abril 25, 2024

Municipios en 2012: más plata, más empresas pero sin desarrollo industrial

El momento que vive el país es espectacular. Nunca en la historia de Bolivia se ha tenido semejante cantidad de recursos fluyendo en la economía. La pregunta obvia es si este enorme volumen de recursos está siendo bien usado. Para responder esta interrogante se mostrará que los municipios son parte activa del boom económico. Posteriormente, se analizará en qué medida este boom municipal facilita la aparición de un nuevo tejido empresarial. Finalmente, se sentarán algunas conclusiones que advierten un riesgo: la existencia de más recursos no significa más y mejor desarrollo y menos aún la disminución de la pobreza.

Datos sobre el boom hidrocarburífero y proyecciones municipales

Las transferencias fiscales crecieron casi en 1.000% en el lapso de una década (Cuadro 1).

El crecimiento de las trasferencias es gigantesco. De 1.327 millones de bolivianos transferidos en 2001 se pasó a 10.728 millones de bolivianos. Ello equivale a un incremento del 808%. Ingresaron ocho veces más cantidad de recursos a los municipios. La cifra total destinada a los municipios en este periodo fue de 59.873 millones de bolivianos. Este monto total dividido entre los 12 años comprendidos, da un promedio de casi 5 mil millones de bolivianos transferidos. Sin embargo, si se toma en cuenta solamente las estadísticas de la nueva década en curso iniciada en 2011 el promedio para los dos primeros años (2011 y 2012) resulta ser del doble alcanzado previamente: 10 mil millones de bolivianos.

Las proyecciones sobre la bonanza del gas impiden creer que estos montos sufran merma alguna. Téngase en cuenta que el ingreso fiscal por concepto de venta de hidrocarburos creció a una tasa del 44% por año de 2004 a 2009. 1 De mantenerse ese promedio ya en 2015 se tendría un promedio de 20 mil millones de bolivianos entregados a los gobiernos municipales. Por tanto, hay que tomar en cuenta el porcentaje de incremento anual de ingreso por hidrocarburos (Cuadro 2).

A ese ritmo, ya el 2017, el monto total a ser transferido a cuentas municipales superaría los 20 mil millones señalados (Cuadro 3).

Partiendo del modesto 50% de promedio de recursos municipales que sería destinado a licitaciones, el promedio de 2001 a 2010 permitiría hablar de 2.500 millones usados para este fin; de acuerdo al promedio de los dos últimos años, el monto anual ascendería a 5.000 millones y de mantenerse el promedio de crecimiento mencionado ya en 2016 la cifra rondaría los 10.000 millones de bolivianos de promedio anual. Lo que equivale a decir que hasta 2014 se tendría un total acumulado de aproximadamente 24.000 millones licitados. Y hasta 2021, la cifra consignada desde el comienzo de la década podría ascender a 80 mil millones de bolivianos licitados. Una enorme cantidad de recursos que con toda seguridad podrían aupar el nacimiento de nuevas élites (Cuadro 4).

Las empresas bolivianas y su enorme crecimiento

Veamos ahora el crecimiento del tejido empresarial (Gráfico 1) 2:

Como se observa, el crecimiento del tejido empresarial es verdaderamente impresionante. De 9.940 se subió a 65.793 empresas. El aumento fue del 661,9%. Lo que llama la atención es que el número de empresas que existían en 2002, casi 10 mil, se replica desde 2010 a un ritmo similar de 10 mil y más empresas por año: de 42.921 a 51.708 de 2010 a 2011; y de esta cifra a 65.793 empresas de 2011 a 2012, con un promedio en esos dos últimos años de 11.436 empresas por año. Ello da lugar a la constitución de casi 1.000 empresas por mes, a 200 por semana y a 40 por día. Indudablemente, es un suceso sorprendente en la historia económica del país.

