Los últimos datos de violencia son el motivo de alarma en Uruguay, tanto en esferas sociales como políticas. Según el reporte del observatorio privado Fundación Propuestas (Fundapro), en los primeros siete meses del 2018 hubo un récord histórico de homicidios: 248 muertes violentas. En comparación con el mismo período del año 2017, el aumento es de un 63 %.
La gravedad de la cifra de 248 muertes se vuelve más relevante cuando se denota que significaría 11 asesinatos por 100 mil habitantes; 248 muertes en 212 días; un asesinato cada 20 horas.
El Gobierno uruguayo atribuye este fenómeno sangriento a un actor nuevo en las esferas criminales: sicarios vinculados al narcotráfico. Pero los expertos también alertan de una decadencia social, enraizada en dificultades económicas.
La Policía uruguaya afirma que el aumento de homicidios se aprecia en diferentes niveles en la sociedad: desde feminicidios hasta discusiones familiares, pero ha subrayado que, en el escenario actual, la muerte violenta se ha hecho más notoria y extrema en el ámbito delictivo.
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