por: José Luis Exeni Rodríguez
Quizás el momento de mayor distanciamiento entre el Gobierno de Evo Morales y la población boliviana fue el sorpresivo e incomprensible gasolinazo decretado el 26 de diciembre de 2010. Esa “nivelación de precios”, por sus efectos, marcó también uno de los mayores extravíos en la política pública del proceso de cambio. Parecía un suicidio.
La medida, de tradición neoliberal, era insostenible. Tanto que no duró ni una semana. El Gobierno tuvo que dar marcha atrás y mantener la costosa/heredada subvención a los carburantes. Pero el gasolinazo interruptus hizo mucho daño: a la imagen del Presidente, en su nivel más bajo; a la economía popular, con precoz inflación.
El 2010 fue también el año de las primeras elecciones subnacionales con sello autonómico. El MAS perdió votos respecto a la elección presidencial. Y cedió plazas fuertes como la ciudad de La Paz. Pero en la contabilidad nacional ganó terreno: 6 de 9 gobernaciones departamentales, 229 de 337 gobiernos municipales.
Institucionalmente, el primer semestre de 2010 marcó un punto alto en la implementación del nuevo texto constitucional con las leyes orgánicas que diseñaban la arquitectura de los órganos del poder público en el Estado plurinacional. Se definió asimismo, con algunos candados, el horizonte marco de las autonomías.
Fue además un año contradictorio, con señales de alerta. Promesas incumplidas y mala gestión del conflicto terminaron con dos muertos en la intervención policial de Caranavi. Poco después, el Gobierno no supo/no quiso atender, hasta el límite, las demandas de Potosí.
¿Y las alianzas, las rupturas? “Patria o Muerte. Venceremos”, gritaron por primera vez las Fuerzas Armadas reafirmando su robusto pacto con el régimen. En la otra vereda, se intensificó la disputa con la jerarquía Católica.
Aquel año, por último, fue testigo de la mayor acción política de los empresarios de medios y las organizaciones de periodistas en contra de dos artículos de la Ley contra el Racismo y toda forma de Discriminación. “No existe libertad de expresión”, gritaban ad nauseam los movilizados en pleno ejercicio… ¡de su libertad de expresión!
Año difícil, como anticipo de lo que sería un también agitado 2011.
Leave a Reply