Por La Época-.
El gobierno del presidente Luis Arce se apresta a cerrar 2023 con un balance a favor en todos los frentes, dada las condiciones adversas en las que está desarrollando su gestión.
A los efectos que generó la pandemia a nivel mundial y que en el caso boliviano se agravó debido a las consecuencias derivadas de la ausencia de medidas de parte del régimen de facto, el gobierno popular boliviano tuvo que enfrentar los efectos del conflicto militar en el Este de Europa. La combinación de ambos hechos están profundizando la crisis multidimensional del capitalismo.
Pero lo que Arce está sorteando, hasta ahora con éxito dada las condiciones actuales, son las determinantes internas que no son nada simples. De una parte está la disminución considerable de los ingresos por la exportación de gas, explicada a partir de la tendencia a la baja producción desde 2014, y que ciertamente han presionado a una baja en las reservas internacionales.
A pesar de eso, en clara demostración de que el modelo económico funciona, incluso en situaciones adversas, se registra en Bolivia un nivel de inversión pública en infraestructura y en producción que hay que destacar. A fines de 2025 más de 150 nuevas plantas se habrán registrado en el marco de la estrategia de industrialización para la sustitución de importaciones, que es el sello que Arce le ha dado al proyecto de la Revolución Democrática y Cultural. Y a ese plan productivo a nivel pequeño hay que sumar los proyectos macros que tienen que ver con el litio, el mutún y las tierras raras.
Pero si hay otro campo del que Arce ha salido con saldo favorable, a pesar de ciertos rasguños, es el político. En una reedicion de errores de la izquierda en el pasado, una facción del MAS despliega una sistemática y dura oposición contra el Gobierno, y lo hace con los mismos argumentos que la derecha usa desde 2006 para desacreditar el llamado Proceso de Cambio.
Es sabido que la economía no puede separarse de la política y viceversa. Entonces, no es exagerado afirmar que tanto en la economía como en la politica Arce sale de pie. La guerra híbrida ejecutada contra su gobierno y con el objetivo de acortar su mandato no ha dado resultado.
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