Por Esteban Ticona Alejo * -.
Atravesamos una etapa de crisis general, desde lo sociopolítico, lo cultural y terminado en lo económico. Incluso este año atravesamos por otra crisis climática, pues ya estamos con siete meses de lluvia intensa, poco habitual en el país y sobre todo en la región andina. Todas las sociedades atraviesan por una multiplicidad de dificultades, pero ¿qué entendemos por crisis? Sencillamente son las grandes dificultades que tiene toda sociedad en su andamiaje. Es decir, una forma de vida establecida queda trabada e interrumpida casi permanentemente con la gran amenaza de llegar a un desorden total.
En lo sociopolítico se acaba un ciclo muy interesante, incapaz de seguir llevando las grandes trasformaciones iniciadas en el año 2006. Pareciera que nuestros ciclos políticos fluctúan en dos décadas. Este año se celebrará el bicentenario de la fundación de Bolivia: 6 de agosto de 1825.
En la década de 1920 Bolivia cumplió su centenario. Hay que recordar que un golpe de Estado en 1920 puso fin al ciclo liberal, que había empezado en 1900. Una nueva generación empujó el golpe de Estado del 12 de julio; aunque había algunos viejos políticos en el nuevo proyecto, fueron los jóvenes los grandes protagonistas de esa nueva etapa que se denominó republicanismo. La crisis del liberalismo llevó al nacimiento del nacionalismo y su generación.
Algunos piensan que nuestra crisis actual es más económica, pero en el fondo es una crisis política aguda. Es lamentable que al interior del otrora Movimiento Al Socialismo – Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) hoy se erijan tres vertientes disímiles: una línea oficial y conservadora, otra radical y originaria y una tercera que pretende ser alternativa. La crisis casi siempre lleva a nuevas versiones, por lo tanto las tres versiones políticas citadas quedarán rebasadas por nuevos actores sociales y bajo otras condiciones históricas.
Estamos frente a la crisis hegemónica contemporánea, donde los sujetos políticos son los indígenas, campesinos y sectores populares del país. Aprovechando esta coyuntura de reflujo el conservadurismo atraviesa también por otra crisis. Por ejemplo, bajo la consigna de ser “salvador de la patria” o tener más dinero, y por lo tanto pueden tener mayor influencia, pretenden recuperar espacios políticos perdidos. Entre las élites conservadoras y sus seguidores no hay propuestas concretas de país, a lo mucho llegan a plantear el retorno al Estado-nación republicano. Es decir, reinsisten en la continuidad de la réplica de un modelo de Estado societal monocultural que ha fracasado. En esta línea se reúnen en los Estados Unidos, en la Universidad de Harvard, para pensar el país procolonialmente, supeditados al pensamiento y modelo imperialista.
El gran problema en esta época de crisis: no todos escuchan o se escuchan. Existe la idea de que cada uno tiene la única razón. En esta crisis penetrante aparecen actores no deseados, pero que intervienen oportunamente buscando réditos. Por ejemplo, estos “representantes” desagradables son los que están cuestionando la legalidad de los participantes en las elecciones nacionales previstas para agosto de este año. ¿Cómo entender que un brasileño –Peter Beckhauser, un testaferro político y eterno estudiante de Santa Cruz– impugne la legalidad de los partidos y frentes políticos? ¿O que un coreano –Chi Hyun Chung– quiera gobernar el país pese a ser extranjero? La crisis incita que la línea colonial y más conservadora se mueva sin grandes cuestionamientos y menos con sanciones. ¿A qué espacio jurídico tocaría iniciar un juicio de oficio a los citados súbditos extranjeros y semejantes por intromisión en asuntos nacionales?
En esta etapa electoral el Tribunal Supremo Electoral (TSE) ha perdido toda legitimidad. Actúa en absoluta desorganización y cada día dilapida credibilidad en sus acciones. Casi nunca declara el presidente del TSE, Oscar Hassenteufel, y es sustituido con las nefastas declaraciones del vocal Tahuichi Tahuichi (exDaniel Atahuichi Quispe), quien en su afán figurativo y de autopromoción política habla como la voz del Tribunal en pleno.
Si vamos a asuntos más concretos, ¿cómo hacer entender a los ciudadanos que hacen filas para conseguir aceite y otros productos que consumir mucho aceite ha generado graves consecuencias de salud? En fin… Qhipa urunakanxa sarnaqawisanakaxa janiw akch’as waliki. ¿Kamachañanisa? ¿Kunjams askichañani jan wali jakañxa?
* Sociólogo y antropólogo aymara boliviano.
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