por: Luis Camilo Romero
El ex candidato chileno Enríquez Ominami propuso que el diálogo sea uno de los mecanismos para avanzar en la resolución de la problemática que involucra a ambos países desde el siglo XIX y cuestionó que dos dictadores hayan avanzado más de lo que han hecho dos demócratas progresistas. |
La diplomacia chilena acaba su ciclo de mal en peor. El esplendor de sus artilugios se cae estrepitosamente mostrando al mundo que, la crisis de su política exterior culmina en un momento en que, ni los propios chilenos lo advertían, un panorama que se evidencia cuando, en este último tiempo, las noticias para la diplomacia chilena no fueron nada alentadoras, sobre todo para el gobierno que se despide. Primero, Chile recibe aquel fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya que lo coloca en una situación de parálisis judicial de su equipo negociador y del manejo de la política exterior, por lo que fue para ellos construir un discurso “de ganadores” y tratar de convencer a su propio pueblo cuando, sus propios analistas chilenos, veían una derrota. El ex académico de la Universidad de Chile y la Universidad Católica, Roberto Hernández Ponce, hizo un balance negativo calificándolo como débil el esfuerzo del equipo jurídico en La Haya y que ante el fallo, Bolivia dijo, no puede ser víctima de lo que haya sucedido. Señaló que la presión geopolítica se va a producir, “no puede ser que todos los países miren al océano y un país no lo pueda hacer”, enfatizó el diplomático. Y llegó otro interlocutor justamente a territorio boliviano, Marco Enríquez Ominami, ex candidato a la presidencia de ese país que estuvo unos días por Bolivia, que cuestionó duramente la postura chilena en el proceso de negociaciones de La Haya y señaló que se perdió en ese escenario internacional y ahora Chile se expone a una segunda derrota. El ciudadano chileno colocó en lo justo de la balanza a los gobiernos de su país con criterio democrático y dijo que, el gobierno anterior tampoco tomó las medidas suficientes y el de Piñera fue capaz de conducir el proceso de cohesión nacional en torno a una posición inteligente. Sin embargo, el hecho es que Chile perdió, y perdió sus derechos económicos y le parecería muy malo que Chile gastara otra vez, 20 millones de dólares ante la demanda boliviana para volver a perder! Enríquez Ominami propuso que el diálogo sea uno de los mecanismos que podría ayudar a avanzar en la problemática que involucra a ambos países desde el siglo XIX. Pero también nos recordó aquel nefasto hecho histórico del Abrazo de Charaña entre dos dictadores: Banzer y Pinochet y dijo que, no es aceptable que éstos hayan llegado más lejos, dos dictadores, crueles y sangrientos, que dos demócratas progresistas. “Eso no calza, es una incoherencia histórica, es una anomalía”, nos dijo. Segundo, los resultados de las elecciones recientes, donde colocan a Michelle Bachelet de nuevo en la palestra, dejando a Piñera como el presidente que lo perdió todo en sus cuatro años y que desprestigió a su país respecto de las relaciones con otros países, el ejemplo más cercano es que Chile, con respecto a Bolivia, nunca respetó el marco de negociaciones en la agenda de trece puntos. La diplomacia de Piñera Otro dato para graficar las metidas de pata fueron las declaraciones del canciller chileno, Alfredo Moreno, quien volvió a recibir un tremendo nocaut, cuando su par boliviano, el canciller aymara David Choquehuanca, le recordó que, quien canceló el diálogo no fue Bolivia, sino Chile. Esa reunión que tenía que realizarse en noviembre de 2010 en la ciudad de Arica y que además estuvo firmada en un acta por autoridades chilenas y bolivianas, fue cancelada unilateralmente por Chile. El canciller boliviano recordó que cuando se estableció la agenda de los 13 puntos se decidió trabajar el tema marítimo en el mecanismo de consultas políticas a la cabeza de los vicecancilleres y en ese marco se mantuvieron varias reuniones. En julio de 2010, se redactó un acta que propuso el “cómo alcanzar soluciones concretas, factibles y útiles” en las próximas reuniones del mecanismo de consultas políticas que beneficien el entendimiento y armonía de ambos países. Después, el 17 de enero de 2011, el canciller Choquehuanca viajó a Santiago de Chile para trabajar esas propuestas, pero no habría encontrado la capacidad de sus similares para proponer soluciones concretas y factibles. Luego, Moreno viajó a Bolivia el 7 de febrero de 2011, en esa oportunidad tampoco se encontró la voluntad ni capacidad de empezar a trabajar las “propuestas concretas, útiles y factibles”, por lo que Evo Morales, públicamente solicitó a Chile que presente sus propuestas. Y para cerrar el episodio triste de la diplomacia chilena, las declaraciones de Sebastián Piñera al decir que, el gobierno boliviano se caracteriza por faltar a la verdad, obligaron a que la Ministra Amanda Dávila, salga y diga que Evo Morales no responderá a Piñera porque éste es un presidente derrotado por su propio pueblo y no es el portavoz adecuado ni el interlocutor válido de los chilenos ya que, en más de dos años bajó los índices de su popularidad y que con actitudes y soberbia, difícilmente se retomará el diálogo con nuestro país. Diplomacia de los Pueblos Recordar que antes del gobierno de Morales, Chile no reconocía litigio marítimo alguno con Bolivia, en el marco de la diplomacia de los pueblos, el tema marítimo se incorporó, por primera vez y de manera oficial, en una agenda bilateral de trece puntos pactada entre los gobiernos de Morales y Bachelet, donde se consideró varias opciones para dotar a Bolivia de un acceso al océano Pacífico y que no alcanzaron un resultado positivo por una actitud dilatoria de ese país. La nueva diplomacia boliviana no se hace en el vacío, sino que necesita un sistema diplomático flexible a las circunstancias reales emancipatorias. Una diplomacia de los pueblos, que reemplaza a las diplomacias tradicionales, del cóctel, de base oligárquica, y que se fundamenta en los conocimientos de las culturas originarias e incorpora la participación de los pueblos en el diseño y gestión de las relaciones exteriores. Es ésta diplomacia boliviana, a diferencia de las demás, que contribuye a los logros de la agenda mundial con la filosofía del “Vivir Bien”, en la defensa de los recursos naturales, en el respeto y la preservación de la diversidad, la soberanía y autodeterminación de los pueblos, la construcción de un mundo multipolar, la lucha por la vida y contra la destrucción del planeta. * Luis Camilo Romero, es comunicador boliviano para América Latina y El Caribe |
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