La derecha venezolana e internacional ha decidido redoblar la ofensiva contra la revolución bolivariana y derrocar al presidente Nicolás Maduro.
Hay una íntima relación entre el objetivo y los métodos elegidos. Obviamente se trata de interrumpir la continuidad de la revolución bolivariana a 16 años del histórico triunfo político-electoral obtenido por el Comandante Hugo Chávez en las elecciones de 1998. Pero no se lo hace por la vía que manda la constitución, sino por la vía de la violencia.
Lo acontecido en los últimos días, cuando un grupo de jóvenes alentó a que una marcha opositora optara por el uso de la violencia para expresar su rechazo al proceso bolivariano y en la que están involucrados altos dirigentes de la derecha de ese país, era algo bastante previsible. La oposición no democrática se manifestó con bastante nitidez a escasas horas que Nicolás Maduro obtuviera una victoria electoral sobre Henrique Capriles, en abril de 2013.
La violencia de la oposición contra un gobierno legítimamente constituido se ha desarrollado de distintas maneras: desde la guerra económica hasta el despliegue de acciones que con ingenuidad podría ser entendida por algunos despistados como incremento de la inseguridad ciudadana. Es decir, la oposición, alentada por Estados Unidos y operada desde territorio colombiano por grupos vinculados a Álvaro Uribe, lo que ha desplegado desde abril pasado son golpes contra la economía de los venezolanos a través de mecanismos bastante sofisticados con el propósito de restarle credibilidad al gobierno hasta acciones de violencia común, ambas como antesala de una violencia política organizada que la hemos visto estos días.
No sería exagerado, por tanto, convenir que la revolución bolivariana está enfrentando un guerra integral que combina la experiencia desestabilizadora que se ejerció contra Cuba desde la década de los 60, la desplegada contra Salvador Allende en Chile a principios de los 70 y la desarrollada contra la Nicaragua sandinista de los 80.
Es bastante grave lo que está sucediendo pues lo que se hace contra Venezuela es parte del arsenal político y militar que se tiene preparado para utilizar contra los procesos revolucionarios de América Latina y que tiene por objetivo grande restablecer la hegemonía estadounidense en la reconfiguración geopolítica del orden global.
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