abril 17, 2024

Julio Verne y Herman Melville, hablan del mar boliviano


Por Homero Carvalho Oliva-*


 En el prólogo de la segunda edición de Antología Bolivia, tu voz habla en el viento, el escritor boliviano Homero Carvalho hace referencia a algunos de los grandes escritores del mundo que se han ocupado del mar históricamente boliviano en sus cuentos o en sus ensayos, como en el caso de Julio Verne, en su novela Un capitán de quince años.


Hace unas semanas publiqué la segunda edición de la Antología Bolivia, tu voz habla en el viento, en ese libro incluyo a sesenta autores de diversos países que hablan del nuestro: cuarenta poetas, cinco cuentistas y quince articulistas y/o ensayistas; del total veinte pertenecen a extranjeros, entre ellos a tres premios Nobel de literatura: Miguel Ángel Asturias, Pablo Neruda y Mario Vargas Llosa. Creo que, pocas, veces, tantos escritores reconocidos han escrito sobre un país. Algo mágico y maravilloso debe tener el nuestro que ha fascinado y fascina a tanto buen escritor. Es probable que falten algunos poemas, cuentos y prosas, vendrán otros investigadores y la complementarán, pero quizá nunca sea completada porque siempre habrá algún escritor desconocido aún o ya famoso, deslumbrado por nuestra gente y/o por el paisaje, escribiendo sobre nuestro país.

En el prólogo de esta antología me refiero a algunos de los grandes escritores del mundo que se han ocupado del mar históricamente boliviano en sus cuentos o en sus ensayos, aunque sea como una referencia geográfica como en el caso de Julio Verne, en su novela Un capitán de quince años, que sirvió de alegato en la demanda presentada por el Estado Plurinacional de Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya. En el punto 1.7 denominado Documentos efectuados por terceros, la demanda dice textualmente:

“Como instrumentos probatorios efectuados por terceros, y con carácter de mera referencia respecto a los derechos bolivianos en la costa del Océano Pacífico, antes indicados, se citan los siguientes documentos elaborados, repito, por personas ajenas a las Repúblicas de Chile y Bolivia:

  1. Informe Sobre Bolivia, elaborado por Joseph B. Pentland, efectuado en 1826, por el mencionado explorador, y elevado a conocimiento del Exmo. Ministro de Negocios Extranjeros de Londres por el Sr. Cónsul Británico de su Majestad para el Perú: C.M. Rickets, cuyo contenido, en cuanto al ejercicio de los derechos bolivianos en estos territorios, sostiene: ‘…Bolivia se separa de la República del Bajo Perú por la rama oriental de la Cordillera de los Andes, por el gran lago mediterráneo de Titicaca y por la Cordillera Occidental de los Andes hasta el límite Sud del Bajo Perú, donde entra la Provincia Boliviana de Atacama que confina con la Provincia Chilena de Copiapó’.

Puede verse por este detalle que Bolivia forma un gran Estado en el interior del Continente Sudamericano, cuya única parte que toca con el mar es la Provincia de Atacama, en una extensión de 220 millas desde Punta de Duende hasta el río Loa en el límite Norte de Chile en la Latitud 25° 40 Sud”.

Este Informe, es un documento que data del año del nacimiento de la República de Bolivia, que en cuanto a su geografía y organización describe el inglés Pentland, detallando su salida al Océano Pacífico, además de indicar hasta donde llegaban los dominios de la nueva República y su límite con la República de Chile.

  1. Julio Verne, a favor de Bolivia.- Julio Verne, el gran geógrafo y escritor francés, legó a la humanidad diversas obras en las que narra aventuras, las que, en cuanto a los viajes de sus personajes corresponde, guarda una relación con la descripción geográfica.

Es así que en su obra “Un Capitán de 15 años”, se dedica a narrar la aventura de sus personajes: Dick Sand, la Señora Weldon, Harris, el viejo Tom, y otros que naufragan en el Océano Pacífico en la nave que los transportaba el “Pilgrim”; al encontrar tierra, los náufragos no conocían en territorio en el que se encontraban, y por ello, Verne a través del ocasional habitante de aquel lugar Harris, explica lo siguiente:

–    “Nuestra primera pregunta – prosiguió la Sra. Weldon– ha de ser para preguntarle donde estamos.

