abril 25, 2024

Otra economía, otro mundo, otra formación

«…el economista nativo, sin capacidad crítica, que sigue al pie de la letra con ufana pedantería al autor extranjero, por ilustre que este sea, se asemeja al lacayo que imita gozoso y grotesco los finos modales de su señor» J. Silva Herzog.

Estudios de economía

Actualmente y desde hace más de tres décadas en la enseñanza de la economía en el ámbito académico predomina la visión de la ciencia fraccionada, una suerte de instrumental técnico, con preeminencia de un pensamiento hegemónico, impuesto desde los países centrales para incidir en los futuros economistas, sujetos neutros robotizados y ajenos totalmente a su entorno sociopolítico y al tiempo histórico que les toca vivir en el momento de su ejercicio profesional y su práctica social.

Este tipo de formación arroja como resultado la mutilación de las capacidades de crear categorías de análisis que permitan aprehender la realidad en contextos diferenciados: nacional, regional y mundial. Se trata de una formación que, además, trunca las posibilidades de construir espacios de debate constructivos para comprender las especificidades del sistema capitalista en las distintas épocas del devenir histórico de nuestra economía.

La planificación y la economía política son estudiadas en el conjunto de los centros académicos, privados, públicos, pregrados y postgrados, como disciplinas independientes. La planificación como un conjunto de instrumentos que no va más allá del diagnóstico banal o superficial y la definición de situaciones que nunca serán alcanzadas (visión, misión), técnicas que fueron impuestas por la lógica de mentalidades anglosajonas.

La política económica se la enseña como categorías que no tienen vínculos con la planificación, una suerte de instrumentos para utilizar en la coyuntura, en el ajuste de variables macro y sus fluctuaciones en el corto plazo. En tanto que la economía política resultó ser una parte de la historia del pensamiento y la doctrina económica, sin ninguna vinculación al momento actual, a la realidad del capitalismo dominante y a sus propósitos por continuar dominando el sistema mundo.

Ausencia de pensamiento crítico

El pensamiento hegemónico ha logrado tener fuerte presencia en la educación pública, desde los niveles básicos hasta la formación superior. De ahí que la falta de capacidad de análisis en los sectores del magisterio tanto urbano como rural, sujetos al no entender los acontecimientos de la economía y la política de este momento histórico, se limite a repetir el texto sagrado de un marxismo vulgarizado o a apegarse a sus traumas de exclusión y racismo, o sus complejos de extrema superioridad frente a sus educandos, induciendo a que la vida es una maravilla con cartón y cartulina.

La ausencia del sentido crítico en los profesionales actúales, y los que están en proceso de formación, reflejan la plena vigencia del pensamiento neoliberal. Incluso en los ámbitos de la administración pública y las instituciones donde se decide las políticas económicas. So pretexto de ser expertos y calificadísimos profesionistas, se asumen o se creen políticamente imparciales. Totalmente equivocados, porque la imparcialidad no existe, su formación y sus poses pedantes de clase media o clase a medias, demuestran personificaciones de la vigencia de que el paradigma del neoliberalismo permanece en el horizonte. Sigue vigente la concepción del mercado como el poderoso organizador, infalible para la sociedad moderna. Ese mercado y el individualismo se materializan en el comportamiento de esos economistas y en todos los ámbitos en los que prestan sus servicios: privados, públicos, gremiales, etc. Citemos lo que el economista mexicano Jesús Silva Herzog decía respecto al comportamiento y la formación de estos economistas formados en la lógica del mercado:

«…el economista nativo, sin capacidad crítica, que sigue al pie de la letra con ufana pedantería al autor extranjero, por ilustre que este sea, se asemeja al lacayo que imita gozoso y grotesco los finos modales de su señor».

«…en nuestros días, se trata de hacer del economista un tecnócrata ignorante, suficiente, presumido y sin alma, ajeno a la realidad de la vida y a los problemas ingentes de su pueblo y de su momento histórico».

Pasado presente

Las caracterizaciones que hiciera Silva Herzog continúan vigentes y más acentuadas en los medios académicos, privados y públicos. El mercado y el individualismo continúan presentes como los pilares articuladores a los problemas económicos y sociales en el imaginario de estos profesionales de un futuro próximo.

Esta situación debe imponernos el desafío de repensar desde diferentes espacios, sean académicos, organizaciones sociales, grupos de estudio y desde la función pública, para lograr contraponer y generar pensamiento crítico a pensamiento dominante. El desafío consiste en: articular la economía política con la planificación y la política económica o políticas públicas; espacios de formación que nunca debieron haberse desarticulado en la formación de los economistas. Por último, fortalecer la idea de que no se trata de maximizar las ganancias del capital sino de lograr la igualdad de la sociedad mediante la construcción de pensamiento alternativo en el que se respete el vínculo de la economía con la naturaleza y la sociedad. De conseguirlo, este sería un aporte para la esperada otra economía para el “otro mundo posible”


* Economista del pensamiento crítico.

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