diciembre 11, 2024

Afrobolivianidad Invisible y Censo

por: Ricardo A. Almaráz Murguía

Cada pueblo tiene una historia y una cultura propia que cohesiona a sus miembros, a pesar de ello el etnocentrismo oculta a muchos pueblos su historia, porque en ella se plasman los eventos más importantes; sufrimientos, luchas y conquistas, elementos que logran unir a sus miembros haciéndolos tomar conciencia, a través del análisis del pasado, del sentido del presente y del horizonte que comparten como pueblo hacia un futuro, es decir las conquistas logradas, el sufrimiento vivido causado por opresores y lo más importante, las luchas que aún les falta librar. La historia África, ligada a la de los afrobolivianos —a decir de Ki-Zerbo— es la historia de su toma de conciencia.

En el siglo XIV debido al comercio organizado de esclavos, los negros llegan a América Latina, se sabe que la cantidad oscilaba entre 12 a 15 millones pero con las precarias condiciones inhumanas de vida a las que se los sometía el numero se redujo a la mitad, aun así lograban triplicar a los españoles y portugueses juntos. En un inicio su presencia a lo largo de América Latina fue en condición de esclavitud, durante la colonia fueron traídos desde África y se estima que en Bolivia para 1825, el final de la colonia, habían treinta mil esclavos africanos.

El primer encubrimiento surge durante en el periodo pre-republicano con el comercio de esclavos negros desde África, donde se les negó su cultura, no podían ejercer libremente sus manifestaciones culturales; religión, ritos, juegos y peor sus formas de organización política y social, al contrario de lo señalado por los libros, para entonces la cultura africana era una de las más avanzadas de su época, pero ésta es una verdad de la cual se sabe poco y se sabe mal, a causa de individuos que se encargaron de negarlo o a los que poco les importó conocer al otro, llegando al extremo con los eruditos del Siglo XV quienes resumían su saber escribiendo sobre los mapas del continente: “Ibi sunt leones” (Allí hay leones) pasando por Hegel en el siglo XIX quien caracterizó a los negros como una raza infantil y a África como un espíritu ahistórico, un espíritu no desarrollado, aún envuelto en las condiciones de lo natural, excluida del paso de la razón en movimiento, situado en el umbral de la historia del mundo. Estas concepciones justificarían la idea de tutela para la dominación y fines aun más perversos.

Es así que los afros en un principio fueron vistos como salvajes y primitivos en consecuencia inferiores, y por lo tanto no considerados personas en tanto sujetos de derechos. Sin embargo, fue en el continente “infantil” de África donde se dan los grupos lingüísticos más antiguos del mundo de los cuales se presume son el tronco del que se originan todas las lenguas habladas del planeta. Ellos contaban con una organización política, social y religiosa que incluye estructuras jerárquicas de su África ancestral tal es el caso del Rey Bonifacio Pinedo. En adición a sus ceremonias matrimoniales, funerarias, medicina propia, danza, música y otras manifestaciones culturales, tenían diversas áreas de actividad tecnificadas; existían expertos en artesanía, en acuñar monedas, expertos en sembradíos, expertos en ganadería, y otros.

En definitiva los españoles dieron “cacería” a estos peritos para fines de explotación en trabajo servil y a los africanos en general, para la extracción de las riquezas auríferas y argentíferas del afamado Sumaj Orcko. Llegaron a Potosí, Bolivia entre los esclavos comunes, los expertos en acuñar monedas, sin embargo, el cambio brusco de temperaturas junto a las condiciones geográficas ( 40ºC a 45ºC en África a -10ºC en Potosí y 4600 m.s.n.m) el trabajo sin descanso y las condiciones inhumanas de vida, diezmaron la población. La solución fue trasladar a los negros a Los Yungas paceños y al hoy departamento de Santa Cruz, aunque de una u otra manera regresaron a Los Yungas.

Algunos afros fueron parte de la primera revolución de Tupaj Katari en su lucha en el Tahuantinsuyo en 1781 donde el sambo Antonio Oblitas y Tupaj Katari encabezan el movimiento. Posteriormente forman parte de la Guerra de la Independencia junto a Simón Bolívar, donde su intervención tuvo gran relevancia ya que eran considerados como los mejores guerreros y tiradores de élite al contar con una gran habilidad con el fusil.

