mayo 30, 2023

La histórica agenda de octubre

Me voy a referir a la agenda original, tal y como la formuló el pueblo; no a la que los intelectuales y políticos de diferentes tendencias, la reformularon después. La histórica agenda empezó en la segunda quincena de septiembre y culminó el 17 de octubre de 2003 con la huida de Goni. La salida de Goni también fue parte de la Agenda de Octubre desde que se rompió el diálogo con el Gobierno y se radicalizó la movilización popular en varios sectores y lugares con los 70 muertos de la ciudad de El Alto..

Esta agenda está en parte cumplida, otra parte en proceso de cumplimiento y otra olvidada y tal vez archivada (espero que no para siempre).

La parte cumplida


La parte cumplida es la Constituyente y su producto la nueva Constitución Política del Estado (CPE). Lo pendiente está en armonizar la nCPE, con los puntos esenciales de la Agenda de octubre. Y si no concuerda, realizar una primera reforma a nCPE.

Pero el pedido específico de Asamblea Constituyente con la nCPE como resultado está cumplido. Y todo esto en cuatro años.

La parte en proceso de cumplimiento

Lo que aún está en proceso de cumplimiento, es la “nacionalización de los hidrocarburos”. Se empezó este proceso con la elevación tributaria al 82 % del valor exportable de manera progresiva en cinco años. Gracias a esta política, se incrementaron los ingresos nacionales, se elaboró una política de incremento de las reservas, de redistribución a Gobernaciones, Municipios, Universidades, de fortalecimiento al TGN y de inversión social a través de las bonificaciones Juancito Pinto, Juana Azurduy y Renta Dignidad. Todo esto neutralizó el pedido tal y como fue planteado de “nacionalización de los hidrocarburos”. En mi opinión, solamente se “nacionalizaron” las tributaciones y se inició un plan de redistribución y reinversión, porque las transnacionales petroleras continúan operando en el país.

El otro punto de esta parte de la agenda, sobre la no exportación de hidrocarburos por Chile, aún está en debate, pese a que el referéndum al respecto confirmó esta política. Pero se habla de integración regional; y Chile manifiesta que solamente por intereses económicos podría considerar la reivindicación marítima de Bolivia. Ese interés económico, no sería otro que el canje de hidrocarburos por una salida al mar o la compra-venta directa de este recursos natural.

Y el último punto de este paquete en proceso de cumplimiento, se está dando a través de las plantas separadoras de los componentes del crudo y la construcción de la planta de urea. La industrialización con productos acabados para la exportación, aún no comienza.

Falta todavía una nueva Ley de Hidrocarburos. Los anteproyectos que conocemos, no están en la línea de la Agenda de Octubre, porque gran parte de estos anteproyectos tienen autoría de las transnacionales que aún operan en nuestro territorio. Podrían transcurrir 10 años más sin avanzar más que lo alcanzado en materia tributaria si acaso la consciencia del pueblo se conformase con el 82 % y no aspirara al 100 por ciento, como fue la agenda de octubre.

La parte olvidada y tal vez archivada


Es la parte ideológica y política. La agenda de octubre, precisó que había que derrotar al neoliberalismo. Con la huida de Goni, no se derrotó al neoliberalismo, se lo derrotó a Goni, pero le sucedió Meza, otro neoliberal; luego Rodríguez Veltzé, liberal moderado y después el Gobierno de Evo y Álvaro, éste último, en solitario, trata de llenar este vacío ideológico con tentativas iniciales de “capitalismo andino” y ahora con el “socialismo comunitario”. Y por la vía de la influencia de Fidel Castro primero, Chávez después y ahora Correa, ya se menciona al socialismo del Siglo XXI como la base política de integración Latinoamericana de los países progresistas. Pero aún no es la ideología compacta del Gobierno, menos de los movimientos sociales donde, como en todo movimiento, confluyen toda clase de posiciones ideológicas y políticas.

Pero los discursos con tintes ideológicos están más avanzados que la política concreta. Ahí está el neoliberalismo presente en el libre mercado no derrotado. Está la función estatal de regulación, fiscalización y control con grandes deficiencias. No existe un movimiento ideológico que le de contenido real a la sigla del Movimiento al Socialismo, MAS, que es el movimiento con el que gobierna el Presidente Evo. Y, por el contrario, los movimientos sociales a los que dice representar el MAS, cada día están más dispersos, algunos divididos y confrontados entre sí, no por las metas políticas, menos ideológicas, porque carecen de orientación clara al respecto.

Los 10 años transcurridos

Muchas veces los que nos identificamos con el proceso, planteamos la ampliación, profundización y aceleración del proceso porque veíamos —y vemos— riesgos desviacionistas, estancamiento y hasta peligros de retroceso. Felizmente creemos que, como todo proceso no avanza linealmente sino a tropiezos, venciendo obstáculos, otros dando un paso atrás para dar dos adelante; o como el tren, como lo graficó Lenin, diciendo que unos suben y otros bajan en las diferentes estaciones, por eso pensamos que aún la agenda de octubre tiene que recorrer mucho para su cumplimiento pleno. Y los que estamos fuera del Gobierno y en las bases de nuestro pueblo, pensamos que lo que no puede hacerse desde adentro y desde arriba, podemos realizarlo con muchas dificultades por cierto, desde abajo y desde afuera.

