por: Romer Alcon Alanoca
Los avances en la educación en Bolivia son varios. Todavía hay mucho por hacer, pero no se puede decir que no se ha avanzado.
Hablar de educación hoy es bastante recurrente. Tal vez se deba a que cada vez son más los que asumen que hoy nos encontramos en una economía del conocimiento que impulsó una nueva división del trabajo a nivel mundial, en la que se puede reconocer tres niveles: en la base de la pirámide se encuentran los países productores de materias primas que simultáneamente son consumidores de tecnología, sobre ellos se encuentran los países que tienen una fuerza laboral calificada y barata que se encargan de la producción de tecnología, y en el vértice de la pirámide están las potencias que crean el conocimiento base de la tecnología.
De ahí que se desprendan varias opiniones en sentido de que hoy los países que busquen aumentar su crecimiento económico se deben concentrar en obtener cada vez más una fuerza laboral calificada que con el tiempo permita impulsar la innovación, y siendo que para ello es clave la inversión, entre otras cosas, en educación es comprensible que las discusiones y debates sobre la situación de la educación ocupen gran parte de la atención de la opinión pública.
Lo anteriormente mencionado nos remite a una pregunta que no por obvia es irrelevante: ¿Dónde caben las críticas a la educación, tan recurrentes hoy en día?, Lo elemental de la educación está a cargo de una organización que solemos llamar escuela, cuyos procesos, resultados y encargados se encuentran fuertemente criticados.
En cuanto al sistema de educación público que comprende los servicios de educación base que buscan formar bachilleres que puedan proseguir estudios superiores, podemos entender el mismo como un sistema en que interactúan notoriamente los siguientes elementos: recursos humanos (maestros, estudiantes, padres de familia), infraestructura (instalaciones), equipamiento (materiales y tecnología). Además de considerar que este sistema lleva a cabo principalmente los siguientes procesos: administración de recursos (humanos y materiales), administración de trámites, procesos pedagógicos (enseñanza y aprendizaje). Y que busca los objetivos específicos: formar al individuo y producir determinada realidad social.
Estas precisiones nos permiten una somera y general evaluación del sistema de educación pública, particularmente a lo largo de 2017. En lo que hace a los recursos humanos podemos señalar que los estudiantes hoy están mejores atendidos que antes en ámbitos muy específicos como alimentación: el desayuno escolar está en casi todas las escuelas del país, y se ha buscado mejorar la permanencia de los mismos con la entrega de una transferencia directa, e incentivar su excelencia con otra transferencia directa a los bachilleres que alcanzaron los más altos promedios, además de la entrega de portátiles a los estudiantes de últimos cursos.
Aunque en estos proyectos se ven errores (especialmente en lo que hace a la incorporación de tecnología) los mismos son un avance. Todavía no hay igualdad de oportunidades entre los estudiantes al inicio y durante de su formación, así como tampoco entre los estudiantes de área rural y urbana. Esta es una tarea pendiente que debería buscar que estudiantes en la escuela partan de las mismas condiciones y tengan las mismas oportunidades. En relación con los maestros se puede afirmar que están mejor pagados que antes y se ha buscado elevar su prestigio social desde el Estado, que son pasos importantes, aunque no se ha consolidado un proceso de formación superior permanente que establezca una meritocracia, ni tampoco reformado integralmente la formación básica del profesorado.
Tal vez valga aquí hacer un repaso de los resultados obtenidos por las políticas estrellas en el campo educativo en 2017. En el caso de la entrega de la transferencia directa bono “Juancito Pinto” los resultados son que en 2006 la tasa de deserción en la secundaria era de 8,5% y para la actual gestión se registra una reducción del 4,4% según datos del Ministerio de Educación. Es decir, en la actual gestión, la deserción se ha reducido a la mitad.
Desde el año 2012, que inició el programa de actualización para maestros en ejercicio hasta la presente gestión se actualizó a 130 mil maestros. Lo que es un considerable logro. Hasta este año se han entregado una cantidad total 126.723 portátiles a maestros en todo el territorio nacional. Otro logro sin precedentes en la historia nacional.
Puede indicarse que estas políticas presentan logros considerables en lo que hace a la cobertura, sea oferta académica, dotación de equipamiento y permanencia escolar. Sin embargo, no muestran estar acompañadas de un programa completo que atienda la calidad, que es la tarea pendiente. Ni tampoco parecen estar articulados a una política más integral referida al lugar de Bolivia en el mundo desde la educación.
En relación a la administración de recursos materiales en los últimos años se ha visto una fuerte inversión en infraestructura que aumenta la cobertura, aunque quedan dudas si la misma responde a un programa de cobertura total y el fomento de ramas específicas de la educación (ciencia, tecnología, etcétera). La incorporación de tecnología se asumió como un fin en sí mismo y no un medio, lo cual explica la entrega de portátiles a maestros y estudiante como el fin de un programa y no una de sus fases.
En lo que hace a los procesos pedagógicos con la incorporación de un nuevo modelo pedagógico se ha hecho un avance importante, en especial en la educación secundaria que se encontraba notablemente atrasada. Sin embargo, la impericia de varios docentes en este modelo pedagógico y las corrientes más recientes en este campo es un bache que no parece estar cerca de ser salvado.
Finalmente en relación a los objetivos se registran considerables avances. Anteriormente la educación se había concentrado en la formación de individuos con énfasis en su incorporación al mercado laboral, hoy se busca una formación más integral, aunque los resultados no son aun medibles. Mayor aún es esta diferencia en relación a producir una realidad social, pues anteriormente el sistema no buscaba alcanzar ningún horizonte mientras hoy el reto es consolidar la sociedad intercultural y el Estado Plurinacional. También se registra una ausencia especifica de perfil de bachiller que permita establecer un sistema de evaluación objetivo.
En suma, la apuesta de este año ha sido, como antes (lo cual no es en sí mismo negativo sino lo contrario). ampliar y mejorar la cobertura. El déficit es la ausencia de una búsqueda de calidad y tampoco se cuenta con un sistema de evaluación vigente. Esta es, sin duda, la tarea pendiente para este nuevo tiempo.
* Politólogo con especialidad en Gestión Publica y Maestro con grado de Licenciatura en Ciencias Sociales.
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