
Por Gonzalo Zambrana-.
El conflicto de Rusia con Ucrania es tan complejo que tiene múltiples dimensiones determinantes de carácter político, militar, económico, comercial, cultural, entre otras. En los últimos lustros se han generado una serie de teorías y fenómenos geopolíticos que han reconfigurado el tablero geopolítico mundial.
Un evento determinante ha sido el conflicto de Siria, que en realidad ha coronado un ciclo de intervenciones imperialistas de nuevo formato y ha reconfigurado definido un nuevo “tablero mundial”, escenario donde Rusia por primera vez desde la caída del Muro de Berlín participa directamente y se constituye en un actor geopolítico capaz de enfrentar a Estados Unidos, más allá de la capacidad militar.
Sobre el conflicto de Ucrania, tanto Europa como Estados Unidos sabían que era inminente una intervención rusa, porque desde su primera gestión al frente del gobierno Vladímir Putin advirtió que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se estaba acercando demasiado a su “zona de seguridad”. En ese contexto, tanto la “revolución naranja” como el “euromaidan” fueron impulsados por Estados Unidos para intentar controlar Ucrania y eliminar todo vestigio ruso y, en última instancia, sumarla a la OTAN, para ello ha puesto presidentes títeres como Yúshchenko y Zelenski.
Las acciones imperialistas contra Rusia, además de bajo el esquema geopolítico de Zbigniew Brzezinski, están orientadas a controlar la zona tampón de seguridad rusa, pretenden perturbar el flujo de gas y petróleo, para aislar al Kremlin bajo el esquema de causar inestabilidad aprovechando la diversidad étnica y religiosa de la región.
Las paradojas del gas en el conflicto del Este de Europa
Las implicaciones económicas del actual conflicto y del brutal intento de sancionar a Rusia no solo tienen un efecto psicológico de corto plazo que se expresa en la subida de precios y los temblores en las bolsas, sino que pueden tener efectos estructurales en la economía mundial, principalmente por la dependencia de Europa del gas y otros commodities rusos y ucranianos y por la posición que podría tomar China.
Desde el inicio del conflicto de Ucrania, el Brent y el WTI han alcanzado niveles superiores a las cotizaciones de los últimos 13 años; el oro ha alcanzado máximos nunca vistos; los precios de los cereales en el mundo y en Europa se han duplicado.
El lunes 7 de marzo, el precio del gas superó los 300 euros/MWh, esto implica que por cada euro que sube este insumo el precio de la luz aumenta dos euros. En pocos días estaría superando los 600 euros/MWh. Los domésticos de los hidrocarburos y prácticamente de todos los bienes y servicios han subido en Europa y Estados Unidos
Ucrania cuenta con la mayor infraestructura de tránsito de gas del mundo, que permite a los mercados europeos de gas natural ruso cubrir cerca del 35% del consumo, mientras aquel país recibe dos mil millones de dólares por el paso del gas ruso por su territorio.
Rusia exporta el 78% de su gas a Europa y una parte importante por el Nord Stream a través del Mar Báltico. Europa recibe de Rusia más del 40% de su consumo de gas. Alemania, Austria, Bosnia-Herzegovina, Bulgaria, Croacia, Eslovaquia, Eslovenia, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Moldavia, Polonia, República Checa, Rumanía y Serbia reciben gas ruso a través de Ucrania y Letonia y República Checa, dependen al 100% del gas ruso, Eslovaquia 85%, Hungría 95%. Alemania 65-2%, Polonia 54,8%, Italia 43,2%. Entonces las exportaciones de gas hacia Europa tienen un efecto sistémico y potencialmente devastador si a Rusia se le ocurriera cerrar sus válvulas, aunque sea por unos días.
Sin embargo, Rusia no puede dejar de bombear gas por ninguno de los gasoductos que pasan por Ucrania ni por el Mar Báltico, porque implicaría una peligrosa reducción de ingresos. Por su parte, Ucrania no puede boicotear el gas ruso que pasa por su territorio porque, además de que recibe esos dos mil millones de dólares de comisión, perjudicaría a sus aliados europeos.
Europa no puede cambiar su matriz energética ni puede dejar de importar gas ruso ni en el corto ni en el mediano plazo. La posibilidad de importar gas natural licuado de Estados Unidos implica una subida de costos de más o menos 50% y la implementación de sistemas de transformación y distribución adecuados.
Estas múltiples implicaciones de las exportaciones de gas a ruso han definido las reales acciones de Europa y Estados Unidos, contra este país que luego de advertir por muchos años, intervino en Ucrania en defensa de su propia seguridad.
Por eso Europa ha bloqueado todos los bancos que tienen transacciones con Rusia, excepto los que negocian gas. Alemania no se ha atrevido a bloquear el gasoducto Nord Stream, pero con bombos y sonajas ha interrumpido la certificación del paralelo Nord Stream II (que aún no está en funcionamiento).
En resumen, el sistema de transporte y comercialización del gas ruso hacia Europa no ha podido ser bloqueado, a pesar de la atolondrada andanada de sanciones “nunca vistas” por parte de Europa, siguiendo dócilmente las instrucciones de la Casa Blanca.
Precariedad de la estrategia energética europea
En la desesperación e impotencia, los europeos están retomando estrategias basadas en energía nuclear y carbón mineral y contradictoriamente están proponiendo el desarrollo de energías limpias y también la energía nuclear. Francia, por ejemplo, pretende desarrollar plantas de energía nuclear pequeñas y en serie. Alemania había decidido la eliminación total de las plantas nucleares y la promoción de energías limpias, por ello aposto con fuerza por el gas (ruso).
La demostración de la precariedad geoeconómica de Europa se expresa en que la Agencia Internacional de Energía de Europa, que publicó 10 puntos como medidas de “estrategia” energética de emergencia, entre los cuales ha pedido ahorrar gas en el uso doméstico (¿?); parece una broma, pero es real. Y, como de costumbre, refuerzan la retórica sobre la necesidad urgente de romper la dependencia del gas ruso.
Entonces, mientras Europa necesita, siente que se puede y requiere tener relaciones comerciales de largo plazo con Rusia, Estados Unidos ha inducido a la ocupación de la zona geopolítica buffer de Rusia, en base a los fundamentos del tablero mundial de Zbigniew Brzezinski, tratando de crear inestabilidad en los países limítrofes con Rusia, especialmente en Asia Central y Ucrania, por lo que intentó implementar el millonario proyecto Nabucco para sustituir las exportaciones rusas de gas a Europa a través de un gasoducto que pretendía llevar gas desde Kazajistán, luego Turkmenistán, después Armenia e incluso Irán; pero Rusia consiguió el fracaso de este millonario proyecto negociando con los países de Asia Central.
Pregunta
Alemania ha sido tan torpe e infantil que no sabía que Rusia era “capaz de invadir un país soberano”, por lo cual, además del gasoducto Nord Stream I, a la cabeza Gerhard Schröder (un prestigioso político socialdemócrata y exprimer ministro de Alemania), en sociedad con Rusia impulsó la implementación del Nord Stream II, un segundo gasoducto paralelo y de mayor capacidad.
Hoy en día, Estados Unidos y su obediente Europa vociferan en todos los idiomas contra Rusia, demostrando que conocen bien a este “inefable” invasor.
¿Por qué hasta ahora no han logrado romper la dependencia del gas ruso? ¿Será que no se puede?
- Viceministro de Empleo, Servicio Civil y Cooperativas.
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