El 27 de enero de 2007 el exministro de Defensa, Fernando Kieffer, escribió una carta dirigida al entonces ministro de la Presidencia, el aiquileño Juan Ramón Quintana. En ella no solo le reclamaba el abandono de quien fuera su superior militar, sino que sugería su participación en el delito por el cual cumplía condena. “Tú sabes más de lo que dices y admites, recuerda Aiquile, Navieras-Yerko Garáfulic y el propio avión”, menciona la misiva.
Más adelante implica a las hijas de Banzer y la familia del general, a la que llama “familia real”, misma que habría protegido a Quintana logrando que entrara en los más altos círculos del poder.
El caso Beechcraft
El 22 de mayo 1998 un sismo afectó seriamente las poblaciones cochabambinas de Aiquile, Totora y Mizque, desastre que motivó la cooperación nacional e internacional, por lo que se armó una red de solidaridad y se hicieron donaciones en insumos y dinero para los afectados.
En ese entonces Fernando Kieffer Guzmán era el ministro de Defensa de Banzer y fue el encargado de centralizar la ayuda interna y externa, en ese contexto se habló de la necesidad de comprar una aeronave que sirviera para auxiliar a los damnificados en este tipo de desastres. Sin embargo, este avión poseía un perfil de “avión presidencial” más que de avión de rescate, lo que incrementó las sospechas sobre la compra.
No solo el perfil del avión era sospechoso, sino que se acusó a Kieffer de pagar un sobreprecio a la empresa Panagra Air, a quien compró el avión por 2,9 millones de dólares, lo que suponía un incremento de más de un millón de dólares.
En 2003 el Juzgado Tercero Administrativo Coactivo halló responsables a Fernando Kieffer y Gonzalo Aranibar Lorini por sobreprecio en la compra del avión Beechcraft y emitió una sentencia que estableció la devolución de un millón 188 mil dólares.
El sobreprecio se conoció en 1999, y se supo también que el avión se “autoalquiló”, lo que implicó otros hechos de corrupción relacionados. Esto sin mencionar que el artefacto pasó dos años en los Estados Unidos siendo reparado. Finalmente, el avión fue vendido y los tres municipios afectados se repartieron el dinero resultante.
¿Agente de la CIA?
En ese tiempo la oposición señalaba a Juan Ramón Quintana por los recursos que este utilizaba para “deshacerse” de sus adversarios, juicios como en el caso de los 33 camiones, o el gobernador Leopoldo Fernández, muerte como el caso del Hotel Las Américas, o amedrentamiento, todo esto en el caso de Fernando Kieffer. Estas técnicas las habría aprendido durante su estadía en la Escuela de las Américas, en un “curso de especialización” en los Estados Unidos, donde se graduaron militares que llegaron a cometer crímenes de lesa humanidad. “Yo era teniente y el Ejército de Bolivia me becó en el año 1987. Me correspondió asistir por los méritos académicos”, señaló Quintana.
Pese a que ante los medios de comunicación se mostraba como antiestadounidense recalcitrante, por debajo Quintana habría estado en contacto con la CIA, muy interesada en mantener su posición durante el gobierno de Evo Morales ante el avance de la izquierda en Latinoamérica. En este contexto, continúa implicado en acallar a quienes fueron cómplices y testigos de sus acciones, como fue el caso del exministro Kieffer. Asimismo, es de conocimiento público que el general Hugo Banzer Suárez trabajaba de cerca con el gobierno de los Estados Unidos, lo que hace pensar que de allí vendría el título de “familia real” que le asigna en la carta.
Fernando Kieffer estuvo preso por la compra del avión y otros delitos relacionados al sobreprecio en otras adquisiciones, sin embargo, denunció en varias ocasiones ser blanco de persecución por la información que poseía, así lo dice también en la carta: “por eso, aunque soy víctima del afán que tienes para demostrar tu poder, y que proteges a la familia real de los Banzer, no creo que hayas olvidado lo que hicimos juntos”.
Su muerte dejó muchos cabos sueltos dentro de la investigación de estos casos y del papel que Juan Ramón Quintana jugó dentro del gobierno de Banzer y el de Evo Morales.
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Carta de Kieffer a Quintana:
APRECIADO JUAN RAMÓN QUINTANA:
Cuán pronto olvidaste los tiempos que pasamos juntos en el Ministerio de Defensa, los momentos que como capitán eufórico me aconsejabas cómo reprimir a la izquierda, cómo quebrar los movimientos, cómo infiltrarlos.
Tu experiencia en la Escuela de las Américas, cuna de la libertad americana, te hizo prepararte para la labor que sigues disfrutando: infiltrar, penetrar y cambiar.
Por eso, aunque soy víctima del afán que tienes para demostrar tu poder, y que proteges a la familia real de los Banzer, no creo que hayas olvidado lo que hicimos juntos.
¿Recuerdas cuando, entre 1998 y el 2002, como engreído de la familia real de mi general Banzer, mi general Guilarte te apadrinó?
En fin, pasa el tiempo. Tu cercanía con la familia Banzer te ayudó, es evidente, a llegar muy pronto al estrellato, aunque tú y yo sabemos en qué nivel te encontrabas y la labor que cumplías.
Creo sinceramente que deberías compartir la oscura celda en la que he tenido que pasar muchas horas meditando. En realidad, no solo Patricia y Erica Banzer deberían comparecer, sino que tal vez tú tengas mucho que explicar.
Muchas cosas serían esclarecidas si el fiscal te llamara a declarar, aunque es difícil porque tienes el poder y lo estás usando como te enseñé, solo que ahora quieres acallar tu conciencia y cuidar tu imagen ante Evo. En fin, es tu juego, para eso te entrenaron.
Pero lo que sí no debe quedar en el silencio de los inocentes, es que juntos hicimos muchas cosas, cosas que solo tú y yo sabemos.
El dolor de mi familia, ver a mi esposa ante las cámaras me ha lacerado el alma, sabes bien que la familia real te protegió tanto que te insertó en los círculos íntimos del poder.
Gozaste de privilegios y lo sabes aprovechar. Lo único que pido es que no actúes con Evo Morales como lo estás haciendo conmigo.
Cuando me decías en el despacho: con su permiso Señor Ministro y te cuadrabas como subalterno, no tenías esa sonrisa de soberbia que hoy tienes. Tu inocencia perdida y el afán de poder se notan debajo de tus lentes. Espero que te dure.
Yo solo te debo aconsejar que entiendas que el poder es pasajero y espero que algún día no te encuentres en el duro trance en que hoy me encuentro. A quienes haces daño pueden devolver el favor. Especialmente, creo que no aprendiste el arte de no hacer daño a tus camaradas. Estás muy ensoberbecido y eso es propio de mostrencos en política.
Desde una oscura celda del panóptico nacional, quien fue y será siempre tu superior, aunque eventualmente estés inalcanzable, te llamé varias veces.
Siembra vientos y cosecharás tempestades.
Tu amigo y jefe
Fernando
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