mayo 30, 2023

Los desafíos del 2013

El presidente Evo Morales comienza este 22 de enero el octavo año de su mandato (cuatro al frente del viejo estado y tres construyendo el nuevo Estado Plurinacional), con condiciones favorables para profundizar la revolución más profunda de nuestra historia.

Arranca 2013 con el impulso de un comportamiento económico que nunca antes tuvo el país: un PIB que se ha triplicado en siete años, un ritmo de crecimiento sostenido de las reservas internacionales y de otros indicadores de la macroeconomía que difícilmente pueden ser negados por la mayor parte de los bolivianos.

Pero también lo hace con una relación de fuerzas abiertamente favorable para el proyecto político vigente. La oposición continúa reactiva, fragmentada y sin capacidad de presentarle al país un proyecto alternativo distinto al que se está desarrollando.

Es tan falta de ideas la oposición que en una semana ha quedado mal parada dos veces. Primero, porque le ha correspondido al encargado de negocios estadounidense afirmar que el gobierno de su país se enteró de la red de extorsión en el caso Ostreicher solo cuando el gobierno boliviano lo denunció. Segundo, la confirmación del principal responsable de la expedición científica al cerro de Chacaltaya de que la investigación estadounidense se hizo con fines militares. De dos plumazos la oposición se quedó sin libreto y sin discurso.

Para yapita, el presidente Evo Morales ha dejado sin cintura a la oposición, cuyos partidos, analistas y medios de comunicación esperaba cambios en el gabinete. Está claro que el jefe del Estado Plurinacional les ha enviado a esos sectores una señal fuerte: que ha acumulado bastante experiencia estos años como para dejarse presionar por intereses y cálculos mezquinos.

Entonces, en medio de un cuadro general que se caracterizará también por su dimensión pre electoral, el proceso de cambio encara 2013 con los siguientes desafíos:

Primero, afinar la Agenda Patriótica del Bicentenario (eliminación de la extrema pobreza, acceso a servicios básicos, seguridad alimentaria e industrialización) en el marco de la transición de la revolución política a la revolución social.

Segundo, consolidar el nuevo bloque en el poder a partir de no perder la iniciativa política, fortalecer el papel de los movimientos sociales en la conducción política y la construcción del Estado Plurinacional, y llevar adelante nuevas formas de articulación emancipadora entre el gobierno nacional y los gobiernos subnacionales.

Tercero, dinamizar el papel de la Asamblea Legislativa Plurinacional, ahora presidido por mujeres en sus dos cámaras, en la aprobación de nuevas leyes para fortalecer el camino de la construcción institucional del Estado Plurinacional, consolidar la ruta de la independencia económica a partir de la soberanía sobre los recursos naturales y profundizar las leyes para una mejor redistribución de la riqueza.

Cuarto, no perder de vista que el mayor enemigo para las ansias libertarias de nuestros pueblos sigue siendo el imperialismo más poderoso que se haya conocido jamás.

Sea el primero en opinar

Deja un comentario