marzo 28, 2024

Colombia y la revancha popular


Por Marcelo Caruso Azcárate * -.


Importantes protocolos y hasta teorías del pensamiento crítico fueron cuestionadas y enriquecidas durante el proceso de la posesión presidencial, fenómeno que vale la pena reseñar sin pretensiones académicas. En primer lugar, el protagonismo social político de la sociedad civil popular en toda su diversidad, que contó con la promoción y aceptación del propio gobierno entrante. Primero, fue la posesión frente a los pueblos originarios, luego frente a los movimientos sociales resistentes y, finalmente, frente a una multitud plena de emociones que demostró un nivel de consciencia política muy superior al que anunciaba Antonio Negri, inédito para este tipo de ceremonias.

Una larga revancha –que no es venganza– se venía preparando en la historia colombiana desde las luchas anticoloniales de los Comuneros del Socorro, hasta los estallidos-levantamientos que marcaron los tres años anteriores. No conozco un caso similar, donde la historia de las resistencias haya sido el eje de la reflexión y la acción reivindicatoria y reparadora de un cambio de gobierno. De lo cual no solo fueron parte el emocionante regreso a la lucha por la paz de la espada de Bolívar –junto con los profundos discursos oficiales–, sino que sorprendió el protagonismo de las decenas de miles de participantes, quienes con una justa y adecuada orientación política aplaudieron y abuchearon a las autoridades extranjeras visitantes, de acuerdo a lo que se merecían. El Rey de España y el presidente del Ecuador, ganadores por meritocracia negativa, estaban perplejos y sintiéndose en el lugar equivocado, y los más aplaudidos, presidenta de Honduras y presidentes de Bolivia, Chile y Argentina, reflexionaban frente a un escenario donde la política integraba a gobernantes y gobernados, con primacía de la voz popular. Faltó la delegación de alto nivel de los Estados Unidos que, seguramente, habría logrado el primer lugar en abucheos, y la de Cuba, que triunfaría en los aplausos. La democracia de excepción que caracterizó Hugo Moldiz como una versión autoritaria de la democracia liberal, encontraba una excepcional ampliación directa y consciente, que hace parte de una consciencia continental en desarrollo.

Pasado ya este momento, largamente luchado con sus víctimas y símbolos históricos, quedan planteados 10 grandes ejes que se pueden ensamblar con los 10 puntos del Comité Nacional de Paro. Para lograrlos, como se planteó en la posesión frente al movimiento social, cada uno de ellos tendrá que potenciar la construcción concreta de sujetos sociales empoderados que los impulsen y concreten, para que así sea posible convertirlos en las reformas y transformaciones que se han acumulado y exigido en más de 200 años de dominación neocolonial.

El Imperio está confundido, manda saludos y luego no asiste; los gobiernos de Europa no tienen tiempo para observar a América Latina, pues se están mirando el nuevo ombligo al que los han conectado. La integración de los pueblos y gobiernos progresistas y de izquierda del continente tiene hoy nuevas propuestas para abordar los desafíos comunes, las que habrá que pensar y enriquecer abriendo el debate al conjunto de la sociedad de los de abajo. Ellas y ellos ya hablaron en la Plaza Bolívar de Bogotá y seguirán actuando para lograr sus pequeños y grandes sueños.


*       Filósofo.

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