Por Luis Oporto Ordóñez *-.
En la memorable jornada del 12 de julio de 1982 un grupo de estudiantes universitarios redactó una resolución que proponía la Declaratoria del Día del Archivista Boliviano el 18 de octubre, en conmemoración de la creación del Archivo Nacional de Bolivia en 1883. La resolución incluía en su alcance el reconocimiento a Gunnar Mendoza Loza como “Maestro e impulsor de la Archivística Boliviana”. Cuando los delegados estudiantiles que promovieron esa iniciativa tomaron la palabra y leyeron el proyecto de resolución ante la plenaria de la II Reunión de Consulta de los Archivos de Bolivia la sorpresa fue general, pero sobre todo para el director del Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia, quien no se imaginó un reconocimiento tan significativo, lleno de simbolismo, pues provenía de la base social de la archivística. El Día del Archivista Boliviano fue institucionalizado el 15 de octubre de 2012, mediante Resolución Ministerial 799/12, del Ministerio de Trabajo, y desde entonces se celebra a nivel nacional.
¿Cuál fue el origen de la creación del Archivo Nacional de Bolivia y quiénes fueron los artífices de la ley?
La gesta de Gabriel René Moreno Rivero
Nació en San Lorenzo de la Barranca, Santa Cruz, el 7 de noviembre de 1836. Falleció en Valparaíso, Chile, el 28 de abril de 1908. Abogado, graduado en la Universidad Nacional de Chile (1868). Escritor, bibliógrafo, erudito, historiador, periodista, sociólogo, biógrafo, ensayista, crítico literario y papelista (archivista). Su trabajo archivístico y bibliográfico fue monumental, pues recogió todo cuanto pudo referido a la historia patria. Acopió y sistematizó los impresos bolivianos, con los que publicó obras fundamentales: Proyecto de una estadística bibliográfica de la Tipografía boliviana (Santiago, Imprenta del Mercurio, 1874), y la Biblioteca Boliviana. Catálogo de la Sección de Libros y Folletos (Santiago de Chile, Imprenta Gutenberg, 1879), además del Ensayo de una Bibliografía General de los periódicos de Bolivia, 1825-1905 (Santiago de Chile, Imprenta Universo, 1905). Asimismo, acopió todo tipo de fuentes, incluyendo la copia a mano de documentos oficiales y salvó de la destrucción el Archivo de Mojos y Chiquitos.
En 1874, mientras trabajaba en el Archivo Colonial, vio que este recinto fue tomado por tropas militares y se convirtió en cuartel general. Moreno suspendió su trabajo y planteó que el archivo fuese sacado de aquel paraje, trasladándolo “en mantas y canastos a la biblioteca pública”. En 1876 denunció que el Archivo de Mojos y Chiquitos fue arrojado a una “covacha y un cuarto oscuro que tienen a la vez de noria y de aljibe…”. Para evitar su destrucción seleccionó durante ocho días los documentos esenciales, llevándose a lomo de mula hasta Antofagasta y desde allí por barco a Valparaíso y en ferrocarril a Santiago.
Esas dolorosas experiencias lo motivaron para plantear la idea de un Archivo General de la Nación, comprendido como el repositorio oficial de la documentación colonial y republicana. Al término de aquel tremendo recuento de los daños propuso su célebre plan de siete puntos para la organización del Archivo General de la Nación, que consistía en siete medidas necesarias para “poner en salvo los restos de los archivos históricos contra el despilfarro y el aniquilamiento”. Moreno planteó una política integral para el tratamiento de los documentos públicos oficiales, sin descuidar el mínimo detalle. Allí ya se perfila el Archivo General, sobre la base de la documentación colonial, plantea la organización de los fondos de archivo aplicando el respeto al principio de procedencia, enuncia criterios sobre el tratamiento a las documentaciones de carácter nacional, departamental y local, el método de control de las transferencias, la responsabilidad funcionaria por la custodia de la documentación, los servicios de consulta, saca y de tipo fedatario.
El desafío: gestionar la ley en el Congreso
Demetrio Calvimontes, abogado graduado en 1857, amigo personal de Moreno, fue elegido diputado por Potosí en la Asamblea Constituyente de 1871. Formó, durante el Congreso de 1880, el ala “guerrista” que buscaba la reivindicación del Litoral perdido en la Guerra del Pacífico (1879-1880) por la vía de las armas, junto a Nataniel Aguirre, Belisario Salinas, Fernando E. Guachalla, Nicolás Acosta, Eliodoro Villazón y Pastor Sainz.
En 1882 presentó al Congreso Nacional el proyecto de ley elaborado por instrucción del Gobierno para la organización de un repositorio que conserve ordenadamente los papeles oficiales del Gobierno de la Nación “relativos al problema del Chaco, para la explotación y estudio del establecimiento de puertos sobre el río Paraguay y para poner en orden y clasificar todos los documentos públicos de la República coleccionando en sección especial, los que directa o indirectamente se refieren a límites nacionales, departamentales o provinciales”.
Demetrio Calvimontes fue una especie de pivote entre el Congreso y el Poder Ejecutivo, responsable de promulgar la ley. El Congreso Nacional sancionó la ley de creación del Archivo General de la Nación, el 18 de octubre de 1883, que autoriza “invertir hasta Bs. 40.000 en poner en orden y clasificar el Archivo Nacional de la República, coleccionando en sección especial todos los documentos”. El Archivo heredó los papeles de la Real Audiencia de Charcas, con topes cronológicos fijados en 1537, a pocos años del primer ingreso de soldados españoles en el actual territorio de Bolivia. Con esos papeles “se declara Archivo General de la Nación, el de la antigua audiencia de Charcas”.
Narciso Campero: Promulgación y vigencia de la ley
Nació en Tanja, el 29 de octubre de 1813. Falleció en Sucre, el 11 de diciembre de 1896. Militar y político. Asistió a la Academia Militar de Sain Cyr (Francia). Ministro de Guerra (1871). Fue enviado a Europa como Ministro Plenipotenciario en Gran Bretaña, Francia e Italia (1872), donde recibió instrucciones del gobierno de Agustín Morales, para buscar en los archivos del Museo Británico y el Foreing Office en Londres, “documentos que afianzaran los derechos de Bolivia –especialmente al Chaco– con respecto a los de la Argentina y Paraguay”. Contrató los servicios del Sr. Gárgolas, “aficionado español para la búsqueda de papeles”, que logró obtener, en España, copias legalizadas de las Cédulas Reales de 1617 y 1618, “que separaban a Buenos Aires del Paraguay, y la Real Cédula de 1796 que aprobaba la fundación de la ciudad de Orán. Asimismo, una certificación de los límites de la Audiencia de Charcas desde su fundación, y un documento sobre la erección de Salta en 1806”. Como Presidente de la República promulgó la Ley de 18 de octubre de 1883, que instruye la creación del Archivo General de la Nación, en base al proyecto de Ley presentado en 1882 por el diputado Demetrio Calvimontes, con el que se logra resguardar los documentos producidos por la Real Audiencia de Charcas y los de la República desde 1825.
- Magister Scientiarum en Historias Andinas y Amazónicas y docente titular de la carrera de Historia de la UMSA.
Deja un comentario