
Por Miguel Justiniano Camacho (Abogado)-.
«Todo fluye, nada permanece», Heráclito de Ëfeso
Todas y todos estamos acostumbrados a la expresión “pueblo chico” o “qué pueblo tan bello”, así como a otras tantas que evidencian la racionalización de Santa Cruz y todo lo que esta representa como un lugar pequeño, evocando con nostalgia tiempos pasados.
Es necesario detenernos y hacer un análisis profundo del hecho de que nuevas generaciones cruceñas (centennials, millennials) lejos de la tendencia natural de adecuarse a una “ciudadanía global” se apegan de manera oportunista a imaginarios que establecen un símil entre la ciudad más grande del país, y una de las más diversas, como un “pueblo chico”.
El presente artículo no busca más que conducir al lector a plantearse ciertas cuestionantes sobre el tema que nos atañe.
Santa Cruz: La metrópoli con aspiraciones a más
Antes de ingresar al tratamiento de algunos asuntos sociales, políticos e históricos es necesaria la contextualización sobre lo que es y qué representa el departamento de Santa Cruz en la actualidad, para sí y para otros.
“Santa Cruz es el departamento que más crece de todo el país. De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), aumentó un 21% su población en los últimos nueve años; es decir, pasó de tener 2.779.271 a 3.363.377 habitantes, entre el 2012 y este año.” [1]
Así titulaba El Deber un artículo del año 2021. No cabe duda que una de las matrices de comunicación que se trabaja constantemente desde los artífices de la “cruceñidad” es el éxito del “modelo económico cruceño” en contraposición al “modelo económico, social, productivo” del Estado boliviano.
“Ya un informe de 2018 evidenció que Santa Cruz absorbía el 35,2% del incremento total de la población generada en Bolivia entre 2001 y 2012, seguido por La Paz (20,7%) y Cochabamba (17,2%). En resumen, los tres departamentos del eje central concentraron el 73,1% del incremento poblacional del país en el periodo intercensal.” [2]
Un tratamiento distinto, por otro lado, tiene el trabajo de las matrices comunicacionales respecto a la migración y pluralidad de la sociedad cruceña e identidades; al contrario que la matriz de “éxito del modelo económico cruceño”, en la que no se escatiman recursos ni humanos ni técnicos en su defensa dialéctica, matrices como las mentadas son pasadas a un segundo plano en el mejor de los casos.
“Santa Cruz ha experimentado cambios económicos durante los últimos 20 años, así pues, alcanzó su nivel más alto de 8,5% el 2012, y de ahí en adelante experimentó una paulatina desaceleración económica. Esto fue debido a que el país es altamente sensible a shocks externos, caídas de los precios internacionales que modifican el nivel de producción y ganancias de empresas exportadoras, el flujo de divisas, reservas internacionales y recaudaciones, entre los efectos más sustanciales.
El mercado laboral en Santa Cruz se vio afectado por la desaceleración de la actividad económica y por la pandemia que detuvo las actividades económicas. Así pues, la tasa de desempleo urbano disminuyó 4,4 puntos porcentuales, pasando de 11,3% el tercer trimestre del 2000 a 4,2% en el segundo semestre del 2022.
El nivel de inflación presenta una tendencia decreciente en los últimos años, en parte, es explicado por la apreciación que ha tenido el tipo de cambio real efectivo con Argentina y Brasil. No obstante, se puede apreciar que el incremento general de los precios en Santa Cruz no sufrió cambios superiores a los 2,7% desde el 2016.
Finalmente, el aporte del departamento de Santa Cruz, en los últimos 10 años, representó en un 27% y 39% de las exportaciones nacionales en promedio tanto en valores (dólares) y volúmenes, respectivamente.” [3]
Cita literal del Informe Ejecutivo, “Informe Económico y Social de Santa Cruz 2022”, elaborado anualmente por las secretarías económicas de la Gobernación de Santa Cruz. Un claro ejemplo de la revisión acomodaticia de datos macroeconómicos: La vieja estrategia de acusar al Estado andino centrista de todos los males y las virtudes al “modelo económico cruceño”.
El marco lógico [Santa Cruz = Pueblo] como herramienta de polarización mediante la pertenencia
Son constantes los usos discursivos por parte de políticos cruceños (progresistas y conservadores) de evocar a Santa Cruz cual pueblo pequeño, en muchos casos sonando hasta nostálgicos.
La instrumentalización de este marco lógico, con carácter repetitivo hasta la saciedad, adquiere sentido al entender que muchas (por no decir todas) de las herramientas de representatividad social y política, toma de decisiones, entre otras, tuvieron su origen (y por supuesto que fueron de gran utilidad) en tiempos en que la población cruceña no pasaba de un puñado de miles y se podía hablar en cierto grado de una homogeneidad social, cultural y política, realidad que no se condice con la Santa Cruz actual de tres millones 363 mil 377 habitantes.
