BRASILIA -. El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se justificó por estar ausente en la canonización de la Hermana Dulce, la primera santa nacida en Brasil, una decisión que se inscribe en las relaciones distantes que mantiene con el papa Francisco.
Su ausencia en la Santa Sede, a un acto que había prometido asistir, también puede relacionarse con la aproximación del mandatario al movimiento neopentecostal.
Bolsonaro confirmó hoy que no podrá viajar a la misa campal en Salvador de Bahia, norte brasileño, en homenaje a la religiosa María Rita Lopes Pontes, nacida y fallecida en esa ciudad (1914-1992), conocida como la Hermana Dulce.
«Tenemos un viaje marcado para el domingo, espero que la prensa no me critique, en Salvador habrá una gran fiesta de los católicos, yo soy católico, por la canonización de la hermana Dulce», explicó.
«Pero tenemos compromisos asumidos, primero tenemos la entronización del rey de Japón (emperador Naruhito), después pasaremos por Arabia Saudita, Qatar y Emiratos Aárabes, y después iremos a nuestra China, nuestro más grande socio comercial», detalló. El presidente pronunció un discurso ante empresarios en el Forum Brasil Inversiones 2019, celebrado en San Pablo.
El próximo domingo se realizará una misa en el estadio mundialista Fonte Nova, de Salvador de Bahia, en homenaje a la Hermana Dulce.
Ese mismo día la monja será canonizada por el papa Francisco en el Vaticano, y pasará a llamarse Santa Dulce de los Pobres.
El vicepresidente, general Hamilton Mourao, viajará a Roma en representación del gobierno brasileño.
Las relaciones entre el gobierno y la Santa Sede se vieron afectadas por comentarios críticos de funcionarios respecto al Sínodo de la Amazonia, convocado por Francisco, iniciado el domingo pasado y que concluirá el 27 de octubre.
Bolsonaro ha tomado distancia de una parte de la Iglesia católica mientras construyó una alianza con las principales iglesias neopentecostales, junto a las cuales impulsa programas de asistencia en la Amazonia.
Este jueves el presidente declaró que en la floresta hay «focos de calor y fuego» pero sin la intensidad que le atribuyen los grandes medios brasileños y extranjeros. Y afirmó que va a autorizar, vía una ley enviada al Congreso, la explotación mineral en las reservas indígenas.
En cambio desde el Vaticano el cardenal brasileño, Claudio Hummes, relator del Sínodo, dijo este lunes que la Amazonia es una «casa» de toda la humanidad y que se debe obedecer la voluntad de los pueblos originarios contrarios a la explotación minera dentro de las reservas. (ANSA).
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