En una rueda de prensa celebrada el lunes en el palacio presidencial de la Moneda, en Santiago, capital de Chile, Sánchez recalcó que España no tiene “vocación de injerencia” en Venezuela, ni en ninguna otra zona de América Latina, y abogó por el inicio de un diálogo interno capaz de abrir una nueva etapa en el país.
Aseveró que España no es indiferente ante la crisis que atraviesa Venezuela y le preocupa profundamente lo que pasa en ese país. “Es una crisis que se viene alargando hace mucho tiempo en Venezuela y desde luego nosotros miramos con profunda preocupación”, declaró Sánchez en la conferencia de prensa celebrada junto con el presidente chileno, Sebastián Piñera.
Contrario a Sánchez que se negó a criticar al presidente venezolano, Nicolás Maduro, por la gestión de la política y economía del país suramericano, Piñera acusó a Caracas de dejar de lado la democracia y optar por “un camino equivocado”.
El presidente chileno también llamó a la comunidad internacional a hacer todo lo que esté a su alcance para la “recuperación de la libertad” en Venezuela.
Sánchez, cuyo mandato durará hasta las elecciones 2020, ha manifestado una postura diferente a la de su antecesor respecto a Venezuela. De hecho, el destituido presidente del Ejecutivo español Mariano Rajoy apoyaba a los grupos opositores venezolanos.
Durante el mandato de Rajoy (2011-2018), las relaciones entre Caracas y Madrid pasaron por un periodo de tensiones, debido a las declaraciones de Madrid, las cuales eran consideradas injerencistas por el Gobierno de Maduro. Sin embargo, con la llegada del líder socialista a La Moncloa, Venezuela ha expresado su esperanza de que se retomen los nexos de respeto con España.
En los últimos años, Venezuela enfrenta varios desafíos políticos y económicos como alta tasa de inflación, escasez de la oferta de los alimentos y bienes necesarios, además de corrupción, lo que obligó a la Administración venezolana a tomar medidas económicas para resolver esta situación, agravada por las sanciones de Estados Unidos.
La oposición acusa a Maduro de “incumplir” sus obligaciones sociales e insiste en convocar protestas callejeras y paros nacionales en lugar de sentarse a la mesa de diálogos con el Gobierno de Caracas para solventar las divergencias.
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