Los 10 años no son ni mucho ni poco. Sería poco si tomáramos en cuenta los momentos en que pudimos avanzar más y no lo hicimos. Y sería mucho si ya estuviéramos cumpliendo lo esencial de la agenda de octubre como industrializar nuestros recursos naturales con productos acabados (a hidrocarburos se refería la Agenda, pero se puede incluir los minerales).

En política los tiempos son fatales, por eso afirmamos que perdimos mucho tiempo cuando pudimos avanzar y/o acelerar el proceso.

Pudimos hacerlo cuando la unidad y la fuerza de los movimientos sociales nos empujaban a ello; ahí falló la dirección política y los niveles ejecutivos del Gobierno que no tomaron en cuenta el estado anímico de las fuerzas sociales del cambio. Una empresa minera transnacional, en un arranque de justificación de su retraso en la explotación, manifestaba: “como la consigna fue ‘ahora es cuando’, nosotros esperábamos la nacionalización de nuestra empresa por eso paralizamos nuestras actividades; esperamos 6 meses, y como ésta no llegó, continuamos el plan de explotación; ahora, no digo que es imposible, pero ya es más difícil” añadió. Claro que ya es más difícil, sobre cuando hasta los propios trabajadores mineros del sector privado, defienden a las empresas privadas como una consecuencia de la falta de orientación y dirección política pese a que ellos también contribuyeron a la agenda de octubre con sus movilizaciones en aquellos épicos días de octubre.

También desperdigamos una ocasión propicia para avanzar políticamente, cuando las células armadas del racismo-separatismo fueron derrotadas en su propio reducto. A las pocas horas de las acciones, la dirigencia política de ese intento se refería en conferencia de prensa que “ellos no tenían nada que ver con los que habían muerto”. No pidieron investigación del caso, y sólo trataron de desmarcarse de los hechos. Esa conferencia de prensa, fue la mejor declaración de culpa en los acontecimientos que se estaban resolviendo vía las armas. Si no se avanzó mucho en el proceso judicial a los culpables, éstos ahora tratan de revertir los hechos y hasta se postulan para las elecciones del 2014.

¡Cuánto hubiéramos avanzado si además de desmantelar las células armadas, se desmantelaba también la dirección política racista-separatista! Las fuerzas del cambio se hubieran fortalecido y la democracia del pueblo se hubiera extendido con mayor facilidad en todo el territorio del Estado Plurinacional. Que no se me entienda que a los políticos se les hubiera aplicado el mismo método que a la célula armada; NO. Aquí se hubiera impuesto la combinación de métodos de lucha: para unos con su propia lógica armada, y para otros, con la lógica política-institucional-judicial, sin haber perdido tanto tiempo imperdonablemente.

Hay muchos más hitos perdidos en los 10 años que pudimos aprovechar para acelerar el proceso; pero la mención a estos dos basta para darnos cuenta que no estuvimos a la altura de los acontecimientos, de las coyunturas favorables y nos dejamos estar como pueblo, como instrumentos políticos y como Gobierno.

La Prospectiva

Relevamos el planteamiento de la Agenda Patriótica para el 2025 como un listado de propuestas para avanzar. Lo que falta es la forma cómo aplicar la agenda, qué institucionalidad adoptar; recuperar la unidad, la confianza y seguridad del pueblo en el proceso de cambio, en los liderazgos de continuidad (Evo y Álvaro) en democracia, ganar con dos tercios o más en octubre 2014 para viabilizar nuevas reformas a la CPE que por ahora es un freno para avanzar y fuente de conflictos (casos TIPNIS y mineros asalariados versus cooperativistas). La tarea principal es convertir la Agenda Patriótica en programa político decenal o quinquenal cuando menos.

En lo ideológico, impulsar un movimiento ideológico bajo el principio que sin ideología revolucionaria, no hay revolución. Compactar el frente ideológicamente porque la confluencia de tendencias ideológicas en los movimientos sociales y en el frente de gobierno (MAS-IPSP), no garantizan un proceso limpio de corrupción; así como la ideología es una coraza ante el enemigo que con torturas pretende quebrar la personalidad de los políticos con formación ideológica, así también la ideología podría ser un freno (no solo atenuante) contra la corrupción. Esto sugiere una depuración gradual pero acelerada de los instrumentos del sujeto de cambio: el pueblo. Si se trata de avanzar en el proceso de cambio, no caben concesiones a la derecha, menos al imperio. El anti capitalismo y el antiimperialismo, deben ser consignas llenas de contenido y no meros discursos.

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