A menos de dos meses de finalizar la gestión, con datos de ejecución presupuestaria a octubre de 2015, publicados en la página institucional del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, me atrevo a evaluar el desempeño del nivel territorial, con un indicador, que aunque no permita ver lo más importante como es “la calidad de la inversión y su impacto en el desarrollo local”, nos muestra la capacidad de gasto, el esfuerzo de alcaldes, alcaldesas y gobernadores por cumplir sus Planes Operativos Anuales.
Empezaremos con las nueve Gobernaciones, que en promedio llegan a una ejecución del 49% (Bs 7.661 millones en gastos de un presupuesto de Bs 15.628 millones), alcanzando la mayor ejecución la Gobernación de Chuquisaca con el 58%, seguida por las de Cochabamba, Oruro y La Paz con el 57%, 56% y 54%, respectivamente; Santa Cruz y Pando bordean el 52%, siendo las más atrasadas las de Tarija, Beni y Potosí con el 45%, 42% y 41%, respectivamente.
Esos datos consideran el total de gastos, en otras palabras, el funcionamiento, actividades y proyectos de inversión, siendo estos últimos “los más importantes y difíciles de ejecutar”.
Revisemos el desempeño en la ejecución de proyectos de inversión: a la cabeza están las Gobernaciones de Oruro y La Paz con el 69% y 68%, respectivamente, siendo las últimas las de Pando y Santa Cruz con el 39% y 36%, respectivamente.
En cuanto a los Gobiernos Municipales: su ejecución es un poco menor, en conjunto alcanzan el 47% (Bs 13.704 millones de un presupuesto de Bs 29.324 millones), pero no podemos medirlos con la misma vara, debido a sus singulares características; primero distingamos el desempeño de las capitales de departamento y El Alto: los primeros puestos los disputan los municipios de Cobija y Santa Cruz con el 63%, seguidos de cerca, con el 61% y 60%, Trinidad y La Paz, continuados por los municipios de Tarija, Oruro y El Alto con el 49%, 48% y 47%, respectivamente, y, finalmente, los más rezagados son los de Sucre, Cochabamba y Potosí con el 45%, 43% y 37%, respectivamente.
Para seguir el mismo análisis ahora veamos sus niveles de ejecución solamente de proyectos de inversión, siendo los que alcanzan los mayores datos los municipios de Santa Cruz con el 53% y Cobija y Trinidad con el 52%; muy por debajo está La Paz con el 41% y en la cola se encuentran los municipios de las ciudades de Potosí y Cochabamba con el 29% y 24%, respectivamente.
El resto de municipios, en su mayoría rurales, muestran la siguiente ejecución: de los de tipo D (más de 50.000 habitantes) Montero, Warnes y Tiquipaya son los que mayores niveles alcanzan con el 55%, 54% y 53%, respectivamente, correspondiendo los niveles más bajos a los municipios de La Guardia (34%), Vinto (33%) y Caranavi (31%). Los municipios tipo C (de 15.001 a 50.000 habitantes) tienen a sus mejores representantes en los municipios de Cotoca (74%), San José (72%), Camiri (69%) y Ascención de Guarayos (68%), siendo los más preocupantes los de Sacaca (17%), Jesús de Machaca (16%) y Chulumani (16%).
Entre los municipios más pequeños tenemos a los de tipo A con población de hasta 5.000 habitantes y los de tipo B cuya población se encuentra entre 5.001 y 15.000 habitantes. Empecemos con los B: Mairana, Tarata, Pojo y Tarvita son los que a octubre alcanzaron mejores niveles con el 66%, 65%, 64% y 63%, siendo los que mayores problemas presentan los de Toro Toro de Potosí (9%), Tolata (3%) y Aucapata (2%), y, finalmente, entre los más pequeños, tipo A, se destacan los de San Ramón del Beni (74%), Tacachi (63%) y Villa Alcalá (63%), presentado serias dificultades los de San Pedro de Quemes (2,5%), Tahua (1,8%) y Cruz de Machacamarca (0,1%).
Sin duda este año es particular, porque se vivió una transición de gobierno, muchas de las nuevas autoridades locales excusan sus bajos niveles de ejecución presupuestaria a las condiciones con la que recibieron las alcaldías y gobernaciones señalando que “no hubo transición transparente”; sin embargo, en un año similar (2010) la ejecución de municipios cerró con el 68% y las gobernaciones que vivieron una doble transición al pasar de prefecturas alcanzaron el 52%.
Con estos datos, midiéndolos en conjunto, podríamos advertir un virtual “aplazo”, empero no podemos negar el esfuerzo de muchas entidades territoriales, aunque la exigencia al nivel municipal debe ser mayor, toda vez que van experimentando más de 20 años de autonomía; aún les queda algo de tiempo, ojalá puedan acelerar el gasto y superar estas cifras, o por lo menos igualar al observado el 2010, en el que vivieron una transición similar.
* Economista.
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