marzo 18, 2024

La vida orgánica del MIR


Por Claudia Miranda Díaz * -.


Lo más valorable en la generación mirista fue “el espíritu mirista”, ese ímpetu de juventud que contemplaba un trabajo colectivo, en equipo, con solidaridad, compañerismo, valentía –la represión dictatorial no tenía tregua–. Ese espíritu mirista llevó a millares de personas a ofrendar sus vidas, con su muerte o su entrega total, y no les permitió alcanzar una profesión o formar una familia –la militancia era de tiempo completo–. Significaba luchar por un ideal, con desinterés personal y sin alternativa de figurar, el trabajo era oculto, clandestino, era mejor que el entorno ni se percatara de la acción política realizada porque peligraba su vida y la de su familia. Era dar la vida entera por un proyecto político en bien de la sociedad en su conjunto.

Todo militante mirista debía pertenecer a “una célula”, el trabajo celular era el motor principal del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Una célula constaba máximo de cuatro personas (por seguridad), y respondía a un nivel de organización sectorial: obrero (minero, fabril, etcétera); campesino (por zona geográfica); universitario (por carrera universitaria); estudiantil (por colegio); barrial (por barrio); profesional (por área profesional); magisterio (maestros); mujeres (mujeres); especiales (por rubro específico).

La célula se reunía semanalmente (en clandestinidad); tenía un responsable de célula que dirigía la reunión con un orden del día, invariable: 1) Información política del responsable de célula, que venía desde la Dirección Nacional; 2) Análisis de coyuntura sobre el estado de la situación política nacional e internacional, y sus proyecciones; 3) Evaluación de las tareas realizadas; 4) Planificación de actividades, de propaganda; 5) Formación política.

Las asambleas: obreras, universitarias, solían ser debates de todas las tendencias políticas de izquierda (la derecha no tenía organización política). Asistir a una Asamblea era como participar de un curso de formación política. Las mujeres organizadas en un frente de masas hicieron un aporte sustancial a la lucha por alcanzar equidad de género (el MIR fue el único partido que tuvo en su estructura orgánica una instancia para trabajar el tema de discriminación de género en tiempos tempranos –década del 80–).

Además de los militantes agrupados en células existían “los casi-mires”, que apoyaban todas las actividades partidarias sin pertenecer a una célula; también estaban “los simpatizantes”, que colaboraban con el accionar mirista (especialmente brindando casas de seguridad para los “clandestinos”). Toda esta estructura le permitió al MIR copar direcciones estudiantiles, universitarias, obreras, campesinas, tanto a nivel regional como nacional, de ahí se forjaron liderazgos sectoriales, regionales y nacionales. El MIR tenía dirección colectiva nacional y regional; en el periodo referido (1971-1984) tuvo seis Direcciones Nacionales Clandestinas (DNC) que fueron perseguidas, torturadas, exiliadas y/o asesinadas.

El MIR como partido marxista-leninista practicó la teoría y la práctica política. La teoría sirve para interpretar la realidad, la práctica para transformarla. Ambas siempre deben ir juntas, lo contrario implicaría contar con “teóricos” o “activistas”, esto el MIR lo tuvo presente en todo momento, por esta razón todos sus militantes, a través de las células, estudiaban teoría política y delineaban su acción política en un proceso de autoformación al que se acompañaba la información y el análisis político que llegaba desde la DNC mediante “los Cicones y los Miristas”; el periódico Bolivia Libre llevaba la línea política mirista hacia militantes, casimires, simpatizantes y población en general. A esos documentos se sumaban las publicaciones de los frentes de masas (sectoriales); los documentos se copiaban en stencil (no eran tiempos de fotocopiadora, había que transcribir los documentos). La reflexión política se daba por medio de los análisis de coyuntura.


*       Economista y auditora.

 

Sea el primero en opinar

Deja un comentario