Estados Unidos no detiene su contraofensiva en el mundo, a pesar de la disminución sustancial de su hegemonía, incluso respecto de sus aliados incondicionales como Israel e Inglaterra. Ahora, después de un inicial acuerdo con Irán entorno al programa nuclear, la Casa Blanca ha decidido retomar la idea de la “opción militar”.
Esta posición de los Estados Unidos confirma que el acuerdo alcanzado en noviembre de 2013 con el gobierno musulmán no fue del agrado de los “guerreristas” del Departamento de Estado, quienes recibieron de mal humor que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas más Alemania congelaran por seis meses, con la aceptación de Teherán, el programa nuclear.
La amenaza de la “solución militar” no intimida al gobierno de Irán que, en voz de su presidente Hassan Rouhani, ratificó el pasado martes su voluntad y decisión política de defender su soberanía e independencia, en un acto de celebración del 36 aniversario de la revolución que contó con la participación de millones de personas. El acto político, replicado en todas las ciudades de este país del Oriente Medio, sirvió para enviar una señal muy clara a los Estados Unidos en términos de que se estaba en condiciones de enfrentar con éxito cualquier agresión militar.
El gobierno de Teherán asegura que enfrentará con todas sus fuerzas la agresión de EEUU desde cualquiera de las bases militares en la región (Arabia Saudita, Bahréin, Catar, Kuwait o Turquía) y que el camino sigue siendo el dialogo antes que la violencia.
Hasta ahora, a pesar de su discurso radical, la Casa Blanca no ha podido probar que irán esté desarrollando su programa nuclear con fines bélicos y que ha conducido a que Rusia y China expresen su oposición a la “opción militar”.
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