La Paz-. Atraídos por la fama de sus ruinas, Patrimonio de la Humanidad, alrededor de 130 mil viajeros visitan cada año el conjunto arqueológico de Tiwanaku, uno de los principales destinos turísticos de Bolivia, precisaron hoy fuentes académicas.
Viajan de todas partes del planeta para recorrer este escenario, entre cuyas reliquias sobresalen pirámides, esculturas, centros ceremoniales y la llamativa Puerta del Sol, comentó a Prensa Latina Julio Condori, director del Centro de Investigaciones Arqueológicas y Antropológicas radicado en el legendario complejo, el cual fue inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial en el año 2000.
Guías especializados – explicó- acompañan a los recién llegados por el lugar, núcleo cultural y político de una civilización prehispánica que alcanzó su apogeo entre los años 500 y 900 de nuestra era y cuya influencia abarcó una amplia zona de los Andes, no sólo dentro del territorio boliviano sino además en Perú, el norte de Argentina y Chile.
Tras un recorrido de más de una hora desde la capital boliviana, el cual permite admirar excepcionales vistas de nevados como el Huayna Potosí, es posible apreciar la belleza de la Puerta del sol, considerada por expertos como la mejor muestra de la perfección que alcanzó ese grupo humano, expresada en aspectos como sus características constructivas y enigmática simbología.
Caminar por sus sinuosos senderos, a tres mil 800 metros sobre el nivel del mar, resulta oportunidad única para contemplar uno de los sitios arqueológicos más espectaculares de América del Sur, rodeado de pastizales, montañas y de la llamada ciudad de piedra, asentamiento circundante donde predominan las calles cubiertas con ese mineral.
Al transitar por este paraje cautivan además otros vestigios de tal civilización, algunos parcialmente reconstruidos, como la Pirámide de Akapana, primera estructura que salta a la vista una vez en Tiwanaku, el Templete semisubterráneo y el Templo de Kalasasaya, antiguo centro ceremonial, entre otras funciones.
El presidente boliviano Evo Morales, de ascendencia aymara, eligió justo ese último punto como lugar simbólico para iniciar cada uno de sus tres periodos de gobierno (2006, 2010 y 2015).
Conocida igualmente por el uso innovador de materiales y técnicas nuevas para mejorar la producción agrícola, dicha cultura colapsó alrededor del siglo XIII.
Su núcleo principal, actualmente resguardado para su estudio y conservación, se localizó a unos escasos 15 kilómetros del lago Titicaca.
Según una leyenda aymara, los antepasados escondieron en la Puerta del Sol, el monumento más emblemático de Tiwanaku, un importante secreto que salvaría a la humanidad cuando ésta se encontrara en apuros, refieren apuntes históricos.
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