Naciones Unidas-. La venidera Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP-16), prevista a celebrarse en Colombia en octubre, podría marcar una notable diferencia para el proceso de paz, aseguró hoy una alta funcionaria del país sudamericano.
El evento promueve el empoderamiento y movilización de las comunidades locales de las regiones donde todavía se desarrolla el conflicto y la lucha armada, detalló la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, Susana Muhamad, a una pregunta de Prensa Latina.
De acuerdo con la titular, la COP-16 presenta una oportunidad única para promover debates en torno a las economías ilícitas, uno de los aspectos que amenazan a las comunidades y la biodiversidad en regiones clave del territorio colombiano.
El empoderamiento de esas comunidades, el acceso al conocimiento y a las redes, para que podamos consolidar alternativas, es fundamental para la estabilización de esas regiones, dijo Muhamad durante una conferencia de prensa dedicada a los preparativos a propósito de la semana de alto nivel de la 79 Asamblea General de la ONU.
La cita, dijo, presenta una oportunidad internacional también para enviar un mensaje a los grupos armados.
“Este es un momento crítico en Colombia para que estos actores decidan si las economías ilícitas deben continuar, si deben ser el camino», afirmó al calificar como sensible el tema para el país.
En ese sentido, adelantó que como parte de la declaración de la cita, las autoridades promueven discusiones en torno a la actividades económicas ilegales y la biodiversidad, retos que también afectan los derechos humanos.
La celebración de la COP-16, especialmente en Cali, podría tener ramificaciones y un impacto en las conversaciones de paz dentro del país, afirmó.
La Conferencia abrirá sus puertas en esa ciudad perteneciente al Valle del Cauca desde el 21 de octubre hasta el 1 de noviembre.
Esta edición tiene como tema Paz con la Naturaleza, un lema advierte sobre las relaciones desiguales actuales, las actividades extractivas que sobreexplotan las capacidades de la naturaleza y que plantean la necesidad de mejorar la relación entre los humanos y los ecosistemas.
“Las economías extractivas legales e ilegales, en particular las asociadas a las economías de combustibles fósiles como la extracción de minerales o hidrocarburos, generan prácticas degradantes que violan los derechos humanos y aumentan los contextos de conflicto y violencia”, precisa al respecto la página web del evento.
Es en este escenario que el mundo debe empezar a hacer la Paz con la Naturaleza, agrega.
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