abril 20, 2024

La democracia huayra leva

“¡Alternancia! ¡Abajo el dictador Evo Morales! ¡Queremos democracia!”, esos son algunos de los gritos desesperados de una oposición que se encuentra muy confundida debido a que todas sus operaciones, hasta ahora puestas en el escenario, han sido un fracaso.

En ese afán desesperado han tratado de instalar la idea que la democracia es sinónimo de alternancia, gran descubrimiento, cuando toda nuestra vida política ha estado en manos de un pequeño grupo de ciudadanos, que podemos denominar como la elite colonial-capitalista. Hemos tenido más de 500 años de no alternancia, y la democracia no ha podido romper esa no alternancia en nuestro periodo de “república independiente”.

Resulta preocupante que sociólogos, politólogos y economistas, coincidan en aquella falsa premisa sobre todo cuando la premisa principal debe ser que el ciudadano es quien debe elegir su gobierno, diferencia radical con la aristocracia y la monarquía; pero la oposición no está para debatir sus equívocos sino para construir un relato creíble que busca quebrar el sentido protagónico de los indios.

La vieja interpelación indígena-campesina ha dado un salto cualitativo y se ha constituido en poder político y camina a tomar parte del poder económico, este último aspecto ha llenado de tribulación el alma colonial.

Los detentadores del poder económico soportaron a un vicepresidente indígena, lograron incorporarlo a su habitus colonial. Con esa experiencia soportaron un presidente indígena que pensaban no duraría “ni un año”; la sorpresa de sus reiteradas reelecciones y las reformas realizadas sacudieron con dureza la perplejidad de tener un nuevo sujeto en la historia.

Hoy vemos el caudal de respaldo que recibe un canciller aymara al frente de un desafío que, desde una estrategia sólida desde la cancillería, en respuesta a Chile por la demanda del manantial Silala, permite de paso que otra autoridad indígena se perfile como sucesor de Evo Morales.

El avance en el terreno simbólico y material de los eternos “convidados de piedra” ha puesto en alerta al núcleo colonial que no consigue un rearme para las lides democráticas, es entonces que recurre a las operaciones, tal vez por consejo de sus amigos del norte.

Ya son varios intentos sostenidos de afirmar un relato sobre varios ejes como: la corrupción (Fondo Indígena), el sustento ético (tráfico de influencias), la moral (el caso Zapata) y la poca sensibilidad social (los discapacitados), actos fallidos, como la convocatoria a sendas marchas para dar un poco de vida a ese relato, que han tenido un final poco alentador para los inversionistas que tienen una bolsa generosa capaz de comprar todo.

La oposición no tiene una autodesignación para sus operaciones que ciertamente son antidemocráticas porque no respetan a un gobierno elegido por el pueblo. Todas esas operaciones se encaminan a deslegitimar el origen, no importa el caudal de votos, no interesa los índices de crecimiento, no interesan los datos de organismos internacionales, no interesan los hechos físicos de la inversión estatal, en efecto, no importa nada, unas anteojeras han cerrado el ángulo de la realidad y solamente ven el objetivo a derribar.

Se atribuye a Carlos Medinaceli el descubrimiento del término “huayra leva” para designar a los acartonados dueños del poder político, elite que tiene “su” concepto de democracia, el que en una época fue el “cheque contra cheque”, en otra los fusiles, y después la cooptación prebendal. Se trataba de esa democracia huayra leva que hoy está herida de muerte y los estertores que tiene están siendo oxigenados por una izquierda de “casa cuna” que no llega a ser ni siquiera infantil.

El huayralevismo democrático ha encontrado nuevos aliados, nuevos relatos, lamentablemente su auditorio es cada vez más reducido.


* Escritor e historiador potosino.

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