Por Daniel Meruvia Prado (Cientista político)-.
Entre Argentina, Bolivia y Chile se ubica el “triángulo geográfico del litio”, el metal más requerido y codiciado por la industria mundial y energética de los últimos años.
El litio, también llamado “oro blanco”, es uno de los metales más livianos por ser un gran conductor de calor y electricidad. En los años 90 del siglo pasado se empezó a usar como un componente para la batería de los teléfonos móviles y celulares, las computadoras portátiles, y actualmente para la industria automotriz eléctrica, con un éxito rotundo.
Los mayores yacimientos se encuentran en el triángulo del litio entre Bolivia, Argentina y Chile, en ese orden, que juntos tienen entre el 56% al 60% de las reservas totales del metal [1], la mayoría concentrado en salares. Bolivia posee 21 millones de t de reservas estimadas, seguida de Argentina con 19,3 millones de t, y de Chile en 9,6 millones de t de reservas. Estos tres países acumulan más de la mitad del total de los yacimientos mundiales.
En la actualidad es Australia el líder mundial en la explotación de litio, el año pasado extrajo 61 mil t, seguido por Chile con 39 mil t, China con 19 mil t y Argentina con seis mil 200 t. En todo el mundo se produjeron alrededor de 130 mil t de litio en 2022, insuficientes aún según muchos expertos.
En cuanto a los precios de producción y venta, a nivel mundial, desde el año 2020 se produjo un boom al pasar de unos seis mil dólares por tonelada, para dos años después llegar a 67 mil dólares; e incluso, en el comienzo de este año 2023, a un precio de suba exponencial de casi 80 mil dólares por t de carbonato de litio, que significa más o menos un 400% del aumento de su precio, una alza muy exponencial. Y es que, aunque haya bajado en lo que va del año en un 50% su precio, los expertos señalan que este fenómeno será momentáneo y que el mercado mundial va a regular y estabilizar los precios.
Entrando en el análisis geopolítico y económico de la Región, puntualmente en el triángulo del litio, tanto Argentina, Bolivia y Chile, de una u otra manera, como países soberanos encaran de una manera diferente y separada toda la cadena del proceso de extracción, producción y comercialización, careciendo aún de la industrialización como común denominador.
Escenario actual del triángulo geográfico del litio
¿Qué está pasando con el litio en Argentina? Es la gran pregunta que nos formulamos. En las provincias de Catamarca, Salta y Jujuy, y más específicamente en los salares de Hombre Muerto y Olaroz, la explotación y extracción, y su posterior exportación, pasa por dos trasnacionales extranjeras: Livent (exFMC) y Orocobre Limited. Además que la colocan como país en un cuarto lugar a nivel de producción mundial.
En cuanto a la administración de las regalías, traducida en riqueza para el país, las provincias autónomas ya mencionadas son las responsables, junto con sus gobiernos provinciales, de la gestión de las regalías. Se tiene información de la legislación nacional y provincial actual que el país se queda con apenas un 3% de las mismas, esto bajo la regulación del metal en boca de mina, un porcentaje escandalosamente bajo.
¿Y qué pasa en Chile? El país quiere aprovechar el auge de la reciente industria de la electro movilidad. En abril de este año el presidente Boric anunció su estrategia nacional del litio, que incluye crear una industria del litio con valor agregado; es decir, que no sea solo extractivista y que la producción y corporaciones estén bajo el control estatal.
A esta política económica de Chile surge la siguiente pregunta: ¿por qué quiere el Estado a través del Gobierno poner bajo control público la producción de litio? En primer lugar, el Estado chileno participará en todo el ciclo productivo de litio, creando para ello una Empresa Nacional de Litio; en segundo lugar, el esfuerzo de la exploración, explotación y agregación de valor se hará en base al principio de colaboración virtuosa público-privada [2]. Lo que significa que en Chile los recursos del subsuelo son propiedad del Estado y la explotación del litio está casi al completo en manos de dos empresas: SQM, con una licencia de explotación hasta 2030, y la estadounidense Albemarle Corporation hasta 2043. Cuando expiren las concesiones las empresas deberán hacer partícipe al Estado chileno con más del 50% o salir del convenio y negocio, de acuerdo con el proyecto de ley del Gobierno.
