A la XV Cumbre de los Brics, China asistirá para consolidar su ascenso hacia el sitial de primera potencia económica; Rusia para demostrar el fracaso de la política aislacionista de Washington; y Latinoamérica, al menos una parte, para convencerse de que un nuevo tiempo ha llegado, tal vez libre del tutelaje gringo.
Bolivia tendrá la oportunidad de impulsar su industrialización en condiciones más favorables que las ofrecidas por Europa en la cita Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) – Unión Europea (UE). Y de ir Francia, será para convencerse de que el Viejo Continente necesita liberarse del pesado lastre de su amigo gringo. Y, desde todo enfoque, la cita es una mala noticia para los Estados Unidos.
Una cumbre importante para Bolivia
Bolivia participará en la próxima cumbre de los Brics, a celebrarse en Sudáfrica a finales de este mes, bajo la condición de país invitado que compartirá junto a otros Estados a los que se les dedicará una jornada especial para atender sus propuestas. La noticia fue dada a conocer por el canciller Rogelio Mayta, quien reveló que previamente se cursó una solicitud para asistir al encuentro, respondida poco después por el país anfitrión, que recibirá al presidente Luis Arce este 24 de agosto.
Brics, para quien haya pasado la última década bajo una roca, es el acrónimo que reúne a las economías emergentes más relevantes de este siglo: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, cuyo aporte al PIB mundial supera el 25%, a la par que concentran cerca del 41% de la población del globo y comprenden, entre todas, el 29% de la extensión territorial del planeta, cumpliendo los principales requisitos usuales del crecimiento económico. Y todo esto sin mencionar la posesión de recursos naturales, capitales, mercados y mano de obra. Llevan sosteniendo reuniones desde 2009, y a partir de 2011 con Sudáfrica. Una tendencia que mantuvieron hasta el acontecimiento de la pandemia de 2020, y con menos impulso debido a las inclinaciones aislacionistas que promovió el gobierno de Bolsonaro en la política exterior brasileña.
Cada uno de estos países ha demostrado ser capaz de resistir los embates de la crisis económica originada en los Estados Unidos en 2008, sosteniendo tasas de crecimiento económico constantes –así sea con cifras pequeñas–, con excepción de Brasil, que sufrió situaciones de decrecimiento económico entre 2015 y 2017. A pesar de ello, han demostrado tener mayor resiliencia que los Estados Unidos y la Eurozona para la crisis provocada por la pandemia de coronavirus, que obligó al mundo a implementar cuarentenas que paralizaron la economía por lo menos un semestre.
Es fácil comprender por qué países como Francia tratan de colarse a la fiesta, y por ello mismo debe tomarse en cuenta que la condición de invitado que tendrá Bolivia no es en absoluto marginal, como tampoco lo será la de Estados como Arabia Saudita, Argelia, Argentina, Egipto, Indonesia, Irán, Turquía y Venezuela, cuyos presidentes fueron confirmados para atender la reunión de Brics Plus, el día 24, mientras que los días 22 y 23 estarán reservados para los miembros oficiales del grupo que busca consolidarse formalmente como bloque económico en este cónclave cuya organización no está libre de polémica. En todo caso, un espacio colmado por economías poderosas entre las que podrá negociar y desenvolverse el Estado Plurinacional de Bolivia.
El contexto de la organización
El 22 de junio el viceministro ruso de Relaciones Exteriores Serguéi Riabkov criticó la invitación que extendió Sudáfrica al presidente de Francia para la XV Cumbre. Moscú acusó la política unilateral de Francia en contra de su país, que derivó, entre otras cosas, en una orden de arresto en contra del presidente Putin emitida por la Corte Penal Internacional (CPI), de la que no es signataria Rusia, pero sí Sudáfrica, y que podría considerarse como una acción apoyada por el gobierno de Macron. La orden de arresto contra Putin no parece ser un asedio directo de los Estados Unidos contra el Brics, pero debe ser tomada en cuenta en la viabilidad y futuro de la alianza. En todo caso, el objetivo de aislar al Kremlin parece ser un fracaso de la diplomacia estadounidense hasta el momento, y uno por el que podría pagar la diplomacia europea.
