marzo 29, 2024

La transformación de las agencias civiles norteamericanas en comandos militares

A estas alturas, el ataque a las Torres Gemelas sigue teniendo muchos interrogantes y oscuros vacíos de información. No queda claro porque ningún poderoso hombre o mujer de negocios judío que tenía vida cotidiana en las Torres, fue víctima fatal del evento. O como pudieron controlar los “terroristas” las dos aeronaves que impactaron en las Torres. O que pasó con la tercera nave derribada dicen que por los propios pasajeros ó si el objeto que impactó contra el Pentágono, era un supuesto cuarto avión o un misil. Lo mismo queda dudas sobre captura y muerte de Bin Laden y la ninguna reacción de los talibanes.

Frente a todos estos interrogantes que por supuesto pueden ser más, queda un hecho de evidencia: este fue el detonador para que en el mundo se desate un clima inseguridad y de violencia con guerras preventivas y ataques a naciones “para defender sus derechos humanos y la democracia”.

Son los Estados Unidos los abanderados de todos estos procesos. A diferencia de décadas pasadas donde lo político definía lo militar, hoy en los Estados Unidos, lo militar define lo político.

Y por eso el Estado Norteamericano se ha transformado en una gran y poderosa maquinaria bélica que va subsumiendo a las instituciones de orden civil, en organismos que actúan bajo una lógica militar.

La famosa CIA, casi un mito por el desarrollo silencioso —aunque a veces escandaloso—, de sus actividades en los cinco continentes, o la DEA, contradictoria agencia que uno no sabe a ciencia cierta si es interdictiva o adictiva y la propia USAID, con sus novedosos programas de ciudadanía, democracia y hasta derechos humanos en su versión anglosajona, hoy están bajo cadena de mando de los militares norteamericanos.

Por eso resulta importante analizar en profundidad la vida cotidiana de estas agencias del gobierno norteamericano y examinar el rol que juegan en nuestro país y ponerles frenos y controles más eficientes.

Honduras, Paraguay y Haití ya son datos reales y concretos de los métodos con que los Estados Unidos plantean su geopolítica y el uso de la democracia en América Latina y el Caribe.

Estos países tienen bases militares norteamericanas desde las que controlan puntos nodales de la región. Demás está calificar a sus gobiernos impuestos por las Embajadas Norteamericanas en esos países.

Entonces, si seguimos queriendo vivir en paz, será necesario que USAID, transparente totalmente el uso de sus recursos en Bolivia y sus transferencias a fundaciones financiadas por ellos. Es más, sería ideal conocer a quienes apoyaban desde la apertura del proceso democrático, y visibilizar a quienes desde el propio gobierno, podrían estar pagándoles factura.

La teoría de la implosión social es parte de este proyecto de guerra, en su versión asimétrica, y lo que pretende es la producción de guerras civiles que depongan a los gobiernos de fuerte raíz popular.

En esa línea no son casuales, las divisiones entre mineros asalariados y cooperativistas, indígenas de tierras altas y tierras bajas, cocaleros de La Paz y del Chapare, las luchas pigmentocráticas de las clases medias más claras contra las más cobrizas, los enfrentamientos entre “ecologistas y los desarrollistas”, o las acusaciones entre oenegeros y dirigentes sociales que fueron por años aliados, sin olvidar las aventuras separatistas entre cambas contra collas.

Es más, estas divisiones ahora llegan hasta organismos de tradicional accionar junto a las organizaciones sociales, como eran los organismos de derechos humanos.

Estamos aún a tiempo de evitar caer en el juego del imperio, y evitar en nuestro país, se aplique la metodología de la implosión social, generadora de guerras civiles, que no es otra cosa de la guerra asimétrica o no convencional aplicada en los países que se niegan a seguir la política exterior norteamericana, aplicándoles su política de guerra y destruyendo su tejido social, donde el pueblo pondrá los muertos para hacer salir airosa a la “democracia”, como ocurrió en Libia, Egipto, Afganistán y ahora pretenden suceda en Siria.

*          Fernando Rodríguez Ureña es zoociologo, con maestría en quimeras. Hizo su doctorado en la pluriversidad de Los Sauces en Lian Ma He Nan Lu. Alguna vez fingió como diplomático.

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