En Bolivia el litio se concentra en el Salar de Uyuni, el más grande del mundo, siendo este una gigantesca extensión plana a gran altitud (tres mil 650 m s n m) y la mayor laguna de sal de la Tierra, con nada menos que 11 mil Km², a veces seca, a veces húmeda, que resultan en un paisaje absolutamente de otro planeta. Esta es, a su vez, considerada la mayor reserva de sal que hay en el orbe.
Y ahora, ¿de qué manera se va a explotar el litio en Bolivia? A este respecto hay que decir que hace años que el país planteó una política económica de nacionalizaciones muy interesante. Desde 2008, aproximadamente, se decidió que todo lo que fuera litio y todo lo que fueran recursos naturales minerales nuevos iban a ser directamente nacionalizados y gestionados por el Estado, es así que comenzó un plan de desarrollo y extracción del litio con una lógica del socio local y extranjero, que siempre iba a tener el control el Estado de la mayoría de la producción en una relación de 49%-51%, con el 51% controlado por manos del fisco.
En este contexto, lo que ha ocurrido es que ese sueño boliviano de tener una industria pujante del litio, puesto que se tiene el mayor número de reservas del mundo, no solamente de desarrollar una minería del litio (carbonato de litio), sino también una industria aparejada de fabricación de baterías, está recién en despegue y literalmente no existe.
China y Rusia iniciaron las inversiones extranjeras este año, con mil 300 millones de dólares en la explotación de litio boliviano; el país con las mayores reservas es clave en la transición hacia las denominadas energías limpias. La rusa: Uranium One Group, invertirá 578 millones de dólares en una primera planta en el salar de Pastos Grandes; y la china: Citic Guoan, invertirá 857 millones de dólares, en una segunda planta al norte del Salar de Uyuni, ambos en el departamento de Potosí [3]. Según el presidente, Luis Arce, el país tiene como objetivo proporcionar hasta el 40% del suministro mundial de litio, esto con miras al año 2030.
La pugna global por el litio sudamericano
Llegados a este punto, surge una pregunta respecto a la configuración de la geopolítica y geoeconomía mundial sobre el tema energético del litio: ¿están en pugna los Estados Unidos y China por quedarse con el gran botín del litio?
Y la respuesta parece ser muy clara y obvia: el triángulo es una zona que por ser una de las partes donde más pugna existe en la actualidad entre estas dos superpotencias económicas, en el Sur Global, se desarrolla en una batalla estratégica económica que se puede decir que es bastante irregular.
Un tema importante en las relaciones internacionales globales es el asunto de la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio (OMC), y esto es resultado justamente de lo que ha ocurrido en los últimos 20 años en el gigante asiático. China se ha apoderado prácticamente de tres cuartas partes del comercio internacional gracias en parte a su impulso y crecimiento económico y tecnológico inusitado, y ahora con “la nueva ruta de la seda”, rebautizada así como el ambicioso proyecto de infraestructura internacional que busca abarcar la mayor parte del comercio mundial.
Es por eso que estamos viviendo la gran batalla del litio, en la que los Estados Unidos igualmente han despertado como ese gigante dormido y aletargado en la búsqueda de este metal. Ha despertado justamente para poder apuntar al desarrollo de las tecnologías del futuro, que tiene que desarrollar para no quedarse atrás y rezagado respecto a China, ya que esta le lleva bastante ventaja e incluso se está moviendo de manera más ágil al estrechar manos con más socios estratégicos en la región del litio.