La situación de Francia no se ha definido con Macron criticando la influencia de Rusia en África como una fuerza colonial y desestabilizante, al calor de un golpe de Estado en Níger cuyos representantes denuncian, paradójicamente, las consecuencias de la herencia colonial francesa y su actual política extractivista de uranio en su economía.
Al respecto, debe aclararse que China apoya el proceso de expansión de los Brics, de acuerdo a su vocera del Ministerio de Asuntos Exteriores, aunque sin haberse referido específicamente a la situación del país europeo. Sí destacó, por otro lado, que deseaban apoyar mercados emergentes y la cooperación entre países en desarrollo. Francia no es un país en desarrollo, Bolivia sí lo es.
Algunas claves geopolíticas del encuentro
En pleno contexto de desdolarización de la Región y del mundo, la ministra de Relaciones Exteriores de Sudáfrica señaló que se discutirá la posibilidad de implementar una moneda común en el grupo de los Brics. Esto implicaría sus propios desafíos, advirtió el presidente de su Banco Central, sin descartar por ello la idea. No obstante, Brasil ya propuso algo parecido para Latinoamérica y en ello fue secundado por Bolivia y Venezuela, pero no por Argentina. La crisis de divisas de la Región puede influir positivamente en ello y contraproducentemente para los Estados Unidos, que han decidido convertir al dólar no en un mecanismo de chantaje diplomático, sino en un arma de disuasión económica.
Por otro lado, Putin señaló que se considerarán planes para aumentar la liquidez del nuevo Banco de Desarrollo del Grupo Brics, presidido nada menos que por Dilma Rousseff, expresidenta de Brasil derrocada mediante un golpe blando en 2016, año desde el cual entró en funcionamiento la entidad financiera destinada a contrarrestar, sino es que desplazar, al Fondo Monetario Internacional (FMI) y sus tradicionales políticas de ajuste económico tan desgraciadamente recordadas en esta parte del mundo. Financiamiento orientado sobre todo al sector energético y la construcción de grandes proyectos de infraestructura, de los que podría beneficiarse Bolivia.
Estamos, por lo tanto, ante una reunión que parece estar orientada a declarar el fin del sistema económico internacional modelado por Washington con la Conferencia de Bretton Woods después de la Segunda Guerra Mundial. Es decir, a cerrar el ciclo de predominancia estadounidense inaugurado tras la gran conflagración, con aquel país como principal fuente de financiamiento mundial, junto a su moneda como protagonista única.
Otras claves para comprender el evento
La cumbre de los Brics tiene entre sus miembros a dos Estados que actualmente se encuentran bajo la mira de la principal potencia militar del planeta: a punto de ser superada en un muy corto plazo por China, mientras la gigante de Rusia amenaza con desplazarlo como principal fuerza militar en el Hemisferio Oriental. En ese sentido, la consolidación de la Ruta de la Seda, a la que contribuirán los proyectos a firmarse en el Brics, debe ser tomada en cuenta con los acontecimientos que se derivan de la guerra en Ucrania.
Paralelamente a ese escenario tan inquietante para Washington debe añadirse el retorno de Brasil como parte de la segunda ola progresista que azota Latinoamérica, tradicionalmente considerado como su patio trasero y que se debate por su propio lado entre variadas alternativas de integración regional o el descarte de esta alternativa para su futuro, cada día más ajeno a los Estados Unidos. En ese sentido, las recientes giras de representantes del gobierno de Biden a la Región, como Laura Richardson, jefa del Comando Sur, entre otros, deben ser consideradas como un correlato natural de semejante escenario.
Consideremos, entonces, lo que significa la reunión de los Brics para Latinoamérica, para Europa, para Rusia, para China y, finalmente, para los Estados Unidos. En síntesis:
- Para los Estados Unidos el encuentro no puede ser otra cosa que desalentador, pues no solo se trata de una plataforma de despegue hegemónico para sus principales rivales, China y Rusia, sino de un espacio que disputa a sus propios aliados, como Francia, que ya comienza a sentir las consecuencias destructivas de la geopolítica yanqui junto al resto de Europa.