Se ahonda esta tendencia de 2011 a 2012. En este breve periodo el ascenso fue de 14.085 nuevas empresas, significando una acrecencia del 18,8%. (Gráfico 2) 3

Vista esta cifra por departamentos, podemos observar los siguientes datos (Cuadro 5): 4

Cochabamba, La Paz y Santa Cruz poseen porcentajes del 22,6% (como el más destacado), 19% y 19,4% de crecimiento, elevando el número de empresas en 2.169, 3.349 y 3.018, respectivamente. Son pues los departamentos con mayor engrosamiento empresarial. Si proyectamos el crecimiento a esa misma tasa de crecimiento anual del 18,8%, los guarismos lucen sencillamente asombrosos (Cuadro 6):

¿Se puede prever una intensificación de este calibre en la década en curso? Pues conviene observar los datos a nivel regional. En principio quede constancia de que en el país se tiene un indicador de densidad empresarial de 4,96 empresas por cada mil habitantes. Chile tiene un indicador de 53,8 empresas por cada mil habitantes. Algo llamativo pues supera incluso a países como Alemania (41), Francia (34) e incluso Estados Unidos (49). Venezuela y Colombia quedan rezagadas frente a Chile pero presentan indicadores de 17 y 16 respectivamente, vale decir, de más del triple de tamaño de lo visualizado en Bolivia. 5 Por ende, a pesar del vehemente crecimiento registrado en la década pasada, no hay duda que éste es aún insuficiente. Alcanzar el promedio de empresas por cada mil habitantes que posee Colombia y/o Venezuela permitiría arañar las 200 mil empresas. Con el indicador de Chile superaríamos las 500 mil empresas en la fecha indicada.

La orientación de las nuevas empresas y su vinculación municipal

Hasta acá queda claro que el incremento masivo de recursos, viene aparejado de un casi igualmente grande aumento de nuevas empresas. No hay duda que hasta aquí la realidad parece muy auspiciosa. Sin embargo, ¿se usa bien estos recursos? Un informe de Populi mencionaba que “durante la gestión 2011, la base empresarial cuenta con 16.978 empresas dedicadas al comercio al por mayor y al por menor con una participación a nivel nacional de 32,8%. Le siguen las empresas dedicadas a la construcción, con 8.435 empresas, que corresponde al 16,3% del total, y las empresas dedicadas a actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler, con 7.860 empresas, representan el 15,2%. Es importante destacar también la baja participación porcentual de actividades generadoras de valor como la industria manufacturera (10.6%)”. 6

Queda claro que la propensión económica sólo tiene que ver marginalmente con la industria manufacturera. Asimismo, también resulta evidente que la actividad predominante tiene relación con una combinación pujante del comercio y la construcción y las labores atingentes a los bienes inmuebles (construidos). Juntas, todas ellas suman un abrumador 64,3% del total de empresas recientemente erigidas. Similar información es expuesta por el portal de Fundempresa para 2012 (Cuadro 7).

Como se observa, en este nuevo año, estos mismos sectores logran una escueta pero efectiva extensión hasta el 68,6% del total. Más de 2/3 de las empresas preservan este rasgo propio de una economía de no transables. ¿Sucede lo propio en los municipios? Veamos algunos ejemplos en tres municipios de Cochabamba, La Paz y Santa Cruz respectivamente: Quillacollo, Viacha y La Guardia:

En Quillacollo, las partidas de “saneamiento básico” (16,8% y 21,8% para los años 2011 y 2012), “infraestructura urbana y rural” (1,6% y 5,5%), “construcción y mantenimiento de microriego” (7,4% y 8,1%) y “construcción y mantenimiento de caminos” (28,6% y 32,8%), que hacen referencia precisamente al rubro remarcado por Populi o Fundempresa, suman 54,4% para el primer año y 68,2% para el segundo año.

En Viacha, las partidas de “saneamiento básico” (36,7% y 35,1% para los años 2011 y 2012), “infraestructura urbana y rural” (25,9% y 28,1%), “construcción y mantenimiento de microriego” (10,4% y 4,4%) y “construcción y mantenimiento de caminos” (0,4% y 1,8%), suman 73,4% para el primer año y 59,4% para el segundo año.

