febrero 12, 2025

A este debate, falta lluvia fresca; que claree el cielo, y que no anochezca

Las coplas que realizó nuestro Presidente Evo Morales y nuestra Ministra Nardy Suxo, en la antesala carnavalera, deben ser las más famosas en la historia. Como era de esperarse, se han difundido de manera masiva, acompañadas de opiniones tales como: “¡Qué machista, qué vergonzoso, qué sexista, qué grosero, qué indigno!” Pero considero que debemos ir más allá en la crítica y la reflexión.

Lo cierto es que las coplas son parte de una tradición festiva muy arraigada en algunas regiones de nuestro país y están caracterizadas por la improvisación, el ingenio y por supuesto, la picardía relacionada a lo venéreo, tanto de hombres como de mujeres; y lo que para algunos resulta ingenio popular para otros se convierte en obsceno y vulgar.

Vivimos de acuerdo a tradiciones, formas de expresión, de conducta, de festejo que se trasmiten de generación en generación. El Presidente copleó porque es una tradición, no es algo que él se inventó por machista. Muchos de los presentes se rieron, muchos de los que lo vieron o leyeron también, y estoy segura que en algunos pueblos hubiese causado una carcajada colectiva, la pregunta es: ¿Por qué algunas y algunos nos reímos al escuchar estas coplas? ¿Simplemente porque somos hombres y mujeres machistas, sexistas, llunk’us e ignorantes? ¿O será una tradición, como muchas otras, heredada, aceptada y asimilada sobre la que debemos reflexionar? ¿Cuál es la tradición que estaríamos interpelando? ¿Cómo construimos una actitud crítica ante las tradiciones? ¿Desde qué ángulo y horizonte las criticamos? ¿Cómo abrimos el debate colectivo e intercultural para dialogar sobre nuestras tradiciones y las de otros?

En las redes sociales leí un comentario señalaba que el problema es que las coplas fueron cantadas por el Presidente Evo Morales, quien representa al Estado boliviano, además en pleno frontis del palacio de gobierno; y decía que si estas coplas hubiesen ocurrido en otro ámbito, no hubiese habido mayor problema, ya que cobrarían otro sentido.

Entonces, ¿El problema está en el Presidente? ¿Las coplas cobran un mal sentido dependiendo de quién las diga y desde dónde? ¿No hay problema con las coplas, sino lo condenable es que el primer dignatario de nuestro país las haya dicho y no en un lugar cualquiera sino en pleno frontis del palacio?

Lo público y lo privado, el hombre y el dignatario, ámbitos que continúan tan dicotomizados; pero que en el Presidente Evo se acercan y por momentos se cruzan, y por supuesto, esto genera reacciones de toda índole porque no estamos acostumbrados a este tipo de dignatarios en los que la línea de separación entre lo que es el hombre común y el hombre de Estado es más difusa de lo “tradicional”.

En estas reflexiones, considero que el movimiento feminista tiene un rol fundamental; pero un feminismo capaz de convertirse en una fuerza social que ataque las bases mismas del machismo, el sexismo, el androcentrismo y la objetivación de las sujetas y sujetos, que ataque forma y fondo; un feminismo que realmente luche por desmontar no sólo discursos sino prácticas y estructuras de dominación y explotación arraigadas y encubiertas por el colonialismo, el capitalismo y el patriarcalismo, y que diariamente producimos y reproducimos tanto hombres como mujeres.

Finalmente, qué bueno sería que la misma atención y reacción que genera lo que dice el Presidente Evo Morales, así como sus Ministras y Ministros; genere lo bueno que hacen. Comparto plenamente la crítica y la autocrítica; así como el debate amplio y constructivo; pero no cabe la menor duda que cuando se trata de las opiniones difundidas por los medios de comunicación masivos con relación a nuestro gobierno, la balanza se inclina con mucha diferencia a la crítica destructiva; y pocas veces a la valoración así como a la difusión de los avances y transformaciones económicas, políticas, sociales y culturales.

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