- Para China, potencia económica en plena ampliación diplomática bajo el principio de “Una sola China”, el encuentro debe ser considerado como una puerta o escalón más en una estrategia multifacética de posicionamiento en la cúspide del orden económico global. Los Brics, en pocas palabras, le abren las puertas a distintas regiones del mundo, desde América Latina hasta África, el complejo continente asiático e incluso la tradicionalmente sometida aliada de los Estados Unidos: Europa. China suele negociar tratados de libre comercio de forma bilateral con varios países de los que compra materias primas, pero sabe de la importancia de los espacios multilaterales. Es el actor dominante en este escenario.
- Rusia, cuya iniciativa en este foro no es menor, tiene la palestra perfecta para contrarrestar la política de aislamiento y sanciones impulsada por Washington, además que puede establecer lazos comerciales con numerosos Estados otrora aliados incondicionales de a la Casa Blanca, como Arabia Saudita, o fortalecer alianzas propias con países como Brasil o Turquía. Así como ganar nuevos aliados como India, Argentina o, aunque militarmente irrelevante, Bolivia. Al respecto, no se debe olvidar: Rusia es un gran productor no solo de armas, sino de energía. Dos mercados de suma importancia para cualquier Estado en tiempos de reconfiguración geopolítica global.
- Para Europa, aunque no estará presente completamente en la reunión de los Brics (de hecho, no sabemos si lo estará en lo absoluto) el encuentro es igualmente relevante porque señala un nuevo tiempo en el que países que le fueron tradicionalmente sometidos, como algunos de África o América Latina, gozan hoy de mayor relevancia y tienen el sartén por la manga en algunos mercados: como el de materias primas. Asimismo, su mayor rival, Rusia, suma más aliados e influencia. Al respecto, debe recordarse el resultado que tuvo para Europa su reunión con la Celac hace unas semanas: un desconcierto generalizado en el que no pudo impulsar una censura general contra Rusia y el rechazo de la Región a mantenerse en su condición de espacio subordinado y dependiente. Se plantearon interesantes proyectos de acercamiento entre ambas regiones, es cierto, como la construcción de una red submarina de fibra óptica que permitirá intercambiar datos e información provocativamente llamada BELLA, además de la propuesta de proporcionar tecnología y conocimiento para enfrentar la muy próxima transición energética, pero todo sin impulsar el verdadero cambio que se busca en estas latitudes: industrialización, emancipación política y económica y la superación de la desigualdad. Europa no es ciega, sin embargo, y los atisbos de una Doctrina Sinatra demuestran que está consciente de su necesidad de alejarse o, por lo menos, hacerse más autónoma de su capataz gringo.
- Es para Latinoamérica que esta reunión resulta esencial. La crisis de la Organización de Estados Americanos (OEA) demuestra que está lista para emanciparse del tutelaje opresivo de Washington, mientras que el estancamiento del Mercado Común del Sur (Mercosur) evidencia las limitaciones de su capacidad de integración económica bajo un contexto de desindustrialización generalizada. Una realidad que no puede ser atribuida exclusivamente a China, debido a que, como lo señaló hace tiempo el excanciller Celso Amorím, si no fueran chinos los capitales que nos reprimarizaron serían estadounidenses. Y si la Celac con Europa expresaron que muchos de nuestros intereses ya no convergen con la vieja metrópoli, los encuentros de la Celac con China confirmar que aún no se tiene la predisposición para negociar en bloque asuntos tan estratégicos como la industrialización del litio. En la Celac misma, sin aditivos, el retorno de Brasil debe ser visto como la mayor oportunidad de todas, la puerta de Latinoamérica hacia un nuevo mundo es el mismo gigante verde. En conclusión: Latinoamérica debe ver en Brasil, como parte de los Brics, la salida de su condición periférica, a ser financiada por nuevos aliados y no capataces.
Para Bolivia
Bolivia está asistiendo a una de las cumbres más trascendentales de las últimas décadas, que será parte del hilo de acontecimientos que expirarán el orden mundial inaugurado por los Estados Unidos desde mediados del siglo pasado. En dicho espacio, negociar proyectos de infraestructura, inversiones de capital, transferencia de tecnología y la posibilidad de impulsar su industrialización, son todas posibilidades reales.
Deja un comentario