Por Karen Cecilia Solar Soliz -.
El Sistema Único de Salud (SUS) representa para los bolivianos un avance significativo en la búsqueda de justicia social y acceso equitativo a la atención médica. Desde su implementación en 2019 ha ofrecido una nueva esperanza para millones de ciudadanos, buscando garantizar atención médica gratuita y de calidad para todos y todas.
Si bien el SUS fue concebido en la gestión 2019 como una respuesta a la inequidad en el acceso a servicios de salud, su implementación tuvo limitaciones significativas que muchas veces resultaron en la frustración de las expectativas de la población. En noviembre de 2020 el presidente Luis Arce asumió esta responsabilidad con un sentido de urgencia y compromiso que se traduce en un renovado impulso y una mayor asignación de recursos, lo que ha llevado a transformar el panorama de la salud pública.
Según datos oficiales del Ministerio de Salud, en las gestiones 2019 y 2020 solamente a Hospitales de Tercer Nivel se transfirió un monto de 209 millones de Bs y 377 millones de Bs respectivamente, sin embargo, desde que Luis Arce asume la Presidencia hasta septiembre de la presente gestión el Gobierno Central ha transferido un presupuesto de mil 928 millones de Bs (monto nueve veces mayor a la gestión 2019), además de cambiar la lógica de las transferencias siendo estas de manera prospectiva, garantizando así que los Hospitales de Tercer Nivel cuenten con los recursos necesarios para garantizar una atención adecuada y oportuna y los ejecuten de acuerdo a la planificación que los mismos hospitales realizan de manera anual.
Sin embargo, el funcionamiento del SUS no es una tarea exclusiva del nivel central, ya que las alcaldías y gobernaciones asumen un papel muy importante en esto y deben asignar recursos para el primer y segundo nivel en el caso de las alcaldías y para el tercer nivel en el caso de las gobernaciones, además de al menos el 15,5% de los recursos de la coparticipación tributaria. Lamentablemente observamos que la mayoría de gobernaciones y alcaldías no asumen esta obligación, lo que deriva en un gasto doble al nivel central.
No se debe dejar de lado el contexto económico y sanitario en el que el presidente Arce asume la Presidencia, pues salía de un gobierno de facto que desfalcó al Estado con sus actos de corrupción, el mundo atravesaba una pandemia que encontró a todos los sistemas de salud desprevenidos; la población se enfrentaba a una enfermedad desconocida que aparte de ser letal, el diagnóstico y tratamiento de la misma significaban un costo superior a los 140 mil Bs a cada paciente. Y se debe hacer notar que en el período de gestión del gobierno de facto se trató de eliminar al SUS, ya que todas las transferencias monetarias que se tenían planificadas no fueron ejecutadas, esto con fines mezquinos para erradicarlo y favoreciendo así al subsector privado; es por ello que, cuando Luis Arce asume el mandato, una de las primeras instrucciones al sector salud fue el pago de los recursos asignado al SUS, eliminando así la conversión del enfoque neoliberal que tenía la salud en ese entonces.
Pese a este contexto el SUS ha asumido el coste de la pandemia del Covid-19, desde el diagnóstico realizado a cada paciente a través de las pruebas gratuitas que en el gobierno de facto llegaron a significar un costo de alrededor de mil Bs, las vacunas que no se habían gestionado antes y el tratamiento a pacientes estables y críticos en terapia Intensiva, todo de manera gratuita.
Aquel logro fue gracias a un fortalecimiento íntegro al SUS, el cual no solamente ha consistido en las transferencias a los establecimientos de salud de tercer nivel, sino también con la priorización y atención gratuita de las enfermedades de alto costo como son la patología renal y la oncológica, una prueba tangible son los centros de medicina nuclear, los cuales atienden a los pacientes SUS de manera totalmente gratuita, además del fortalecimiento de infraestructura en salud, retomando y haciendo una realidad la construcción y equipamiento de nuevos hospitales, como los de tercer nivel de Villa Tunari, Potosí, Chuquisaca, Pando, entre otros. Además el Presidente ha anunciado la pronta puesta en marcha de nuestro primer Instituto de Cuarto Nivel, el cual tendrá un enfoque gastroenterológico. También de acuerdo a datos de la rendición pública de cuentas de esta cartera de Estado se conoce que se está iniciando con un fortalecimiento en equipamiento a establecimientos de primer, segundo y tercer nivel a nivel nacional, como igualmente a través de la UPRE se van construyendo establecimientos de primer y segundo nivel a nivel nacional, pese a no ser esta una competencia del nivel central.
Este fortalecimiento se hace tangible en los siguientes datos: la gestión 2021 el SUS brindó 47,9 millones de servicios otorgados a la población, superando a la gestión 2020 en casi 10 millones de servicios. Pero se observa que en la gestión 2022 esta cifra sube a 55,9 millones y en la gestión 2023 a 78,4 millones, evidenciando un mayor acceso a la salud por la población, como además una mayor confianza en un Sistema de Salud Público y Gratuito, que se ve mucho más fortalecido en la gestión en curso.
Se puede concluir que parte de las estrategias que ha asumido el gobierno de Arce han consistido en priorizar la salud de la población con mayor asignación de recursos económicos al SUS, además de una nueva concepción de este, renovando políticas y fortaleciendo la atención primaria con un enfoque más integral.
Luis Arce ha ofrecido una nueva perspectiva de esperanza y compromiso con la salud de los bolivianos y las bolivianas, marcando una diferencia palpable en la vida de millones de personas. La dedicación de esta administración a mejorar la salud pública demuestra un compromiso genuino con la inclusión y la equidad. A medida que el país avanza hacia un futuro más saludable es crucial que la población reconozca y valore estos esfuerzos, contribuyendo así a la construcción de un sistema de salud más robusto y accesible para todos y todas, ya que el SUS no solo representa un acceso a servicios médicos, sino una reafirmación de que cada vida cuenta y merece atención.
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