
Por Miguel Ángel Marañón Urquidi -.
De un tiempo a esta parte se ha posesionado entre la ciudadanía, a nivel internacional, que el Socialismo del Siglo XXI, concretamente los chavistas, hicieron de Venezuela uno de los países más pobres de América Latina luego de que este estuviera entre los más ricos. Una de las principales muletillas de varios políticos de oposición expresa que “la población no quiere al socialismo, porque convertirá al país igual que Venezuela”.
La interrogante es: ¿realmente los socialistas del siglo XXI no saben administrar los recursos de un país? La respuesta no puede enmarcarse en un sí o en un no, se debe analizar objetivamente.
En los periodos de Hugo Chávez la economía venezolana era una de las más fuertes, incluso eran acusados de financiar a partidos y grupos de izquierda en países latinoamericanos. Acción que de ninguna manera podía permitir el país del Norte; el Águila no podía darse el lujo de que en su “patio trasero” se formaran gobiernos de izquierda.
Con la asunción de Maduro empezaron las “sanciones financieras internacionales”, bajo el pretexto que en Venezuela no se respetaba la democracia, que había fraude y otras patrañas. Estas sanciones consistían en que el gobierno de Maduro no podía utilizar ninguno de sus recursos, ya que sus cuentas bancarias internacionales estaban bloqueadas; tampoco podía utilizar su oro físico que se encuentra en bóvedas de los bancos europeos, sobre todo en Inglaterra.
En este sentido, un país al cual se le cierra las cuentas financieras, convirtiendo sus ingresos en cero, claro que tendrá dificultades muy serias ya que sus gastos seguirán siendo los mismos. Es ahí que el Tesoro venezolano recurrió a imprimir papel moneda sin respaldo en oro y mucho menos en divisas internacionales. Cuando existe impresión de moneda sin respaldo empieza la inflación, en el caso venezolano llegando a la cifra récord de un millón 698 mil 488% en la gestión 2018.
Cuando estalla el conflicto entre Ucrania y Rusia el precio del petróleo se incrementa, superando los 100 $us el barril –aspecto que no le conviene a las potencias económicas–, entonces los Estados Unidos deciden “flexibilizar” las sanciones habilitando algunas cuentas bancarias internacionales y poniendo topes a los montos financieros, lo que mejora la economía venezolana y muestra como un dato significativo que la inflación en 2023 (al mes de septiembre) llegó a 159,4%.
El 14 de octubre estalla otro conflicto bélico entre Israel y Palestina, coincidentemente Estados Unidos vuelve a “flexibilizar” las sanciones, esta vez aumentando las cuentas financieras y la utilización del oro físico de Venezuela. En contraparte Venezuela producirá más petróleo para que el precio internacional se mantenga o incluso disminuya, vale decir que las sanciones van en sentido de las conveniencias de las potencias.
No podemos repetir muletillas como si estas fueran verdades irrefutables, sin analizar el verdadero origen. Tomar a Venezuela como un mal ejemplo de la administración gubernamental queda desestimado cuando se observan las verdaderas causas de porqué los gastos venezolanos son mucho mayores a sus ingresos, o, mejor dicho, cuando este país no cuenta con ingresos por las “sanciones internacionales”.
Como se puede ver, las sanciones económicas pueden ser iguales o más mortíferas que un misil, porque causaron muertes y migración de venezolanos.
- Analista económico
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