abril 15, 2024

Marx en el Soho… y en nuestros corazones

por: Ernesto Casstillo

Hace poco vi por internet la obra de teatro Marx in Soho, un monólogo escrito por el historiador estadunidense Howard Zinn. También hay una película cubana basada en este mismo guión. Mi versión favorita, sin embargo, es aquella interpretada por el excelente actor Brian Jones. Todas las interpretaciones son buenas, es solamente que la interpretada por Jones tiene un poco más de fuerza, de brío, tal como imagino que hubiera hablado ese gigante alemán allá por el siglo XIX.

La historia es algo así: indignado por la malinterpretación de sus ideas y el regocijo de aquellos que piensan que sus estas han muerto, Marx le pide a dios y a los ángeles que le permitan volver a la tierra para aclarar los malentendidos sobre sus teorías y limpiar su nombre. Siendo una burocracia, Marx es enviado por error a Soho, Nueva York; en vez de Soho, Londres, que es donde quería volver. Aún así, se explaya ante una audiencia que, estoy seguro, está estupefacta y cautivada, al mismo tiempo. “Jesús no pudo lograrlo… así que Marx vino” concluye este imaginado y apasionado Karl.

A lo largo de la obra, nuestro personaje nos cuenta acerca de su experiencia como exiliado en los barrios pobres de Londres, donde desarrolló los cimientos para su obra más grande: El Capital. Nos cuenta del hambre, de la suciedad, del abandono, del drama de la vida proletaria, que no ha dejado de ser miserable hasta el día de hoy. Nos cuenta sobre Jenny, su esposa; Laura, su hija; Engels, su amigo, su pana, su hermano. Incluso hay un par de anécdotas que son muy graciosas: Marx le dice a un estupefacto adulador que no es marxista; Marx le da un golpe en la cara a Bakunin, el padre del anarquismo; Marx tiene problemas en casa, su esposa anda celosa…

Es, pues, el Marx humano, el que no nos muestran en la universidad, el que podrán ver en esta obra. Un hombre que ríe, llora, se enamora, se enoja… Se trata de una faceta que todos deberíamos conocer. Aunque tampoco debemos olvidar que, aunque ser humano común y corriente, este hombre, de extraordinaria inteligencia, poseía también un extraordinario compromiso y una extraordinaria voluntad. Después de todo, su vida no fue la de un pensador pequeño burgués, sino la de un hombre que predicaba desde el mismísimo corazón de la clase obrera.

Por último, es también una denuncia, un desenmascaramiento del régimen soviético; de los gulags, de los fusilamientos, de la represión y el autoritarismo. “¿Creen que un hombre que se comporta como un matón y manda a fusilar a sus camaradas es comunismo?… cuando hablé sobre la dictadura del proletariado me refería a la dictadura temporal de una clase, no de un partido, no de un hombre… ¿quieren ver a qué me refería con la dictadura del proletariado?… a la Comuna de París, a eso me refería…”

Si desean saber un poco más sobre Marx, además de esta excelente obra de teatro, también les recomiendo leer la Síntesis biográfica de Marx y Engels escrita por, nada más y nada menos que, Ernesto Ché Guevara. Sí, claro, este hombre tenía una inclinación ideológica obvia y jamás hubiera fingido ninguna imparcialidad respecto a este tema, pero su prosa es clara y sus fuentes sólidas.

Los dejo con una cita de Marx que muy pocos conocen. Es una respuesta, una carta, que dice: “Todo el tiempo que podía consagrar al trabajo debí reservarlo a mi obra, a la cual he sacrificado mi salud, mi alegría de vivir y mi familia. Si fuéramos animales podríamos naturalmente dar la espalda a los sufrimientos de la humanidad para ocuparnos de nuestro propio pellejo. Pero me hubiera considerado poco práctico de haber muerto sin al menos haber terminado el manuscrito de mi libro”.

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