mayo 30, 2023

La fuerza de los jóvenes

Muchas evaluaciones se han realizado acerca de la realización del censo del pasado miércoles y me imagino seguirán haciéndose muchas otras más; sobre la organización, la logística, el cumplimiento del auto de buen gobierno y otros aspectos. Podemos coincidir o discrepar con estos análisis, pero con seguridad que voy a coincidir con gran parte de los compatriotas en el gran papel desempeñado por los jóvenes.

El Censo 2012 puso de manifiesto una vez más, si es que alguien guardaba alguna duda, el enorme potencial que tienen nuestros jóvenes y la poca atención que se les brinda para encausar adecuadamente este potencial.

Miles de chicos y chicas tomaron las calles para participar de esta gran movilización patriótica y se pusieron a la orden de los responsables del censo sin mayores reparos, sin casi ninguna exigencia y confundiéndose entre ellos, sin importar su condición de clase, sus diferencias económicas, sociales o culturales, todos respondieron al unísono a la convocatoria.

Como anécdota habrá que anotar el ofrecimiento de aumentar su nota en alguna materia para los colegiales o el pago de un estipendio, intrascendente en todo caso, ya que conversando con los empadronadores se pudo apreciar que nada de aquello les movió para acudir a cumplir esta tarea cívica.

Y es acá donde debemos ponernos a pensar sobre lo que estamos realmente haciendo por los jóvenes, desde el Estado, desde el gobierno, desde las distintas entidades públicas y privadas. Qué políticas se están implementando para que estos se vayan incorporando paulatinamente al país, para que vayan siendo tomados en cuenta en las decisiones y sean participes de la construcción del Estado.

Siempre se refiere que los jóvenes son el futuro del país, pero las evidencias nos demuestran que son el presente, pero que no están reconocidos como tales sino en los aspectos negativos. Nos olvidamos que el sistema educativo adolece de severos problemas que no están siendo encarados adecuadamente. No son significativas las opciones de formación profesional no universitaria, lo cual no solamente está saturando las casas de estudios superiores, sino que termina frustrando a centenares de jóvenes que al concluir su formación no encuentran la posibilidad de ejercer su profesión.

Esto también lleva a que muchos de estos jóvenes se sumerjan en el subempleo o en el desempleo encubierto, en condiciones poco adecuadas, negándoseles de facto la perspectiva de desarrollo profesional y personal y puede dejar espacio a la generación de conductas que deriven en la ilegalidad.

El desarrollo de competencias deportivas intercolegiales e interdepartamentales; la realización de eventos educativos y otras competencias, son altamente positivas para el desarrollo de los jóvenes, pero no basta; es más, estoy convencido de que son insuficientes. La juventud está sedienta de participación, de asumir responsabilidades en la vida misma de nuestro país y una vez más ha demostrado que tiene la vocación y la decisión de hacerlo en la tarea que se les encomiende.

En todo proceso de transformación histórica el rol protagónico debe corresponder a la juventud, pues estos procesos apuntan a construir el futuro y para ello estos jóvenes deben acceder a una adecuada formación en los distintos niveles, universitarios y extrauniversitarios, y deben tener también las mejores opciones para su incorporación al mercado laboral.

El neoliberalismo sepultó la expectativas de cuando menos una generación en nuestro país, convirtiendo a los jóvenes en meros espectadores intrascendentes. Se negó a los jóvenes la posibilidad de ser parte de su propio país, a no ser a pequeñas élites relacionadas familiar o económicamente con los grupos de poder, quienes pretendieron asumir la voz de los jóvenes.

No se puede seguir en la misma ruta. Hay que hacer un alto a partir de esta nueva demostración juvenil en el Censo, en cuyos resultados, además, constataremos una vez más que ellos son la mayoría de los bolivianos y que como mayoría tiene todo el derecho de asumir la responsabilidad de conducir nuestra revolución y nosotros tenemos la obligación de darles todas las condiciones para que lo hagan.

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