Por ende, la aceptación del departamento y el municipio de Santa Cruz de la Sierra como metrópoli moderna y plural supone tácitamente la invalidación de las tradicionales herramientas de representatividad manejadas por los grupos ultraconservadores para la legitimación de sus voluntades y lineamientos políticos.
Ya posicionado este marco lógico por los distintos actores, insumos, construcciones históricas revisionistas, etcétera, su instrumentalización como elemento de disciplinamiento social es automático, de ahí es donde se desprenden líneas secundarias como “el buen cruceño” (que puede ser una u otra cosa según convenga el momento a según quién) o su manifestación más demagógica de “el pueblo ya no lo quiere” como pseudo marco lógico para desconocer a autoridades electas, dejando en evidencia un profundo carácter antidemocrático, rupturista y, más aún, desconociendo a conveniencia la institucionalidad que estos mismos grupos fácticos defienden a capa y espada frente al Estado andino centrista.
La doctrina del miedo: “Los collas no nos quieren”
Una clásica herramienta para el control de masas es la teoría del “enemigo externo”, usada desde tiempos inmemoriales para la generación de sentimientos de temor frente al tercero, sentimiento que activa subjetivamente el mecanismo de defensa ante el miedo del individuo, buscando mediante darwinismo social el pertenecer a una colectividad para sobrevivir.
Marco lógico 1:
“Los collas no nos quieren a los cambas, ahora como están gobernando los collas, van a intentar hacernos daño. Para proteger a mi familia y a mí debo de pertenecer a un grupo grande, porque ellos son muchos más.”
Como consecuencia de la generación de la necesidad de “pertenecer para sobrevivir al enemigo externo”, dentro del cruceño común el individuo acude a los centros de representatividad tradicionales, donde se enfrenta a un riguroso proceso de selección para verificar si se trata de un “buen cruceño”.
Marco lógico 2:
“Estamos viviendo una guerra con el andino centrismo, ellos quieren eliminar a la cultura camba y todo lo que ello representa, por ende nos agrupamos. Como medida de seguridad interna y defensa; cualquiera de nuestros integrantes debe de ser un buen cruceño, representar los valores tradicionales cruceños.”
Es entonces que se ingresa de pleno a un proceso de homogenización racial, ideológica y cultural de la sociedad cruceña como requisito preestablecido para poder pertenecer. El disciplinamiento necesario para el acatamiento fanático (de los individuos más vulnerables) de las medidas que defina cualquiera de sus instancias de representatividad (Comité Cívico).
La folklorización del camba como proyecto identitario
Producto de la estrategia del miedo en la que se apoya la retórica de los hoy dueños de la identidad cruceña hemos experimentado un retroceso social en cuanto al entendimiento del qué es ser “camba”, aferrándose de manera fanática a la idealización de la Santa Cruz de antaño, planteándola en contraposición con la evolución natural de cualquier sociedad hacia su pertenencia al mundo.
De manera adaptable los autonombrados líderes cruceños plantean una apertura financiera hacia el mundo (se levante cupos de exportación, liberación de aranceles, búsqueda de nuevos mercados), al tiempo que infunden el miedo en la población, azuzándoles al rechazo de lo diferente, al progreso en materia social y cultural ante una falsa defensa de las tradiciones y cultura camba.
Es urgente y necesaria la disputa dialéctica, política y cultural de la “cruceñidad”, creada desde una visión oportunista y sesgada de la realidad y composición histórica de la identidad cruceña; hacia una cruceñidad que verdaderamente represente la composición de la sociedad local, marco conceptual del que podamos formar parte todas y todos los cambas.
Una identidad inclusiva, plural y moderna no significa, ni mucho menos supone, un riesgo para la continuidad, transmisión y prevalencia de la cultura camba, pudiendo refutarse con cientos de ejemplos a nivel mundial: Uno de ellos la cultura japonesa, con un altísimo grado de desarrollo tecnológico, científico técnico, cultural, social y político, pero que a la vez conserva fuertes raíces culturales sin la necesidad de caer en la folklorización simplista.
Es deber de la intelectualidad cruceña el combatir los discursos de miedo de manera frontal, generar opinión pública que instale el debate de la necesidad urgente de avanzar como pueblo, como identidad y como sociedad. Además de denunciar a aquellos peligrosísimos líderes que en búsqueda del beneficio personal y conservación de sus privilegios costumbristas de casta incitan a la población al rechazo de lo diferente.
- https://eldeber.com.bo/edicion-impresa/santa-cruz-es-el-departamento-que-mas-crece-y-la-ciudad-tiene-600-barrios-sin-regularizar_246948
- https://eldeber.com.bo/santa-cruz/la-migracion-interna-pone-los-ojos-en-el-departamento-cruceno-a-pesar-de-la-crisis_284878
- https://www.santacruz.gob.bo/sites/default/files/informe-economico-2022SH.pdf
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