Sin embargo la primer Constitución Política del Estado con Simón Bolívar, al establecer que los negros serán libres pero dependerán de un amo, tan solo cambia la esclavitud por el pongueaje. Ocurre así el segundo encubrimiento, en el inicio del periodo republicano entre 1825 y 1952 durante más de 120 años. Se caracteriza por la existencia de disposiciones para otorgar libertad, pero que se eludían, eran derogadas o su efectivización era limitada con artimañas.

A pesar de la voluntad de Bolívar de dar libertad a los esclavos en 1825, su disposición fue eludida durante los gobiernos posteriores hasta que en 1851 el “Tata Belzu” como se lo apodaba, les concedió la libertad de manera categórica y expresa, no obstante no fue suficiente pues los esclavos se convirtieron en pongos de las haciendas.

No fue sino hasta la Revolución Nacional de 1952 que trajo la Reforma Agraria con la cual se marca un hito donde por primera vez el negro accede a tierras de haciendas y hace posible su vida libre en calidad de campesino. Es aquí donde se da el tercer encubrimiento, el periodo post-revolución nacional encubre al afroboliviano y lo inserta dentro de la categoría de campesino sin reconocerle sus particularidades propias, basta señalar que a pesar de la Reforma Educativa, los textos escolares “reformados” entablan un discurso que socialmente margina a los afrobolivianos de la historia del país, los textos de Ciencias Sociales afirmaban que en Bolivia hay 3 razas: Indígena, Mestiza y Blanca.

Tanto en la historia como en la educación el negro es excluido, apartado y sus logros o personalidades destacadas ocultadas o dejadas en el olvido, existen muchos casos de invisibilización de personajes Afros en la historia boliviana. El único caso de un afroboliviano al que se le reconoce un mérito en la Guerra del Chaco es el Suboficial Pedro Andaverez ascendido durante la guerra del chaco de cabo a sargento y luego a suboficial fue el único afro que recibió grado, a pesar de que los afrobolivianos junto a los campesinos fueron quienes entregaron sus vidas siendo los primeros en la línea de fuego.

“El negro de hoy es el resultado de una fusión cultural que resistió el avasallamiento de sus valores e hizo frente a la desaculturación. A partir de la Revolución Nacional de 1952, el afroboliviano comenzó a surgir del anonimato imperante al que hasta entonces estaba sometido puesto que su condición inicial era de trabajo servil al igual que su vecino originario.” (Angola Maconde; 2000: 118)

La inclusión de la identidad afroboliviana en la boleta censal es un gran avance, justo y merecido hacia el reconocimiento de los afros en Bolivia, es romper con la vieja lógica del encubrimiento del otro, visto como inferior; distinto por lo tanto temido, desconocido, en consecuencia inexistente, pero si existiese y fuese manifiesto, entonces se lo volvía invisible. Incluir la identidad afroboliviana dentro del censo será el mecanismo por el cual el pueblo afroboliviano sea tomado en cuenta y aceptado, logre reafirmar su identidad, exija que se generen políticas para atender sus necesidades; salud y educación entre las más importantes para que luego se reduzca la pobreza que los limita, retrasa y acecha su existencia. Incluir la identidad afroboliviana dentro del censo es un avance en el reconocimiento hacia un pueblo que dio tanto por la Patria y acudió a su llamado cuando así se lo requirió, hacia un pueblo que no guarda rencor alguno de su pasado esclavo y de su presente discriminado; hacia un pueblo que solo busca que el Estado los visibilice, incorpore su historia dentro de la historia boliviana, atienda sus necesidades y haga valer sus derechos, porque al igual que otras identidades ellos también son bolivianos, son afrobolivianos.

Bibliografía:

  • Angola Maconde, Juan. Raíces de un pueblo. Cultura afroboliviana. Ed. Producciones CIMA, Bolivia.
  • Yañez Sanchez de Lozada 2005. Comunidad Afrobolivana, Cultura, Exclusión Social y Pobreza. Tesis, Departamento de Psicología, UCB
  • Páginas Web:

            http://www.ecured.cu/index.php/Culturas_africanas

            http://www.cadic.org.bo/.html

            http://otramerica.com/comunidades/afrodescendientes-en-bolivia/1181

*          Miembro del grupo de investigación Pensar

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