Por Miguel Ángel Marañón Urquidi * -.
Con el famoso DS 21.060 se dio inicio al neoliberalismo en Bolivia, corriente económica que, en términos simples, deja la solución de los problemas económicos al “libre mercado”, indicando que el interés individual contribuye a los intereses colectivos: es decir que si yo abro un restaurant el interés individual sería ganar dinero y de paso contribuyo al interés colectivo al poner a disposición de la sociedad deliciosas comidas.
En el aspecto de la jubilación también se dio la privatización con la llegada de las AFP. Se priorizó el interés individual y dejaron de existir los aportes mancomunados, vale decir que los aportes de los trabajadores activos financiaban la renta de los pasivos. Empezó así la era de las cuentas individuales, el que gana más aporta más y tendrá una renta mayor, mientras que los que ganan lo mínimo saldrán con rentas míseras; en la actualidad existen jubilados de las AFP con menos de Bs800.
Este individualismo de nuestros aportes sociales es un buen negocio para las Administradoras, ya que con nuestros aportes invierten y obtienen ganancias, de las cuales una parte depositan en nuestras cuentas a nombre “rendimiento”. Sin embargo, por el total de nuestros aportes tenemos que pagarles el 0,5% para sus gastos administrativos y como retribución, eso por utilizar nuestros propios ahorros.
En este sentido, la nueva ley nos permite poder retirar parte de nuestros aportes obligatorios al seguro social, lo que será un alivio para los que se endeudaron (a causa de la crisis generada por la pandemia y el mal manejo del régimen de Áñez); otros destinarán sus recursos al tema de salud; otros a invertir en pequeños negocios. Todas estas actividades no pueden ser catalogadas ni de malas ni de buenas, están de acuerdo a las necesidades de los beneficiarios.
Pero debemos preguntarnos ¿cuál va a ser nuestra renta en un futuro próximo? ¿Vamos a tener la fuerza para seguir trabajando en nuestras inversiones? Ahí tenemos el gran reto de utilizar “correctamente” los aportes, lo ideal sería que esos recursos sean la base para generar utilidades y volver a aportar al sistema de pensiones y quizás hasta devolver el monto retirado.
Lo importante de seguir aportando a la seguridad social es que los ciudadanos nos beneficiamos de las mejoras, así tenemos que en 2010, por ejemplo, se creó el aporte solidario, que no es otra cosa que los que ganan más aportan un poquito más para incrementar la renta de los que tenían y tienen salarios mínimos. Estoy seguro que en un futuro próximo se tendrá muchas mejoras en la renta de los jubilados.
En este sentido, se tiene la expectativa que con el funcionamiento pleno de la Gestora las rentas de los futuros jubilados mejoren sustancialmente, que el sistema individualista actual, que beneficia más a los que ganan más, tenga algún tipo de mecanismo financiero para que los trabajadores que tienen salarios bajos puedan gozar de rentas que les permita no solo sobrevivir sino vivir adecuadamente, ya que cada uno de los trabajadores dejaron su juventud para desarrollar al país.
La seguridad social no puede ser un negocio, tiene que ser un derecho humano.
* Economista.
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