junio 13, 2025

La política salarial en Bolivia

La política económica desde 1985 respondía más allá de ser solo un programa dirigido a frenar la inflación, dado que se implantaron reformas estructurales de significativa magnitud, diseñadas a la par del Consenso de Washington para abrir discriminadamente los mercados, tanto de bienes, de trabajo, de crédito y dinero; políticas que estaban dirigidas a liquidar el modelo estatista que se había heredado desde 1952.

El gobierno neoliberal debía derrotar a la opositora organización de los trabajadores, la COB, utilizando todos los medios represivos a su alcance; sometiendo a la clase trabajadora a un programa económico que tuvo como objetivo inicial, una drástica caída de los ingresos de los trabajadores y la liquidación de los recursos de defensa del poder del sindicalismo nacional, como la huelga.

Posterior a la implementación de las medidas que impusieron, con el nefasto D:S 21060, los gobiernos neoliberales, la política salarial consistió en la contención a la mejora de los ingresos de los trabajadores. La estrategia neoliberal de someterse a los objetivos de conseguir los equilibrios macroeconómicos básicos destapó crecientemente la incapacidad para reactivar la economía y mejorar las rentas de los sectores populares, logrando el creciente desempleo y marginalidad de estos sectores.

La política de contención de los salarios estaba justificada por el temor a que los incrementos desatarían nuevamente procesos de inflación, esta amenaza se pronunciaba de forma permanente en los discursos de los hacedores de la política económica. La primera década neoliberal 1986-1995 tuvo un promedio de inflación del 19%, aspecto que nos muestra el falso discurso neoliberal. Los trabajadores fueron perdiendo capacidad adquisitiva de sus salarios en esa medida, en tanto que las compensaciones no lograban cubrir esa pérdida. Los míseros incrementos al salario no tenían ninguna relación con la pérdida permanente del poder adquisitivo del salario. La contención salarial llegó al extremo de que en los últimos años neoliberales, del 2003 al 2005, el salario mínimo se mantuvo en Bs 440 cuando la inflación llegó a un promedio del 4,5%, tres periodos en el que el salario mínimo perdió, en ese porcentaje, su capacidad adquisitiva.

El gobierno actual heredó un país con pobreza que llegaba al más del 60% de la población, una brecha de desigualdad de 128 veces entre los más ricos y lo más pobres. La crisis económica se descargaban con mayor peso sobre las poblaciones más pobres, entre ellos los trabajadores. El salario mínimo se incrementó en apenas Bs.40 entre el 2001 y el 2005.

La Política salarial en el Estado Plurinacional

Desde el 2006, la política salarial cambió de rumbo, dirigida a cerrar las enormes brechas que había dejado el neoliberalismo, había que concentrarse en disminuir estas diferencias. Consecuentemente la política de los incrementos salariales se enfocó en incrementar permanentemente los salarios de la población trabajadora boliviana, por encima de la tasa de inflación, cuidando la sostenibilidad de variables macroeconómicas fundamentales, como el crecimiento y la inversión pública.

El acuerdo al cual arribaron entre el gobierno y la COB para el incremento a la masa salarial de los trabajadores es del 8,5% y al salario mínimo nacional del 15%, ambos incrementos están por encima de la inflación acumulada del 2014 que se cierra alrededor del 5,2%. Consecuente con la política salarial estos incrementos: recuperan la capacidad adquisitiva del salario e incrementan sus ingresos en términos reales.

Otra parte, un aspecto fundamental de la política salarial en el Estado Plurinacional es el incremento mayor al salario mínimo nacional. Este incremento del salario mínimo nacional en el periodo de gobierno de Morales (2006-2015) logró un incremento que pudo pasar de un salario mínimo nacional de Bs 440 a Bs 1.656, lo que significa un incremento nominal de 276% y de alrededor del 70% en términos reales. Consecuentemente, no sólo se trata de reposición del poder adquisitivo, sino un incremento en la capacidad adquisitiva del salario de los trabajadores. En cuadro 1 nos demuestra lo afirmado en párrafos anteriores.

(Ver cuadro en pdf adjunto en: https://www.la-epoca.com.bo/portada/1426709076/digital/#/25/zoomed) 

A esta política salarial del gobierno hay que considerar el segundo aguinaldo, que de acuerdo a cálculos, significa un incremento del 8% del salario, política que está condicionada a un crecimiento del PIB que pase el 4,5%, es un ingreso al esfuerzo de los trabajadores de los sectores productivos que llega a los otros sectores de la economía.

Estamos en una ruta de cerrar las brechas entre ingresos altos y los más bajos tanto a nivel interno como con los vecinos de la región. A nivel interno la gráfica 1 nos demuestra que (Ver gráfico).

(Ver gráfico en pdf adjunto en: https://www.la-epoca.com.bo/portada/1426709076/digital/#/25/zoomed) 

La brecha entre los ingresos más bajos y más altos en el 2005 era de 128 veces, por cada 1.-Bs que recibían los más pobres, los más ricos recibían 128.-Bs. Esta brecha disminuyó a una diferencia de 42 veces, a nivel nacional.

En cuanto a la comparación de salarios mínimos con los países de la región, las distancias que nos diferenciaban en el 2006 están disminuyendo permanentemente hasta el 2015, como muestra el cuadro 2.

(Ver cuadro en pdf adjunto en: https://www.la-epoca.com.bo/portada/1426709076/digital/#/25/zoomed)

El cuadro 2 nos demuestra que la diferencia en salarios mínimos con la Argentina era de 4,9 veces en el 2006, el 2014 estrechamos la diferencia a 2,5 veces. Las diferencias con el resto de países se ven claramente en el cuadro. El incremento del 15% para el 2015 nos permitirá disminuir las diferencias.

Sin embargo es importante resaltar que la primera medida de ingresos, fue aquella que el Presidente Morales decidió en enero del 2006, cuando se rebajó su ingreso, como presidente del país a más de la mitad de los que ganaban sus inmediatos antecesores. Esa medida no solo es de austeridad sino de militancia revolucionaria.

* Docente investigador titular de la UMSA, miembro de la “Red Boliviana de Economía Crítica”

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