–    Pues están ustedes en el Litoral de América del Sur –respondió el desconocido (Harris), que parecía sorprendido ante la pregunta- ¿Pueden tener alguna duda a este respecto?

–    Si señor, porque la tempestad había podido desviarnos de nuestra ruta, que no he podido determinar con precisión –contestó Dick Sand (el capitán de 15 años).

–    Ahora he de preguntarle donde estamos con exactitud, … supongo que nos hallamos en la costa del Perú.

–    ¡No joven amigo, no!, (respondió Harris), ¡Un poco más al Sur!, … Han encallado ustedes en la Costa Boliviana, y se encuentran en la parte meridional de Bolivia que confina con Chile.

     Dick Sand reflexionaba acerca de lo que acababa de escuchar. Aquello no le extrañaba mucho, pues su cálculo podía haberle engañado en lo que concernía a las corrientes; …en efecto, teniendo en cuenta el sitio donde había dejado la isla de Pascua, debía hallarse entre el vigésimo séptimo y trigésimo quinto paralelo, sobre poco más o menos, y había encallado en el vigésimo quinto paralelo

–    …Caballero -dijo entonces Dick Sand- de su respuesta deduzco que nos encontramos a gran distancia de Lima.

–    Sí, Lima está lejos, … por allá, por el Norte.

–    …(la Sra. Weldon) Nadie nos conoce en esta parte de la baja Bolivia. – Pues bien Señora Weldon, Usted y sus compañeros verán un singular país, que contrasta de un modo extraño con las regiones de Perú, del Brasil o de la República Argentina. Su flora y su fauna causarían el asombro de un naturalista ¡Ah!…, Puede decirse que han naufragado ustedes en un buen lugar, y si no fuera importuno, podrían dar gracias al destino.

–    Creo que no ha sido el destino el que nos ha traído aquí, dice la Sra. Weldon a Harris, sino Dios”.

Hasta aquí el fragmento de la demanda oficialmente presentada en La Haya.

Julio Verne, el gran escritor y geógrafo tenía también otra particularidad, era un visionario, de algún modo, como sucedió en las descripciones del Submarino del Capitán Nemo o del Viaje a la Luna, podía prever o deducir el futuro; en el caso que corresponde a Bolivia, dejó claramente sentado, con justo fallo, que el territorio boliviano comprendía hasta las costas del Pacífico, y que este límite estaba próximo al paralelo 25 de latitud meridional. Julio Verne, fue invocado por la Representación Chilena dentro del conflicto de límites con la República Argentina respecto a dominios del Pacífico Sur, por la referencia que hace a estas en “Los náufragos del Jonathan”.

Así concluye esta parte en la que una obra de ficción sirve para alegar una verdad histórica, como también lo hace Herman Melville en Moby Dick, la ballena blanca, citado por Pablo Cingolani, que señala que uno de los más famosos escritores de todos los tiempos, el norteamericano Herman Melville en su célebre novela Moby Dick o La ballena blanca, habla del mar boliviana. Cingolani afirma: “Allí lanzó una hipótesis temeraria: la independencia de Bolivia fue producto de los efectos benéficos de la caza de ballenas en el Pacífico Sur. El mérito es que reconoce a Bolivia como un país marítimo” y la cita textual es: “Fueron los balleneros los primeros en abrir una brecha en la celosa política que la corona española mantenía con esas colonias; y si el espacio lo permitiera, podría demostrarse claramente que gracias a los balleneros se logró al fin la liberación de Perú, Chile y Bolivia del yugo de la vieja España, y se estableció la eterna democracia en esos países”. Herman Melville: Moby Dick o La ballena blanca. Traducción de Enrique Pezzoni. Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1970, págs. 198-199.

Ahora, a esperar el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

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