En esta gran batalla por el litio sudamericano la ecuación es simple: el acceso a fuentes de energía es igual a poder económico, y este se convierte en un poder geopolítico de escala global para establecer la hegemonía mundial.
Pero Estados Unidos, por su parte, no ha estado del todo dormido, y es que está apuntando al desarrollo de la economía verde con su vecino México, que es otro país con reservas y yacimientos de litio. Esto va a jugar un papel muy importante, ya que este proyecto lo estamos viendo materializado con la llegada de la superfábrica de Tesla, del magnate de las tecnologías Elon Musk, que implica la fabricación de baterías de litio para la industria automovilística, de tecnologías móviles y otras muchas tecnologías [4].
China, entre tanto, es el mayor importador del litio del mundo y también el segundo mayor exportador en términos de productos con valor agregado, puesto que allí se refinan los metales y se fabrican las baterías. China concentra el 79% de toda la capacidad mundial de producción de baterías de iones de litio, seguida por los Estados Unidos, muy por detrás, luego Hungría y Polonia.
¿Una oportunidad histórica para la Región?
Es el momento para que Sudamérica tome la oportunidad histórica de poder gestionar de una manera estratégica e inteligente, en favor de sus países y ciudadanos, los inmensos e ingentes recursos que supondría la gran economía del litio en la Región, para su posterior desarrollo hacia una industria mundial de litio.
En un mundo donde se estima que la economía vinculada al litio es la que más va a crecer en los próximos 10 años, y la demanda de este producto va a aumentar hasta un cuatro mil%, se ha comenzado a explorar incluso tierras raras y todo tipo de suelos donde haya litio, aumentando así el cálculo de los niveles de reservas de este metal en el globo.
Pero aun así ni siquiera está claro que se vaya a poder cubrir toda la demanda mundial, si la economía tira con fuerza hacia las energías verdes y baratas en general, y de toda esta demanda mundial el triángulo del litio (Bolivia, Argentina y Chile) tiene que ser la gran protagonista en el tablero geoestratégico, político y económico global.
Emular las experiencias exitosas de algunos países productores de petróleo del Medio Oriente, los del Golfo Pérsico en particular (Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Qatar), que se abrieron a la inversión internacional ya en el siglo pasado, debido a sus vastas reservas naturales de petróleo, utilizando así sus recursos de una manera estratégica para impulsar sus economías y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, parece ser el “modelo de desarrollo económico e industrial” que deberían seguir nuestros países.
Sin embargo, la volatilidad en los precios del petróleo y la transición energética en marcha hacia las energías verdes, que no significa el fin del petróleo, han llevado a sus gobiernos, en su mayoría monarquías, a buscar nuevas formas de diversificar sus economías y reducir la dependencia del crudo para garantizar el crecimiento económico obtenido y sostenible para el futuro.
Se calcula que en 2028 se necesitará ocho veces más litio, sobre todo para las baterías recargables de celulares, computadoras, turbinas eólicas y vehículos eléctricos en el mundo. Esta es la gran oportunidad histórica para que la Región despegue y pase de ser exportadora de recursos naturales sin valor agregado, históricamente con relaciones comerciales de dependencia centro-periferia, a un bloque de crecimiento inédito, primero con un proceso de industrialización objetivo, para pasar por último a una definitiva industria fuerte, estable y pujante del metal del litio.
1 Según el Servicio Geológico de los Estados Unidos.
2 Declaraciones públicas del presidente de la República de Chile, Gabriel Boric, en fecha 20 de abril de 2023, Palacio de La Moneda.
3 Primicia de la cadena de noticias alemana Deutsche Welle en Español, “Rusia y China se aseguran el litio boliviano”, Bolivia eligió a Rusia y a China para explotar dos de sus 19 salares de litio, fecha 29 de junio de 2023.
4 Juan Francisco Calero, La lucha entre China y Estados Unidos en Sudamérica y el triángulo del litio, Universidad Autónoma de Barcelona, 19 de abril de 2023.
Deja un comentario