Discolandia Dueri & Cía. Ltda. es la compañía discográfica más grande del país. Con diferentes roles en la industria de la música, esta compañía tuvo su propio estudio de grabación, donde pasaron los más prestigiosos músicos bolivianos para buscar el mejor sonido en los álbumes que iban produciendo. Se ha convertido en un archivo histórico y en un patrimonio musical. Conserva más de 10 mil cintas, ejemplares originales de discos de vinilos y afiches. Dueri alguna vez pensó en volverlo un museo.
Son 64 años de actividad. Es allí donde los músicos se refugiaban para poder grabar sus éxitos. Ahí se prensaron los discos de vinilo, luego los casetes y los CDs.
La iniciativa nació con Miguel Dueri, uno de los mayores emprendedores de la ciudad, quien fundó Discolandia y también fue gerente de la Radio Panamericana, empresario y un gran violinista de la Orquesta Sinfónica de Bolivia.
La historia
El año 1958 Miguel Dueri junto a su esposa Miriam Saba atendían un bazar en la calle Evaristo Valle, donde comercializaban variados productos importados de los Estados Unidos y también de Europa. En esa tienda tenían una victrola que sonaba todo el día, ya que la música era muy importante para él, quien se hallaba siempre actualizado y comprando algunos discos de época.
Él tenía una preocupación: Si bien en la ciudad de La Paz no había una demanda muy grande de venta de música, muchos de sus compradores exigían las novedades, y acá llegaban un poco atrasadas, a veces hasta pasadas de moda, entonces ya no los podía vender. Esa preocupación iluminó a Dueri para abrir su propia empresa e industria discográfica.
Además, en ese momento existían muy pocas empresas de grabación y fabricación de discos, por lo cual los grupos bolivianos tenían que viajar al exterior. La idea de Dueri fue muy ambiciosa. Se quedó con un gran stock que no pudo vender, además que la importación le significada un elevado costo, y tiempo. Entonces decidió crear el estudio de grabación y la fábrica de discos de vinilo.
La primera tienda se ubicó en la calle Sagárnaga, frente a la Iglesia San Francisco, en el número 123. Es ahí donde llegaron las consolas norteamericanas, micrófonos de origen alemán, grabadoras y todo lo que significaba un estudio de grabación. Poco a poco fue montando el estudio, después vino la fabricación de discos de vinilo.
Recién para mediados del año 1963 lograron montar la fábrica de discos de vinilo, pero lastimosamente tuvieron algunas fallas y no pudieron hacerla funcionar en su plenitud. Es entonces que acudieron a un técnico brasileño llamado Moura, quien al revisar la fábrica hizo un par de ajustes eléctricos de instalación y esta comenzó a operar.
Discos de vinilo
Para el 13 de diciembre de 1963 Discolandia pudo por fin publicar su primer disco: Un simple con la canción “Horizontes”, un éxito chileno de los hermanos Arriagada, interpretado por Airto Rau, un joven imitador de gran talento. Dueri cuenta en entrevistas que, para lograr compaginar ese primer disco, tardaron alrededor de un par de semanas y que no lo hubiera conseguido si no fuese gracias a su fino oído de violinista. El primer disco tenía un precio de siete bs.
El segundo disco fue de Fermín Barrionuevo, quien integraba una de las primeras orquestas formadas en la ciudad de Cochabamba por el maestro Antonio Albornoz, convirtiéndose en uno de las más prestigiosas que tuvo nuestro país. Uno de sus éxitos fue la cumbia El Orangután.
Después trabajaron con El Trío Oriental, Los Cantores del Valle, Los Jairas, Luis Rico, Los Caminantes, Los Puntos, Zulma Yugar, grupos de rock como Loukass, entre muchos otros. Asimismo, organizaba festivales de música en busca de talentos que grabaran las canciones de moda.
Discolandia comenzó a tener un gran éxito. La venta de los primeros discos de vinilos les abrió numerosas puertas. Dueri alcanzó lo que proyectaba: La inmediatez en la música, tener el disco de manera rápida para poder ofertar a su clientela. En alguna entrevista dijo: “Apenas salía un hit en el extranjero nosotros hacíamos covers para encontrar imitadores, cantantes nacionales. No podíamos copiar la canción original, por eso les convocábamos. Conocíamos el medio y sabíamos quién podía imitar tal canción. A veces nuestra versión vendía mucho más que un disco original”.
Cada parte de los discos de vinilo de Discolandia se produjo en Bolivia, desde la tapa, las etiquetas, los discos en sí mismos, y la música que contienen. Para prestigiosos coleccionistas son muy importantes, sobre todo, las tapas, las portadas que solo la disquera sacó, transformando así la industria de la música en el país.
La tecnología cambió todo, la gran empresa que algún día albergó a más de 200 empleados hoy esta reducida a 20. Lo mismo pasó con las tiendas, que poco a poco se fueron cerrando. Hoy en día existe un estudio digital que se encuentra en la zona de Obrajes.
Pendrive
La tecnología obligó a Discolandia a reinventarse y comenzar a ofrecer música de forma digital, vendiendo una memoria USB de ocho gigas con canciones del programa radial Surcos Bolivianos (que tiene siete volúmenes de música nacional); además de tres colecciones con las mejores interpretaciones de cuecas del país. El precio de esta propuesta es de Bs80.
También están pensado repetir esta experiencia en indistintos ritmos musicales, anunciando: “Digitalizamos nuestras cintas, por lo que será mucho más fácil llegar a nuestros clientes, no solamente con dispositivos físicos (CD, pendrive, casete), sino también en plataformas digitales”.
Disco de Oro
Hace unos años Discolandia tuvo el honor de realizar la entrega del Disco de Oro al maestro Willy Claure en una conferencia de prensa organizada en el Hotel Presidente, por el éxito en ventas de su producción “Cuecas para no bailar”, álbum que contiene 15 cuecas, de las cuales 10 son composiciones del autor y las cinco restantes otros reconocidos compositores bolivianos.
Radio Panamericana
Fue una de las empresas más queridas de Miguel Dueri, fundada el 17 de julio de 1972, hace 50 años. En la actualidad es considerada la radio bandera de Bolivia, debido a su amplia cobertura en el territorio en tiempos donde solo existían Radio Nacional y Radio Illimani.
Radio Panamericana fue la niña de sus ojos, porque complementaba el trabajo con Discolandia promocionando nuevos artistas musicales. Fue una combinación perfecta para la industria musical. Dueri, además, tenía su programa semanal: “Siempre en domingo”. Hoy los hijos preservan ese legado y constancia.
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