Por Nara Romero Rams * -.
La Habana-. Con la actual crisis sanitaria en Bolivia por la Covid-19, el gobierno de facto aceptó un crédito del Fondo Monetario Internacional que, para el politólogo Jorge Richter, se traduce en el regreso del neoliberalismo.
‘El estado de miedo de una enfermedad invisible, aparentemente incontrolable, puede llegar a que una sociedad en esa desesperación genere todo tipo de venias y de aquiescencias a formas policiales y militaristas como las que están ocurriendo en Bolivia’, reveló Richter en un video publicado en su perfil de Facebook.
Recordó que, según expertos, la veracidad de la información divulgada por las autoridades, los medios de comunicación y el sistema de salud es fundamental para generar confianza en la población y acatar las medidas para enfrentar al nuevo coronavirus como la cuarentena.
Ejemplificó las diferencias culturales y socioeconómicas al momento de implementar ese aislamiento en áreas residenciales de la zona sur de la ciudad de La Paz y otras similares en Santa Cruz o Cochabamba.
Asimismo, destacó la necesidad de un mando único para la toma de decisiones y no dispersas como las ejecutadas por autoridades subnacionales en los diferentes departamentos, así como el principal objetivo de proteger, preservar y respetar los derechos de los ciudadanos.
El cumplimiento de esos elementos recomendados para el manejo de las pandemias por los Estados, se pone en entredicho en Bolivia.
Ante las cifras reveladas por el Ejecutivo sobre los casos confirmados de Covid-19 en Bolivia, inferiores en comparación con otros países, el politólogo invita al cuestionamiento sobre la cantidad de pruebas realizadas y la tasa de contagios por millón de habitantes que confirmen esas estadísticas no reveladas oficialmente.
‘Alguien del Gobierno con mucho protagonismo por estos días ha señalado que en Bolivia las proyecciones de los equipos, reactivos que se han comprado, instalación de laboratorios, la compra más grande en la historia de este país nos va a permitir realizar tres mil 300 pruebas. Eso es falso’, indicó.
Confirmó que el país suramericano acumula más de tres mil 471 pruebas desde el 10 de marzo pasado, cifra inferior comparada con otros países de la región y mirando al futuro, ese promedio de 80 tests por día no permitirá detectar la cantidad de casos reales.
El discurso propagandístico del éxito de Bolivia en el enfrentamiento al nuevo coronavirus ha arreciado desde el 5 de abril pasado por las autoridades de facto, sin embargo, el número de contagios revelados sigue por debajo del resto del mundo ‘donde las cifras pueden llegar a cinco dígitos fácilmente, precisó.
‘Dicen que no podemos hacer más testeos porque no contamos con las enzimas para completarlos y poder utilizar la cantidad de 10 mil kits que informaron existían en el país’, recordó.
Ante esa situación, auguró la construcción de un modelo político hegemónico que cancela la ciudadanía del boliviano, violenta sus derechos y aprovecha la crisis sanitaria para prolongar en el poder a la autoproclamada Jeanine Áñez.
‘Para permanecer indefinidamente en el gobierno tiene que crear un estado policial que ya lo tenemos con las militarizaciones, y para que usted acepte esas militarizaciones tendría que creer que verdaderamente este modelo nos salva de la crisis sanitaria. Entonces no vamos hacer testeos masivos’, enfatizó. Calificó de macabro ese cálculo donde los bolivianos quedarán expuestos de forma dramática al contagio una vez concluida la cuarentena.
NIÑEZ DESPROTEGIDA
El gobierno de facto en Bolivia implementó varias medidas para evitar la propagación de la Covid-19, estrategias consideradas desacertadas por algunos expertos y que dejan desprotegidos a varios sectores poblacionales como los niños trabajadores.
Desde el 22 de marzo fue decretada la cuarentena social y los incentivos económicos como la Canasta Familiar y el Bono Familia no benefician a los infantes que, debido a la paralización del trabajo, no pueden vender productos en las calles y son víctimas de violencia intrafamiliar.
En declaraciones al diario Página Siete, Nadia Mendoza, representante de la organización de Niñas, Niños y Adolescentes de La Paz, lamentó esa situación porque muchos menores de edad sustentan sus hogares por problemas de salud de las madres o la ausencia paterna.
‘Ellos eran los que salían a trabajar para llevar el pan de cada día. Con esta situación ni siquiera pueden salir a comprar las cosas por la cuarentena’, precisó.
‘Eso genera alarma en toda la familia y de alguna manera es eso lo que genera violencia dentro de la familia’, afirmó mientras recordaba que no existen hasta el momento políticas gubernamentales para proteger a ese sector poblacional.
Esa organización, integrada por 45 miembros cuyas edades oscilan entre los ocho y 19 años, son ayudantes de ventas, embolsadores en los supermercados, repartidores de publicidad o apoyan a sus madres para vender productos.
Asimismo, Julia Velasco, coordinadora del proyecto Tejiendo Redes de Infancia-Redlamyc, vaticinó que los niños deberán trabajar todo el día una vez concluida la cuarentena para cubrir sus necesidades económicas.
Críticas al régimen golpista por dejar fuera a sectores vulnerables en su ‘ayuda’ para enfrentar la pandemia trajo consigo que el Bono Familia de 500 bolivianos (más de 71 dólares) se extendiera a cada menor que estudie en un colegio fiscal en cualquier nivel de enseñanza, pero no es suficiente.
‘Es un sector altamente marginado, invisible. No porque estén invisibles ellos, sino porque las autoridades no quieren visibilizarlos’, enfatizó Velasco.
Expertos señalan además la discriminación y las violaciones de derechos humanos a mujeres y pueblos indígenas a medida que se agrava la crisis sanitaria.
Durante un encuentro virtual, Juan Martín Pérez García, coordinador del proyecto Tejiendo Redes Infancia en América Latina y el Caribe, resaltó la necesidad de cuidar esos derechos por los Estados.
‘Estas medidas deficientes están dejando en indefensión a familias enteras, en las que la crisis alimentaria comienza a crecer’, lamentó Pérez García.
La llegada de la Covid-19 fue propicia para posponer las elecciones generales derivadas del golpe de Estado contra Evo Morales y según los sondeos, el Movimiento Al Socialismo saldría nuevamente victorioso.
Áñez no pierde las oportunidades para, desde una supuesta ayuda para enfrentar la crisis sanitaria, continuar su campaña y desacreditar la administración de Morales (2006-2019).
Esa ¨ayuda¨ llegó de la mano del FMI, que otorgó a Bolivia un crédito por 320 millones de dólares ¨para encarar los urgentes gastos derivados de la emergencia por la pandemia del coronavirus¨, según el ministro de Economía, José Luis Parada.
Las denuncias de violaciones de derechos humanos, de sectores vulnerables desatendidos, el incremento de las fuerzas policiales y militares en las calles continúan siendo las cartas de presentación de un gobierno neoliberal donde la salud de la población y su bienestar no son la prioridad.
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