mayo 18, 2025

La hora de los estatutos

por: José Luis Exeni Rodríguez

El mes de julio será un mes simbólico para los bolivianos que acudirán a las urnas para votar un referéndum consultivo para la aprobación o rechazo del estatuto autonómico.

El domingo 12 de julio cinco departamentos -La Paz, Oruro, Potosí, Chuquisaca y Cochabamba- votarán en referéndum la aprobación de sus estatutos. Así, junto a los ya vigentes de Pando y Tarija, tendremos siete “mini-Constituciones” departamentales. Quedan pendientes los estatutos de Santa Cruz y Beni, que de ser los abanderados hoy están en congeladora por falta de acuerdos.

La consulta de julio será fundamental también para las autonomías indígena originario campesinas (AIOC) que, tras un difícil trabajo recorrido, finalmente podrán dar cauce institucional al ejercicio de los derechos a la libre determinación y el autogobierno. Para ello es fundamental la aprobación mayoritaria de los estatutos de las dos AIOC-emblema que van a referendo: la aymara Totora Marka (Oruro) y la guaraní Charagua (Santa Cruz). Y quedan en agenda, para referendo, otros cinco estatutos AIOC.

Por último, aunque de manera más bien testimonial, la consulta también será importante para inaugurar la era de las cartas orgánicas. Los municipios precursores donde habrá referendo aprobatorio son apenas tres: Cocapata (Cochabamba), Huanuni (Oruro) y Tacopaya (Cochabamba). Faltan más de 300 gobiernos municipales, entre ellos los de las rezagadas ciudades capitales, que deben seguir este camino. Más de cien ya están en trámite de control de constitucionalidad. Otro tanto ni siquiera empezaron.

Ahora bien, transcurridos más de seis años de vigencia de la nueva Constitución Política y a casi un lustro de la aprobación de la Ley Marco de Autonomías, ya iba siendo hora que pasemos del lento recorrido de elaboración de estatutos autonómicos y cartas orgánicas, a su aprobación y puesta en vigencia. Claro que lo realmente complicado y esencial viene después. ¿Cómo se implementarán esas “mini-Constituciones” a nivel departamental y local? ¿Qué cambiará, para mejor, en términos de gestión?

Se ha criticado con razón que las y los ciudadanos iremos a un referendo para aprobar (o no) un estatuto departamental que conocemos tarde, poco y mal. Si bien estos documentos fueron resultado de amplios acuerdos en las asambleas departamentales, y tuvieron distintas fases de debate con alguna (insuficiente) socialización, es evidente que todavía son asumidos como algo lejano. Tengo la impresión de que, en general, la ciudadanía no se siente parte de este fundacional “proceso estatuyente”.

En todo caso, será bueno insistir en que se trata de un proceso prolongado y complejo que está dando, con escollos y contradicciones, sus primeros pasos. Es probable que los estatutos autonómicos tengan algunas repeticiones, vacíos e insuficiencias, pero ello no descalifica el proceso. Al contrario: lo reafirma como necesidad de participación en uno de los componentes fundamentales del nuevo modelo de Estado: las autonomías (en plural) y el esencial andamio de reorganización territorial.

Por todo ello, y en especial porque he tenido el privilegio de acompañar el proceso de las autonomías indígena originario campesinas, mi apuesta para el referendo del 12 de julio, en todos los casos, se escribe SÍ. Con mayúsculas, claro, pero también con desafíos y prevenciones. Ya habrá tiempo para discutirlos.

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