es apoyado por Naciones Unidas y al que Reino Unido se niega.

Las revelaciones sobre el papel que jugó Brasil se dan en una fecha sensible, ya que se acaba de cumplir el 40 aniversario del inicio de una guerra que sigue siendo una herida abierta en la sociedad argentina.

Otra revelación que anticipa una polémica indica que la dictadura brasileña también aprovechó el aterrizaje del bombardero británico Vulcán en Río de Janeiro para apoderarse de un misil antirradar AGM-45 Shrike que había sido fabricado en EE.UU., al que desmontaron y examinaron antes de devolverlo a los británicos.

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