La ausencia de solidaridad, de respeto o de consideración son tan sólo uno de los rostros de la inmisericorde agresión y del abuso del poder principalmente contra las personas que cotidianamente enfrentan la lucha por el sustento diario, austero y sacrificado. Agresión y hostilidad que se infringe para velar por los propios intereses, sin importar los perjuicios, sin mirar los grados de crueldad con los que se actúa, peores sin duda a los de cualquier otra especie viva, porque no se está hablando de —supervivencia—.
Otra de las aristas es la infamia de los juegos políticos, no sólo estatales, inherentes al abuso del poder, es la vileza de supeditar los derechos humanos de los personas, al grado de pisotearlos, a costa de intransigencia y prepotencia.
El respeto al derecho a la vida, a que somos seres humanos iguales con derechos inherentes y que merecemos ser reconocidos como tales ante la ley se convierten en una entelequia, en las discursividades que a costa de repetición pareciese que han diluido la verdadera defensa y ejercicio de nuestros derechos humanos y obligaciones, como lo manda nuestra Carta Magna, por la que pelearon millones de ciudadanos y ciudadanas bolivianos, aún a costa de las amenazas de fragmentación.
Sin embargo, es evidente que en nuestra sociedad pareciese erigirse en las manifestaciones agresivas y las conductas violentas, no sólo en la elocuencia de las discursividades o verborreas, sino también en las violencias de los bloqueos, de las manifestaciones amedrentadoras y las contramarchas de tintes clientelares; de los condicionamientos intransigentes, incapaces desde donde se mire para encontrar salidas oportunas, responsables frente a los ciudadanos y ciudadanos, frente a las personas, a su dignidad, frente a la VIDA!!.
Las rentabilidades?, caudillismos basados en la agresión, en la ira, en el dolor, en el miedo y en la frustración, pero venturosamente caudillismos efímeros, que a pesar de las amplificaciones mediáticas se diluyen ante las perspicaces percepciones de las audiencias, venturosamente inteligentes!! y a los que la historia sepulta velozmente con sabiduría elocuente.
No en vano las culturas antiguas ya habían dilucidado que el abuso de poder y los autoritarismos son en definitiva expresiones de MALDAD, MISERIA, MEZQUINDAD y corrupción moral, por rehusarse a aceptar el respeto a la condición de las otras personas, apelando al uso ilegítimo del poder, a imponer voluntades sectarias por la fuerza, cerrando las puertas al diálogo, dejando que los conflictos cerquen a los derechos humanos, permitiendo que el abuso se imponga sin importar a quien se daña o se explota, incluso a costa de enfrentamientos entre desfavorecidos, entre ciudadanía, entre indígenas o personas históricamente excluidos.
Expandir los derechos de las personas, extinguir la pobreza, promover el respeto, la armonía o la eliminación de injusticias a través de rutas no violentas nacieron y murieron con Mahatma Gandhi, con Mathin Luter King… dos milenios antes con la crucifixión bestial de Jesús, pero con la paradójica subsistencia milenaria de los que engañan o quebrantan confianzas, de quienes delinquen traicionando los mandatos del —pueblo— de las leyes y que siguen atentando contra la vida y la dignidad de las personas….
* Periodista y feminista queer
Deja un comentario