El líder del grupo chiita Hezbolá, Hassan Nasrallah, ha calificado las explosiones coordinadas de dispositivos en el Líbano como una «masacre» y una «declaración de guerra» contra el pueblo libanés.
En un discurso pronunciado este jueves, el número uno de la agrupación aseguró que Israel pretendió «deliberadamente» matar a miles de personas en cuestión de minutos.
«Durante dos días, el martes y miércoles, el enemigo quiso matar al menos a 5.000 personas en cuestión de minutos», aseveró Nasrallah, añadiendo que la acción constituyó un «gran golpe humanitario y de seguridad que no tiene precedentes en la historia del Líbano» y puede que «no tenga precedentes en el mundo».
Nasrallah destacó que varios de los ataques ocurrieron en hospitales, mercados, locales comerciales y viviendas, además de en vehículos particulares y vías públicas, donde se hallaban miles de civiles, incluidos mujeres y niños.
El 17 y 18 de septiembre se produjeron explosiones de buscapersonas en todo el Líbano, dejando más de 30 muertos y miles de heridos. Hezbolá y las autoridades libanesas culparon a Israel por la «agresión criminal» y el grupo chiita prometió responder al ataque.
Aunque Israel no ha admitido la autoría de estas acciones, doce funcionarios actuales y anteriores de defensa e inteligencia con conocimientos de la operación confirmaron al New York Times que efectivamente Tel Aviv estuvo detrás de la primera ola de explosiones.
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