¿Hay algo más allá de la vida?
Es una pregunta incontestable, uno puede idealizar el más allá para nuestra necesidad, ni siquiera la ciencia y la tecnología que han resuelto muchas cosas han podido resolver la muerte, la resurrección. Hay un dicho que dice “donde la ciencia explica, la filosofía se pregunta, donde la ciencia nos da respuesta y nos calma, la filosofía nos cuestiona y nos angustia”.
¿Qué supone la muerte en nuestras vidas?
Si bien es una de las preguntas más filosóficas que los hombres nos hacemos, también es una de las preguntas que más nos aterrorizan, qué sentido tiene nuestra existencia si vamos a morir, entonces la muerte tiene un tinte ontológico en nuestras vidas.
El libro de Álex Ayala Ugarte nos muestra la muerte con mucha naturalidad, Rigor Mortis publicado por la editorial El Cuervo el año 2016 como primera edición, es un libro fascinante, de como los bolivianos lidiamos con la muerte, son diferentes cuentos, dieseis historias, en diferentes lugares, localidades de todo el territorio boliviano.
Lo conocí Álex en el café Sarawi, en la calle Andrés Muños a media cuadra de la conocida Avenida Ecuador en Sopocachi, mi compañera llevaba una serie de lecturas ahí, lecturas feministas para ser preciso, una noche me invito o, mejor dicho -me dijo- “acompáñeme porque habrá una presentación de un poemario de María Monjas”, y ella tenía muchas expectativas sobre el texto.
En toda la previa de la presentación del poemario, hubo música en vivo, charlas y algunas carcajadas, Álex estaba presente, comenzó a contar sobre su próximo libro, cual había sido el origen, me llamo muchísimo la atención que él estaba concentrado en una investigación sobre Mariano Melgarejo, presidente bastante polémico del siglo XIX, pero al llegar a la población cochabambina y topar con un anciano que guardaba un ataúd en su casa, cambio la cosa.
De hecho, el primer cuento es ese, Raúl Mercado Salvatierra, un anciano que vivió con un féretro en su casa durante décadas porque quería evitar preocupaciones a sus familiares el día de su fallecimiento. ¿Cómo se prepara un hombre para su entierro?, planto un árbol, construyo su ataúd y murió tranquilo. Ese gran problema existencial, temer a la muerte y saber que finalmente nos va a llegar, aunque no queremos que eso suceda, platón decía que la filosofía es un ejercicio para la muerte, no la resuelve, pero nos ayuda a resolverla para entender nuestra finitud.
Hay personas que les gusta el fútbol, y son fanáticas, que les gusta los videojuegos, o tomar un trago, son adicciones que existen, uno de los cuentos más lindos es el de Elsa Ocampo Mendizábal, una mujer obsesiva por los funerales, una mujer que ama las despedidas, “que todas las mañanas, como quien marca tarjeta en una oficina, repasa las esquelas grandes y las chicas para ver quiénes son los muertos del día… que cuando era joven acudía a mas de un velorio por semana, que tenía más citas con los muertos que los médicos, que ha perdido la cuenta de los cadáveres que ha despedido”.
En los siglos pasados era normal fotografías a los que habían fallecido, fotografía “post mortem” pues la vida siempre ha estado ligado a la muerte y viceversa, la muerte esta ligada irremediablemente a la vida, por eso el hombre comienza a honrar o memorar a sus muertos, los retratos de difuntos se llamaban “memento mori” (recuerda que morirás en latín), así es que Álex nos cuenta la fotografía del famoso fotógrafo Julio Cordero Benavides y los retratos post mortem ¿Cómo se dice adiós en una fotografía?.
El libro es muy interesante, recorrer por los laberintos de la muerte, reflexionar cuanto tiempo nos queda, sin importar los años, siempre representamos a la muerte como algo lejano, aunque somos para la muerte.
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