En La Guardia, las partidas de “saneamiento básico” (19% y 1,9% para los años 2011 y 2012), “infraestructura urbana y rural” (4,6% y 28,3%), “construcción y mantenimiento de microriego” (0% y 0%) y “construcción y mantenimiento de caminos” (3,2% y 3,8%), suman 26,8% para el primer año y 34% para el segundo año.

En suma, se distinguen dos tipos de municipios: aquellos que se inscriben en la dirección de una economía “no transable. Quillacollo muestra un promedio, entre ambos años, de 61,3% de recursos usados casi exclusivamente en el rubro de construcción. Viacha lo supera con un promedio de 66,4%, es decir, 2/3 quedan enmarcados en el rubro descrito. Y en una posición distinta se encuentra La Guardia con un promedio de sólo 30,4% para los dos años. Este gobierno municipal, por el contrario, orientó el 58,7% del total de sus recursos a servicios de salud y educación.

No hay pues duda: el dilatamiento del tejido empresarial tiene una incuestionable similitud con el mundo municipal. Sin embargo, ese lazo viene de la mano de la consolidación de una particular economía: aquella “no transable” o no productiva. Por ende, las conclusiones a ser destacadas en este primer acápite pueden ser agregadas en tres:

Primero, hay una masiva afluencia de recursos en los municipios, haciendo cada vez más tentadora la posibilidad, como empresario, de ser beneficiado con los procesos de licitación emprendidos. Esta orientación, además, no sólo parece consolidarse sino que tiende a expandirse vehementemente con una inusitada proyección para la década en curso.

Segundo, hay un desmedido incremento de empresas privadas, dedicadas sobre todo al rubro de la construcción, el comercio y los servicios inmobiliarios. Como nunca en la historia boliviana se ha producido semejante boom empresarial.

Finalmente, se comprueba que este caudal de recursos municipales tiene una correlación incuestionable con este ingente nacimiento de nuevas empresas. Ello se constata al observar que a nivel municipal, en especial en Viacha y Quillacollo y en menor medida en La Guardia, las empresas beneficiadas están igualmente ligadas, sobre todo, al rubro de la construcción de microriego, infraestructura urbana y rural saneamiento básico y caminos. En síntesis, más dinero público incentiva el parto de nuevas élites que, a su vez, coadyuvan a solidificar una economía local vinculada a los servicios -economías no transables- y, consecuentemente alejada de la economía productiva tradicionalmente imaginada como dominante: aquella del “municipio productivo”. En todo caso, si Viacha y Quillacollo clasifican como “municipios constructores”, posiblemente La Guardia se erige como un “municipio educado y saludable”. El matiz no es menor. Ambos se dedican a los servicios pero con la diferencia de que los primeros quedan enmarcados en lo que Iván Arias definió como la hegemonía de la “mentalidad de cemento”, mientras el municipio cruceño parece haber dado un paso más decisivo hacia el desarrollo (estratégico) social.

*          Este es un fragmento de la investigación desarrollada con el apoyo del Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB) en el marco de la convocatoria “Reconfiguración económica y social en la articulación urbano-rural de Bolivia 1998-2010”. La investigación tuvo lugar en Quillacollo, Viacha y la Guardia en un periodo que comprende de 2003 a 2012. El trabajo fue coordinado por Diego Ayo. El equipo estuvo conformado por Marcia Fernández, Marcelo Arequipa, Carlos Moldiz y Ana Kudelka.

1          Omar Zambrano y Gabriela Aguilera Lizarazu, Elementos de análisis de vulnerabilidad y sostenibilidad fiscal en países ricos en hidrocarburos: el caso de Bolivia, BID, Washington, 2011, p. 19.

2          Fundempresa, Estadísticas del registro de comercio de Bolivia, en http://www.fundempresa.org.bo/docs/content/cochabamba_589.pdf, 2012, p. 5.

3          Ídem, p. 6.

4          Idem, p. 7.

5          Populi, “Características de la base empresarial en Bolivia”, en Populi, Políticas Públicas para la Libertad, No. 127, marzo de 2012, p. 3 (http://www.populi.org.bo/images/stories/economico%202012/127-baseempresarial.pdf).

6          Ibid., p. 2

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