febrero 19, 2025

Ayuda humanitaria de EE.UU., show mediático contra Venezuela

Caracas-. La ofensiva internacional contra el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, enfocada hoy en la promoción de una supuesta ayuda humanitaria, confirma el show mediático que busca justificar una intervención militar en la nación.

Con los ojos puestos en las riquezas naturales del país sudamericano, especialmente en el petróleo, y dispuesto a recuperar protagonismo en América Latina frente a la alianza rusa-china, el gobierno de Estados Unidos y quienes persiguen la opción golpista apuestan por la desestabilización, el cerco y el derrocamiento de un Ejecutivo soberano.

Para darle curso a sus objetivos desde lo interno de la nación, Washington se inventó a un ‘presidente interino’, el diputado Juan Guaidó, conducido a la función por autoproclamación y que prestó juramento fuera de cualquier institucionalidad.

Presidente de la Asamblea Nacional, parlamento en desacato desde 2016, sin haber recibido un solo voto popular para asumir el comando del Poder Ejecutivo, el parlamentario infringe lo estipulado por el Tribunal Supremo de Justicia y apoya la intentona de potencias extranjeras.

La operación constituye un golpe de Estado en desarrollo, de acuerdo con las denuncias formuladas por Caracas, con el objetivo inmediato de atraer a las Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y subordinarla a los intereses estadounidenses.

Sin embargo, su fracasado intento de emplear a pequeños grupos de efectivos castrenses pagados para intervenir unidades en la capital venezolana, los obliga a utilizar una segunda alternativa direccionada a organizar agrupaciones paramilitares y crear un clima de guerra civil para que los ‘interinos’ convoquen a la ayuda militar externa.

El logro de esa premisa golpista rompería con el principio de la autodeterminación de los pueblos, matriz fundamental del derecho internacional y de la Carta de las Naciones Unidas, por el cual todos los países renuncian al uso de la fuerza para derrocar o establecer gobiernos en otras naciones.

El periodista y fundador del sitio Opera Mundi, Breno Altman, confirma que el punto de partida de esa estratagema está en uno de los más grandes fraudes informativos de los cuales se tiene noticia, al difundirse con ayuda de gran parte de la prensa internacional, que la reelección de Maduro sería arbitraria y que, por lo tanto, su actual mandato habría sido usurpado.

El jefe de Estado venezolano, reconducido por la decisión popular el día 20 de mayo de 2018, conquistó el 67,8 por ciento de los votos en una contienda marcada por la participación del 46 por ciento de los electores inscritos.

Los dos candidatos opositores con mayor respaldo, Henri Falcón y Javier Bertucci, obtuvieron apenas 20,9 y 10,8 puntos porcentuales de total de los sufragios.

Frente a la derrota electoral los sectores opositores más radicales desconocieron los resultados sin presentar ninguna denuncia concreta y formal de fraude. La principal reclamación fue que algunos exponentes de la derecha estaban electoralmente impedidos e inclusive presos.

La justificación, a pocas luces verdadera, no estuvo acompañada de la explicación de por qué varios jefes de la derecha están condenados legalmente por incitación a la violencia, además de corrupción.

No obstante, ni la derecha local, ni la Casa Blanca, ni la Unión Europea y mucho menos los miembros del autodenominado Grupo de Lima, comprenden que la situación política en Venezuela tiene una única salida democrática y es entablar nuevas mesas de diálogo propuestas por México y Uruguay, que ya cuenta con el consentimiento de Maduro.

Proponer nuevas elecciones, sin terminar el golpe de Estado en marcha y restablecido la normalidad tanto constitucional como diplomática, al contrario de ser una solución pacífica, fortalecerá a quienes buscan tomar el poder por la fuerza.

Ante la arremetida interna y externa la institucionalidad venezolana enfrenta dramáticos problemas, en gran medida provocados por la larga guerra económica. Sin embargo, el más grave e inmediato de esos dilemas es la amenaza a su soberanía y a su Constitución, patrocinada por Estados Unidos y gobiernos que le prestan vasallaje.

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