octubre 11, 2024

Al mando de Evo Morales, el Gabinete ya tiene designada su principal tarea. De la desaceleración al reimpulso del proceso

Las revoluciones no se desarrollan al mismo ritmo todo el tiempo. De hecho hay momentos que se detienen e incluso retroceden tácticamente para recuperar energías, reevaluar los objetivos intermedios y recomponer sus filas. Todo, con la perspectiva de retomar la iniciativa estratégica. ¿No responderá a eso la recomposición del gabinete?

Pasar de la desaceleración al reimpulso del proceso, con cambios en las dinámicas de coordinación interna y en la relación con los movimientos y organizaciones sociales, así como con la sociedad en su conjunto, es el principal desafío que el presidente Evo Morales, el vicepresidente Álvaro García Linera y su gabinete deberán lograr este 2012, en la perspectiva de ampliar sus condiciones de posibilidad para salir victoriosos en las elecciones generales de 2014.

Es desde ahí y no desde otra perspectiva que hay que analizar la actual composición del equipo de colaboradores más estrecho del jefe del Estado plurinacional. El gobierno está convocado, en un año en que se irán afinando las maquinarias electorales, a dejar atrás dos años de relativa desaceleración del ritmo vertiginoso en que se desarrolló el proceso de cambio desde enero de 2006, un mes después que Evo Morales y un sublevado bloque indígena-campesino-popular conquistó democráticamente la mayor victoria política frente al neoliberalismo y sus agentes.

A seis años de inaugurado esta nueva etapa de la historia boliviana, hay datos de la realidad incontrastables: el cumplimiento de una gran parte de la Agenda de Octubre —cuyo valor simbólico sigue vigente por representar el quiebre de una época y el comienzo de otra—, que para seguir siendo la síntesis del cambio requiere su actualización. Así se lo ha entendido en octubre pasado —después de lo que significó la marcha indígena en rechazo a los planes de construcción de una carretera por el TIPNIS—, cuando el presidente convocó al Primer Encuentro Plurinacional para profundizar el cambio.

De este encuentro han surgido cerca de 700 sugerencias de distinto tipo para el Órgano Ejecutivo y alrededor de 70 propuestas para proyectos de ley que deberá llevar adelante la Asamblea Legislativa Plurinacional. Por tanto, construir una agenda ordenada para que las medidas a tomarse no provoquen contradicciones antagónicas y materializarlas en su mayoría durante los dos siguientes años —pues 2014 será principalmente electoral—, requiere de un elevado nivel de cohesión interna, centralidad estratégica y desconcentración operativa hasta ahora no vistos en la conducción gubernamental.

Otro dato de la realidad es que hay un crecimiento inusitado de conflictividad social, producto de un aumento de demandas sociales acumuladas en décadas, que el gobierno necesita encarar con firmeza y amplitud para su respectiva resolución. Esto implica un ajuste de los tiempos y las agendas particulares del gabinete y el establecimiento de un nuevo tipo de relación política con los movimientos y las organizaciones sociales que en los dos últimos años han perdido en sentido de lo universal.

Pero no solo eso, hay necesidad de establecer un nivel de jerarquización de las medidas, lo cual no debería ser solo una medida de los ministros y sus respectivos equipos técnicos, sino un resultado de la concertación con las organizaciones y movimientos sociales. La creación del Consejo Nacional Económico Social y Laboral es un buen escenario para eso.

Y siempre en los desafíos que deberá encarar el gobierno, está uno que es extremadamente complicado: disminuir los altos niveles de sobre-exposición del presidente Evo Morales y del vicepresidente Álvaro García Linera, quienes deberían reservarse —al menos mediáticamente— para enfrentar la dura contienda que implicará la campaña para el 2014, cuando se pondrá a prueba el grado de consistencia del proceso más profundo de toda nuestra historia republicana. Esto significa que debe activarse un fusil de largo alcance y registrarse una ampliación de vocerías en función de los temas específicos de la realidad. El jefe de Estado y el “Vice” deben ser los últimos y no los primeros en aparecer en los medios de comunicación para explicar temas que tendrían que ser encarados por los responsables del sector.

Lo que si están llamados a emprender el “uno” y el “dos” es a construir un nivel de relación política de nuevo tipo en las cerca de cinco visitas que hacen cada día a ciudades intermedias y a los pueblos mas alejados que gobierno alguno visitó en el pasado. Para hacer eso, que es menos discurso y más diálogo con la gente, necesitan la certeza de que el aparato gubernamental se está moviendo al ritmo esperado y en la dirección correcta. Evo Morales tiene las condiciones personales y la acumulación de experiencia suficientes como para desarrollar una relación más horizontal con el pueblo, que es la condición indispensable para construir un poder radicalmente al reproducido por la lógica del capital.

Por consiguiente, centralidad en la línea de mando, ajuste y orden interno en el gabinete, firmeza y capacidad de diálogo con los sectores y movimientos sociales, ampliación de la hegemonía con la incorporación de otros sectores sin perder el horizonte, batalla de ideas con los que se oponen al cambio en función de los intereses del capital imperial y “acción directa” —como diría García Linera— contra los enemigos del Estado plurinacional, se encuentran entre las principales tareas que deberá encarar el gabinete.

Está claro que esas líneas centrales han sido reflexionadas y puestas en movimiento por la máxima conducción del Estado plurinacional. Esa es una centralidad estratégica que no se pierde. Discutir si los hombres y mujeres que conforman el gabinete son los que el proceso necesita, es legítimo pero sobredimensionar el debate puede inducir a grandes equivocaciones, más aún cuando se saca a los actores de un contexto histórico específico o se manipula la realidad. Ese es el caso de Juan Ramón Quintana, que para la oposición es el símbolo de la línea dura y nada proclive al diálogo, con lo cual se omite, deliberadamente, que ese Ministro de la Presidencia fue el protagonista central para derrotar en Pando los planes no democráticos que la derecha activo para todo el país.

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