Por Claudia Miranda Díaz * -.
“No estimemos en nada nuestras vidas, sacrifiquémoslas, gustosos en defensa de la patria y la libertad, convirtiendo toda la humildad y rendimiento que hemos tenido con los españoles europeos, en ira y furor y acabemos de una vez con esta maldita raza”, esas fueron las palabras de Sebastián Pagador al iniciar la rebelión del 10 de febrero de 1781, que lideró junto a indígenas, mestizos y criollos para expulsar a los invasores españoles de Oruro.
El nombre original de Oruro es “Ururu”, pueblo donde se asentaban poblaciones originarias Uru, consideradas como el grupo étnico más antiguo de los Andes. Se establecieron antes del incario, vivían alrededor del Lago Poopó, que se comunica con el Lago Titicaca a través del río Desaguadero, y se les atribuye la invención de complejos sistemas de horticultura, como los camellones que se encuentran en la región andina. Ururu significa “lugar donde nace la luz”.
Después de la ocupación española de 1492, en el año 1585 el sacerdote español Francisco de Medrano bautizó al pueblo de Ururu con el nombre de San Miguel de Oruro; posteriormente, el oidor Manuel de Castro y Padilla al enterarse de la riqueza minera del lugar refundó la ciudad, el 1 de noviembre de 1606, con el nombre de Villa de San Felipe de Austria –en honor al rey de España Felipe III–. Desde ese momento todas las riquezas naturales del departamento se convirtieron en propiedad de la Corona española y eran llevadas al Rey.
Para usurpar las riquezas del lugar los invasores sometieron a los habitantes originarios a maltratos y explotación permanentes en calidad de esclavos. Con el transcurso de los años, a los indios se sumaron como población los mestizos (hijos de madre india y padre español, o viceversa), criollos (hijos de padres europeos nacidos en el lugar invadido) y los españoles.
Las rebeliones en el Virreinato del Perú se iniciaron desde los años 1500. En 1739 hubo el primer intento de alzamiento por parte de los pobladores de Oruro, liderados por el criollo Juan Vélez de Córdova, contra la dominación española. El detonante para la rebelión de 1781 fue el aumento excesivo de las cargas fiscales y el control burocrático real, además de una particular coyuntura de iliquidez de los mineros criollos que ocurría desde la década de 1770.
El 10 de febrero de 1781 estalló la revolución contra la tiranía colonial, encabezada por Sebastián Pagador, los Menacho, los hermanos Juan de Dios y Jacinto Rodríguez y otros patriotas. A partir de esa fecha y los subsiguientes días los españoles corrían desesperados en busca de refugio al ser atacados por los criollos con piedras y palos, resultando asesinados entre 30 y 50 españoles y alrededor de 20 esclavos.
Ante esta situación, los pocos españoles que lograron escapar, entre ellos el corregidor Urrutia, denunciaron lo sucedido al llegar a Cochabamba. No pasaron muchos días cuando regresaron los españoles para vengar lo sucedido.
Sebastián Pagador Miranda era un sargento mestizo, nació en Oruro el 14 de junio de 1733, hijo natural de Domingo Pagador y Cayetana de Miranda (ambos oriundos del lugar), murió junto a sus milicianos, el 13 de febrero de 1781, a manos de los indios sublevados, por defender los caudales de la Caja Real de la Villa. Los objetivos de los criollos, mestizos e indios para sublevarse eran distintos y no pudieron conciliarse.
El actual departamento de Oruro fue creado el 5 de septiembre de 1826, por el mariscal Antonio José de Sucre, mediante Decreto Supremo –en tiempos de la República, fundada en 1825–, y cuenta con 16 provincias: Cercado, Sebastián Pagador, Tomás Barrón, Eduardo Avaroa, Sajama, Litoral, Poopó, Pantaleón Dalence, Ladislao Cabrera, Sabaya, Saucari, Carangas, Nor Carangas, Sud Carangas, San Pedro de Totora, Mejillones. La provincia Sebastián Pagador lleva ese nombre en honor al líder que dirigió la revuelta de 1781.
El levantamiento de Oruro abrió el sendero de la guerra de la independencia de Bolivia.
* Economista.
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