octubre 5, 2024

Los obstáculos al diálogo


Por La Época -.


La democracia es conflicto y eso sucede en cualquier parte del mundo. Ese conflicto es mayor en aquellos países en los cuales, como Bolivia, la sociedad civil es mucho más fuerte que el Estado. Eso implica que las organizaciones sociales cuestionan permanentemente a las instituciones del Estado.

Ahora bien, otro componente central de la democracia, es el diálogo para la superación de los conflictos. Eso implica, que nunca se debe abandonar la voluntad de acercar a las partes enfrentadas en una coyuntura política determinada, y que sí se debe colocar por encima de todo, la paz y la tranquilidad del pueblo.

Si vemos lo que está pasando en el país a raíz de la marcha protagonizada por una facción del MAS, con una agenda que es más política que económica (garantizar la candidatura de Evo Morales para las elecciones generales); lo que hizo el gobierno del presidente Luis Arce fue llamar, desde la noche del domingo, a un diálogo directo al expresidente Evo Morales, quien hasta el cierre de esta edición, ha presentado todo tipo de pretextos para evitar la construcción de un escenario de resolución positiva del conflicto. Tanto Evo, como sus voceros, han sostenido versiones contradictorias sobre su inasistencia a la mesa de diálogo: Primero, que la carta no había llegado, y segundo, que el gobierno debía ir al encuentro de la marcha.

La realidad se ha encargado de desmentir las versiones de los que conducen la marcha. Los medios de comunicación y representantes de la Defensoría del Pueblo, presenciaron la negativa de recibir la carta que señalaba lugar y hora del diálogo (para el viernes 20 a las 18 horas); además de mirar impotentes la agresión que sufrió el funcionario del Ministerio de la Presidencia delegado para el cumplimiento de la misión. Y sobre el criterio de que el presidente Luis Arce debería ir al encuentro de la marcha, es una práctica que no se conoce en el país, ni siquiera en la gestión de Evo Morales.

Hasta ahora el balance no deja dudas. Los marchistas conducidos por Morales no tienen voluntad de dialogar y con eso tributan a un escenario potencial de enfrentamiento con los movimientos sociales que apoyan al gobierno del presidente Luis Arce. Es más, esa negativa parece más bien compatible con las declaraciones fuera de tono de algunos voceros del evismo. La otra cara de la medalla, son las señales inobjetables de que el gobierno sí apuesta al diálogo.

Los protagonistas de la marcha tienen el tiempo en contra para demostrar que su movilización es pacífica y que no pretenden romper con el orden democrático por la vía de forzar el acortamiento de mandato del actual jefe de Estado. Si de verdad no buscan imponer una agenda encubierta, luego de llegar a La Paz, deben desmovilizarse como dijeron y suspender la amenaza del bloqueo de caminos.

El gobierno, por su lado, debe seguir insistiendo en su llamado al diálogo y también estar decidido a aplicar la Constitución Política del Estado y las leyes, para garantizar la paz y el orden interno, así como para defender la legalidad y la legitimidad de su gobierno.

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